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domingo, 14 de julio de 2013

Comentario sobre: "El hoyo que nos dejó la desaparición de Elba Esther"

Comentarios al artículo de Blanca Heredia, publicado el 12 de julio de 2013 en la Razón, titulado "El hoyo que nos dejó la desaparición de Elba Esther"
Síntesis del artículo:
Era el resumen completo del rompecabezas siniestro detrás de nuestro desastre educativo. El símbolo más elocuente posible de todos los vicios y de todas las deformidades de esa cosa que seguimos llamando sistema educativo. No hacía falta explicar mucho, bastaba mencionar su nombre, mostrar su foto o contar 2 o 3 anécdotas de sus últimas andanzas, para que el repudio en contra de todo lo que ella representaba, aflorase casi mágicamente.

OPINIÓN completa en:
http://razon.com.mx/spip.php?page=columnista&id_article=180483


Comentario de Juan Carlos Palafox Pérez de Salazar:

Jajaja... que ni qué era necesaria la salida de la Maestra Gordillo, pero eso de impensable, quizá para quienes no peinan canas pudo serlo. No haber previsto su caida, era tanto como desconocer como se las gasta el PRI. Su salida la anticipabamos en una nota del 2 de noviembre pasado que ustedes pueden leer en http://jcpps.blogspot.com/2012/11/breve-comentario-lo-expresado-por.html
Pero lo que me causa risa, es la ingenuidad de muchos que pensaron que su salida era el anuncio de mejoras en automático de un sistema educativo de la complejidad y dimensión del mexicano, eso solo denota ignorancia. Y es que esta ingenuidad invita al menos a sonreir cuando vemos como los que pensaron que la salida de Gordillo sería el "punto de partida" para la mejora educativa, ahora parecen como los boxeadores en práctica, cuando hacen los llamados "raunds de sombra", en los cuales parecen tirar golpes a un enemigo imaginario.
Muchos de los pseudocriticos "entendidos" del sistema educativo mostraron con esto su calidad de auténticos "villamelones", se quedaron sin enemigo al frente, se les acabó el discurso y ahora no saben a donde apuntar sus golpes, jajaja.
El sistema educativo de un país como México es un fenómeno que va más allá de una persona, es un constructo tan complejo como la sociedad misma, es cultural y estructural por naturaleza, es la única actividad humana que mueve 35 millones de mexicanas y mexicanos todos los días hábiles de la semana (al menos), de todas las semanas, de todos los meses, de todos los años escolares ha ocuparse física y mentalmente al menos 5 horas diarias durante gran parte de sus vidas, con la solo idea de hacerse mejores.
Lo de la Maestra fue un espejismo que sirvió para darnos cuenta quienes en verdad conoce de educación con argumentos de fondo y no coyunturales, quienes entienden la educación como un problema sistémico y quienes lo vieron tan simple como una persona.
Ya pronto se publicarán los resultados de PISA 2012 (a fines de este 2013) y me atrevo a predecir que lastimosamente todos podremos constatar que México seguirá en el último o penúltimo lugar de los paises de la OCDE, con o sin Elba Esther, con o sin Pacto por México, con o sin Reforma Educativa, lugar donde invariablemente aparecerá en el futuro si las condiciones de pobreza e innequidad generales del país no cambian, porque la educación es mucho más que una persona, por más poderosa, mezquina, corrupta o equivocada que esta sea. Que ingenuidad!!!

jueves, 11 de julio de 2013

La Capacitación Docente y La Evaluación Educativa (ENLACE), un vínculo ineludible, pero ignorado a nivel práctico

Artículo publicado en el número uno de la publicación "Todo Aquí Querétaro", pp 4-7, julio de 2013

La Capacitación Docente y La Evaluación Educativa (ENLACE), un vínculo ineludible, pero ignorado a nivel práctico.[1]

En los últimos cincuenta años, México como también en el resto de los países de América Latina, y poco antes en los países más desarrollados, han cambiado las prioridades educativas de temas netamente relacionados con la expansión y el sostenimiento de la cobertura de los servicios educativos, a temas más relacionados con la calidad y equidad educativas.
Como parte de ello, en la región y en nuestro país hemos asistido a la constitución de entidades exclusivamente dedicadas al tema de la evaluación de la calidad de la educación, tales como el Laboratorio Latinoamericano de Evaluación de la Calidad de la Educación LLECE[2] y en México el Instituto Nacional para la Evaluación de la Calidad de la Educación (INEE-2003).En el ámbito internacional se ha dado un importante auge a distintas instancias, como son la IEA[3] y los estudios especializados de la OCDE[4] como es el caso de PISA[5], que en su última versión aglutina además de los 34 países que conforman la OCDE (México y Chile entre ellos -mi patria y mi país de residencia respectivamente-), otros 31 países más de distintas regiones del planeta.
Adicionalmente en el caso mexicano, es de hacer notar que a partir del año 2006 la Secretaría de Educación Pública instrumenta un modelo nacional de evaluación educativa denominado ENLACE[6], el cual pretende mediante la aplicación censal de pruebas estandarizadas a alumnos de 3º a 6º de primaria, todos los grados de secundaria y el último grado de bachillerato, en comprensión lectora y matemáticas a todos y otras disciplinas según el grado,desarrollar indicadores válidos que den cuenta de la calidad de la educación mexicana, con posibilidad de ofrecer información desagregada y comparable entre los distintos niveles de gestión del sistema educativo, desde el nivel nacional, hasta el nivel de los mismos alumnos a los cuales les son aplicados los instrumentos de evaluación correspondientes, pasando por distintos ámbitos, tales como, el político-geográfico del país a nivel estatal, municipal y de localidad, o de gestión escolar, como lo son los sectores, zonas escolares, las escuelas y sus grupos, hasta llegar como ya se dijo a los mismos alumnos que sustentan dichas pruebas estandarizadas.
Más allá de las críticas y contradicciones que supone un instrumento estandarizado de esta naturaleza, sustentadas en que la mayoría de las investigaciones rigurosas y serias en todo el mundo, reconocen que en países de alta diferenciación e inequidad social como México, existen un conjunto importante de factores extraescolares que impactan de manera importante los rendimientos educativos-dentro de los que destacanlas condiciones de inequidad en que se da el hecho educativo y los diferentes nivel sociocultural de las familias-, en mayor medida que la propia intencionalidad del sistema mismo, lo que tira por tierra las declaraciones desafortunadas de algunos actores que sostienen que algunas modalidades educativas, sectores sociales, entidades geográfico políticas, tipos de escuelas, etc., tienen “un mejor rendimiento que otras per se”, como por ejemplo, que la escuela privada es mejor que la escuela pública o que las escuelas urbanas son mejores que las rurales o que las escuelas “hispanas” son mejores que las escuelas indígenas o que las secundarias generales son mejores que las telesecundarias, etc., se hace necesario reconocer su utilidad implícita y el potencial que estos esfuerzos evaluativos tienen en sí, antes de pensar en eliminarlos solo porque las autoridades que precedieron a las actuales no les dio tiempo de hacer un uso racional ellos.
Hablo de las bases de datos de ENLACE, Estadísticas Continuas 911 y catálogos de integración territorial e índice de marginación del INEGI, los cuales desde ya permiten construir una nueva escala de resultados educativos, que refleje el Índice de Esfuerzo Escolar IEE[7] implícito en cada nivel de desagregación posible, como una forma de reconocerle, más allá de las diferencias socio culturales de las familias de los alumnos que participan de los distintos servicios educativos, diferenciando así entre los mayores puntajes y los mejores puntajes.
Con independencia de volver al tema del IEE en próximas colaboraciones y regresando al espíritu original de este texto, se hace necesario rescatar el valor implícito del esfuerzo evaluativo de ENLACE a nivel práctico y útil para los principales actores del hecho educativo, los alumnos y alumnas, los docentes y las escuelas mismas.
En este sentido la utilización racional de los resultados de ENLACE está llamada a transformarse en la piedra angular de la mejora educativa constante del quehacer de las escuelas, si, y solo si se democratiza su información y se hace un uso constructivo y práctico de sus resultados.
Esta aseveración tiene sustento en que la estructura de los instrumentos aplicados por ENLACE es de base curricular, lo cual quiere decir que esta íntima y directamente relacionada con los objetivos explícitos definidos por la malla curricular de las distintas disciplinas y grados educativos en que se aplican. Esto es: existe una correlación unívoca entre los ítemes de los instrumentos de ENLACE y las competencias, habilidades y/o contenidos que los alumnos debieran aprender, incorporar o empoderarse como resultado de la acción educativa de los docentes.
El hecho mencionado en el punto anterior no es menor y si representa el verdadero sentido primigenio que debió buscar la aplicación de ENLACE desde sus inicios, ORIENTAR LA CAPACITACIÓN DE LOS DOCENTES, determinar toda la política de capacitación docente hacia aquellos puntos del currículo que no se están logrando, todo lo demás es adjetivo y no sustantivo a la prueba ENLACE.
En este sentido, aun cuando es necesario reconocer el derecho de las autoridades educativas a definir ciertos contenidos en la capacitación docente como resultado de los nuevos planes y programas de estudio, de las nuevas corrientes pedagógicas, etc., también y más importante, es que la capacitación docente respondan a la realidad educativa más concretas y cercanas a la realidad del desempeño de cada docente en particular.
Dicho lo anterior, se hace necesario como ya lo he propuesto en otros documentos[8]:
a.    Rescatar las bases de datos de ENLACE que permitan la identificación de los alumnos de cada docente y sus respuestas por item.
b.    Obtener las tablas de especificaciones de cada instrumento aplicado por ENLACE.
c.     Con la información anterior identificar:
·       Las “Debilidades de Coyuntura, DC”, relativas a la última aplicación disponible, o sea aquellos contenidos, habilidades o competencias en que los resultados de la última aplicación de ENLACE se observen los peores puntajes.
·       Las “Debilidades Típicas, DT”,relativas al total de las aplicaciones desde 2006 a la fecha,o sea aquellos contenidos, habilidades o competencias en que los resultados de todas las aplicación de ENLACE para cada docente se observen los peores puntajes.
·       Concomitante con lo anteriordefinir por área curricular evaluada por ENLACE, un cuerpo de herramientas, elementos y apoyos didácticos exitosos para la formación y capacitación de los docentes.
d.    Conformar grupos de docentes a capacitar según sus DC y sus DT.
e.    Capacitar a los docentes con programas ad hoc y no programas iguales para todos o en función de sus gustos personales, cuyo contenido puede estar compuesto de la siguiente forma:
a.    25% Objetivos definidos por la autoridad central, relativos a los contenidos que dicha autoridad desee que todos los docentes conozcan, manejen o dominen.
b.    25% Objetivos relativos a las Debilidades de Coyuntura “DC”, referidas a las áreas del currículo detectadas como deficitarias en general en la última aplicación de ENLACE, dirigidos exclusivamente a todos los docentes de una misma disciplina y grado.
c.    50% Objetivos relativos a las Debilidades de Típicas “DT”, iguales a las anteriores pero dirigidos exclusivamente a los docentes de una misma disciplina y grado cuyo alumnos históricamente muestren especial debilidad en los resultados de las pruebas de ENLACE:
f.      Revisar en las siguientes aplicaciones de ENLACE el impacto de los cursos de capacitación y ajustar aquellos cursos que no mejoren los resultados de los alumnos y por ende el desempeño docente.
Con la anterior propuesta lo que se busca es que se capacite a los docentes en aquello que los resultados de las pruebas de ENLACE demuestran que requieren y no solamente en lo que gurúes de las cúpulas administrativas se les ocurre que necesitan o lo que los mismos docentes desean, racionalizando así los vastísimos recursos que se ponen en juego para la capacitación docente y que según la investigación dura con que se cuenta, no repercuten en mejores niveles de calidad educativa.




[1]Autor: Juan Carlos Palafox Pérez de Salazar.Consultor Internacional en Planificación,      gestión y evaluación educativa.
Semblanza: Se desempeñó por más de 2 décadas en diversos cargos de la administración pública mexicana, en especial 16 años fue Director de Programación Educativa en el Distrito Federal de la SEP. Durante los últimos 20 años ha realizado actividades de consultor en diversos organismos multilaterales a nivel internacional, como el Banco Mundial, la UNESCO, el PREAL y la OEI, así como para los Ministerios de Educación y Cultura de Argentina, Bolivia, Chile, Ecuador, El Salvador, México y Uruguay. Asimismo, se ha desempeñado como consultor en el sector privado y actualmente coordina un proyecto de Cambio Climático en Chile. Ha impartido más de 100 conferencias en México y a nivel Internacional, así como, ha sido docente a nivel de maestría en varias universidades y es autor o coautor de más de 20 publicaciones en temas educativos.jcpps@hotmail.com http://jcpps.blogspot.com/
[2] El LLECE se constituye en la Ciudad de México en el año de 1994, conformado por 16 países de la región que encargan a la Oficina Regional de Educación para América Latina y el Caribe de la UNESCO (OREALC) su coordinación, así como  la ejecución del Primer y Segundo Estudio Internacional Comparativo y Explicativo sobre Lenguaje, Matemáticas y Factores Asociados al rendimiento educativo en Tercero, Cuarto y Sexto grados de Educación Básica.
[3] Asociación Internacional de Evaluación (IEA por sus siglas en inglés)
[4] Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico, OCDE.
[5] Programa Internacional para la Evaluación de Estudiantes, PISA, coordinado por la OCDE.
[6] Evaluación Nacional del Logro Académico en Centros Escolares,ENLACE.
[7] Índice a construir a partir de la diferencia entre el puntaje esperado según el nivel socio cultural de los alumnos (variable independiente en el corto plazo a las acciones del sector educativo), y los resultados realmente obtenidos en las pruebas estandarizadas tipo ENLACE, PISA o LLECE, propuesto por el autor en distintos libros y textos.
[8]Proyecto de Redimensionamiento de los resultados de ENLACE y propuesta de intervención eficaz: “Re-lectura sistemática de los resultados de ENLACE, con una perspectiva de justicia social, utilidad práctica y rigor técnico”  RE-ENLACE.

lunes, 1 de julio de 2013

Evaluación educativa. Elementos, consideraciones e interpretaciones.

Elementos, consideraciones e interpretaciones de la evaluación educativa.

Texto publicado por la Revista de Educación y Cultura AZ. pp 38 a 43 

 Juan Carlos Palafox Pérez de Salazar
Consultor internacional en
planificación, gestión y evaluación de la educación.

http://jcpps.blogspot.com    jcpps@hotmail.com

 
Antes de emitir una opinión sobre el tema de la evaluación de la educación mexicana, sus consideraciones e interpretaciones es necesario considerar ciertos elementos de entrada.
Primero, es irrenunciable e innegociable el derecho del Estado mexicano de evaluar todas y cada una de las acciones que son de su responsabilidad, sean de carácter económico, social, político, de seguridad, sustentabilidad o de cualquier otra índole que la Ley Orgánica de la Administración Pública Federal le confiera. Esto es una obligación y un derecho inalienable del Estado, nos guste o no. No es posible pensar en un Estado que no evalúe lo que hace, como tampoco es sano que una organización humana no evalúe lo que hace, para saber si va en el camino correcto o no, ante los objetivos que se plantea.
Segundo, la evaluación educativa no es un fin en sí misma, ni representa la fundación del sistema educativo mexicano, éste, deviene de muchas décadas atrás y está compuesto por diversas acumulaciones históricas, producto de varias generaciones de mexicanos y mexicanas. No se llegó al actual estado de cosas por arte de magia ni venimos de una situación mejor. Sólo por mencionar un dato, hace 100 años México tenía 80% de analfabetos y durante esos mismos 100 años hemos pasado de 15 millones de habitantes a 117 millones, esto es: 1 millón en promedio más por cada uno de estos 100 años y ahora sólo 7% ostenta esa lamentable condición. La evaluación educativa debe ser un mecanismo para mejorar la educación, y no como algunos esfuerzos evaluativos recientes, que se han trasformado en fines en sí mismos, olvidando el objetivo que pretendían (por ejemplo, se han acumulado más de 80 millones de las pruebas Evaluación Nacional del Logro Académico en Centros Escolares (enlace) y no existe evidencia de haber avanzado en algo, dato mencionado también por José Ángel Pescador en declaraciones al periódico Reforma (11-jun-2012).
Tercero, dentro de las acumulaciones históricas que componen el actual Sistema Educativo Mexicano están los legítimos derechos adquiridos de los trabajadores de la educación, nótese que escribo legítimos con cursivas, esto en función de que dichos derechos son los que responden unívocamente a las legítimas obligaciones que los trabajadores de la educación se comprometen a partir de su nombramiento. La Evaluación Educativa y de los Docentes debe reconocer irrestrictamente estos legítimos derechos, siempre y cuando se cumplan con las legítimas obligaciones contractuales que les vinculan.
Dicho desde otra perspectiva, el hecho educativo, aun cuando responde al ejercicio de un derecho humano (El derecho a la Educación, artículo 26 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos), también está delimitado por la confluencia de otro derecho humano, definido en el artículo 23 de la misma Declaración, el derecho al trabajo.
En la confluencia de estos dos derechos humanos —a la educación y al trabajo—deben determinarse los alcances y limitaciones de la evaluación educativa y, por ende, la de los docentes.
Cuarto, las terribles condiciones de inequidad social y económica que caracterizan a nuestro país hacen que el entorno y los medios en que se da el hecho educativo también se vean arrastrados a estas condiciones en las que no necesariamente se observan los apoyos y las retribuciones que compensen dichas condiciones en contextos menos favorecidos. Todo lo contrario, a entornos de mayor pobreza y rezago social corresponden condiciones educativas más precarias y limitadas, por lo que la evaluación educativa y la de los docentes deberá observar dichas inequidades.
Quinto, concomitante con el anterior elemento (condiciones del entorno y los medios educativos), está lo que podríamos llamar “la materia prima”: los alumnos mismos. Según la investigación educativa dura de todo el planeta (incluyendo el Programa Internacional para la Evaluación de Estudiantes, pisa; el Estudio de las Tendencias en Matemáticas y Ciencias, timss, y el Laboratorio Latinoamericano de Evaluación de la Calidad de la Educación, llece), generalmente la variable que más gravita en los resultados del aprendizaje en países de alta diferenciación sociocultural o inequidad como el nuestro, es el capital cultural de entrada de los alumnos, cuyo mayor “predictor” es el grado máximo promedio de educación de sus padres, por lo que no aislar el efecto del capital cultural de los alumnos en los resultados de enlace, generalmente será una forma de estigmatizar a los alumnos menos favorecidos y sobredimensionar a los más beneficiados; de profundizar las inequidades sociales existentes; y, resultará del todo injusto para los docentes, pues los resultados de alumnos con bajo capital cultural, será bajo, en comparación con los docentes cuyos alumnos tengan un capital cultural alto. 
Lo expuesto en los puntos anteriores no se resuelve por decreto o con reformas educativas cupulares, por más inteligentes y bien intencionadas que sean; se resuelve con apertura, debate, reflexión social, pero sobre todo, con honestidad y verdad. Si la autoridad no hace gala de estas cualidades, no se abre a sustentar sus modelos y sí asume una posición de poseedor de la verdad absoluta, sin aceptar la participación y el debate de altura, el proyecto de evaluación provocará desconfianzas y rechazos. Es necesario un proceso de legitimación social del desarrollo evaluativo y, con mayor razón, de legitimación por parte de la comunidad educativa.
Por otra parte, para neutralizar las distorsiones de los factores externos y de contexto en las evaluaciones educativas, técnicamente no basta con imputar a las escuelas el índice de marginalidad de las localidades elaborado por el Instituto Nacional de Estadística Geografía e Informática (inegi), ya que ni los planteles tienen condiciones consistentes con dicho índice, ni los alumnos que asisten a ellas pertenecen necesariamente al entorno donde ésta se ubica, sólo baste ejemplificar con las escuelas públicas que se hallan en barrios de alto ingreso, cuyos alumnos generalmente no pertenecen a dicho entorno, sino que habitualmente son hijos de los trabajadores de tales zonas.
Tampoco, se resuelven estas distorsiones con las pretendidas “comparaciones entre iguales” que en algún momento se propuso en la SEP, de presentar los resultados separados por control (Privadas con Privadas, Públicas con Públicas) o por modalidad (Secundarias Generales con Generales, Técnicas con Técnicas, Telesecundarias con Telesecundarias, Indígenas con Indígenas, etc.), ya que esto tendería a ahondar aún más la inequidad y soslayarla, como también a “maquillar” la obligación del Estado Mexicano de garantizar una misma calidad educativa en cada nivel educativo sin importar controles o modalidades.  
Se requiere la construcción del Índice de Esfuerzo Escolar (iee),[1] que considere para cada alumno, el entorno y su capital cultural de entrada. Índice que no representa una complicación técnica importante, pero que lastimosamente en el pasado la Secretaría de Educación Pública (sep) o el Instituto Nacional de Evaluación Educativa (inee) —responsables de las evaluaciones educativas— han asumido una actitud poco creadora o “temerosa” para proponer innovaciones propias y han preferido copiar lo que los países del “norte” hacen —naciones cuyas realidades y necesidades nada tienen que ver con las nuestras—, u optan por sólo usar los resultados brutos.
Llegados a este punto, conviene hacer una acotación al respecto de las críticas a las evaluaciones educativas. Si bien es importante considerar las condiciones en que se da el hecho educativo y las diferencias de entrada de los alumnos en las evaluaciones educativas, a efectos de no comparar “peras con manzanas”, también es cierto que a partir de esta consideración se cuestiona la evaluación con argumentos del todo equivocados, simplistas e invalidantes de todo esfuerzo evaluativo. A partir de lo anterior se hace necesario salir al paso, para aclarar algunos puntos.
La medición de los aprendizajes es a la educación lo que el metro es a la longitud. Es un instrumento de medida y sólo eso. Con esto lo que quiero decir —ejemplificando—, es que no importa que uno sea de estatura baja o muy alto para que sea legítimo usar el mismo metro para medirnos. Pensar que por tener menos de 1,50 metros de estatura debe usarse un metro distinto al que mida la altura de una persona que mida más de 2 metros es totalmente absurdo, no resiste el menor análisis y no es un argumento serio. El metro es uno y único para medir la dimensión denominada longitud, no importa si se es pequeño o grande.
Este argumento es igualmente válido para medir los rendimientos educativos, es totalmente absurdo lo que proponen algunos pseudoexpertos en educación,  como utilizar instrumentos distintos para evaluar una misma competencia, por el hecho de que las condiciones en que se da la acción educativa sea distinta o que los alumnos provengan de diferentes entornos. Hay que instrumentar procedimientos estadísticos básicos, que permitan aislar el efecto del contexto y rescatar el verdadero esfuerzo escolar o el valor agregado que la acción educativa y el alumno aporten. Lo anterior no se desdice cuando hablamos de comunidades que hablan distintas lenguas, de la misma forma que a nivel internacional, las competencias a evaluar en pisa son las mismas en todos los países, aunque varíe el idioma en que se expresan los instrumentos.
El problema no es el metro o instrumentos que se usen para medir, son los factores que se incluyen en la ecuación, la forma de interpretar las mediciones y cómo son presentados los resultados.
Para mejorar lo anterior, la propuesta es muy simple. La prueba enlace debería al menos: 1. Incorporar a la medición de los aprendizajes la ponderación de las distintas condiciones en que se da el hecho educativo en cada escuela, misma que puede rescatarse del formato 911 (o estadística educativa de inicio y fin de cursos); 2. Acompañar el instrumento de medición con entre dos a cinco preguntas adicionales, relativas a la educación de los padres de los alumnos o sobre las condiciones del hogar; 3. Medir el efecto de las distinciones recolectadas en los dos puntos anteriores en los resultados de la prueba enlace; 4. Descontar del puntaje bruto obtenido a nivel individual, el efecto citado en el punto anterior, y así reconocer el iee.
Un ejemplo de lo anterior lo he planteado en varios libros y publicaciones con respecto a los resultados de pisa y ahora lo vuelvo a presentar aquí —que no por repetido, pierde un ápice de validez y oportunidad—, para ejemplificar cómo pueden leerse de una manera más justa, objetiva y realista sus resultados, sin renunciar a los datos brutos que también son útiles para la toma de decisiones.


I.            Programa Internacional para la Evaluación de Estudiantes, Informe PISA 2009 de la OCDE.[2]



En este ranking, México se ubica en el último lugar de los países miembros de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (ocde), lo que confirma lo concluido en otras investigaciones, en tanto que si México se compara con los países de alto desarrollo, se encontrará generalmente en las últimas posiciones, mientras que cuando se incluyen países con desarrollos medios o bajos, su posición mejora de forma significativa, ubicándose en el tercer cuarto de la distribución total de pisa, incorporándose Uruguay por encima de México, y 17 países —dentro de los cuales quedan Colombia, Brasil, Argentina, Panamá y Perú— por debajo.
La mayoría de investigaciones “duras” en el mundo han demostrado que en países de alta diferenciación o inequidad social, gran parte de la variación de los puntajes se debe a las condiciones del contexto de los alumnos y posteriormente a lo que sucede en el aula, por lo que conviene analizar los resultados de pisa a la luz de algún indicador que dé cuenta de dicho contexto. Más adelante se presenta una correlación, una interpretación y un nuevo ordenamiento de los países en función del Índice de Desarrollo Humano (idh), mostrando sólo los países que cuentan con dicho índice para 2010 y destacando en el gráfico la ubicación específica de los de mayor y menor promedio, así como los latinoamericanos.

Se observa una alta correlación entre las dos variables (0,7253), lo cual da cuenta de que el desempeño escolar es un fenómeno fundamentalmente estructural, cultural, que está íntimamente relacionado con otras variables del desarrollo. La educación no es un hecho aislado que no necesariamente puede ser explicado en sí mismo, sino en su contexto. A cierto nivel de idh, es previsible determinado puntaje en investigaciones de naturaleza similar a pisa o enlace, por lo que conviene hacer un análisis de cuánto está por arriba o por debajo del puntaje previsible dado el idh de cada país, estado, municipio, sector, zona escolar, escuela, grupo o alumno, con lo cual estaremos más cerca de una evaluación más justa y realista del esfuerzo (iee), en función de su propio nivel de desarrollo. Así, tenemos el siguiente nuevo ordenamiento (incluye los países que cuentan con idh en 2010 y que participaron en pisa 2009):
Reordenamiento de países en función del iee

De la anterior tabla se puede deducir que el solo ranking que aporta pisa inicialmente puede ser interpretado de una forma más constructiva, en la cual se reconozca el verdadero esfuerzo escolar, mismo que indica lo que cada país aporta, o no, en función de su desarrollo humano concomitante a la aplicación de la prueba pisa[3] (iee).
Del nuevo ordenamiento se distinguen dos tipos de países. Uno, compuesto por aquellos cuyo rendimiento es superior al esperado (iee > 0), y el otro, con aquellos en los que es inferior al esperado (iee < 0). Se observa. entre otras cosas, que Corea del Sur, Finlandia y Nueva Zelanda, originalmente 1º, 2º y 3er lugar, pasan a ser el 5º, 4º y 18 en la nueva clasificación por iee, mientras que Turquía, que en el ranking original ocupaba el lugar 32, pasa al primer lugar del nuevo ordenamiento por iee, seguido por Indonesia, inicialmente en el lugar 44 y de Polonia, ubicado en el lugar 12.
En cuanto a los países latinoamericanos, también cambian sus posiciones. Mientras que Uruguay y Argentina bajan su ranking del 36 al 40 y del 45 al 46 respectivamente, México mejora del 37 al 33, Chile sube del 33 al 28, Brasil del 42 al 21 y Colombia del 40 al 14, con mucho el mejor país latinoamericano en función del iee.
México, que tiene un iee de -9,03, o sea 9,03 puntos en la escala de pisa por debajo de lo esperado dado su idh, además de mejorar su posición relativa en el ranking inicial de pisa 2009, se ubica por encima de países de la ocde como España, Estados Unidos, Irlanda, Luxemburgo, Australia y Noruega, inicialmente colocados en mejor posición, así como de Uruguay.
Con este ejemplo, lo que se busca es poner en el centro del debate que los rankings de cifras “llanas”, sin contextualizar, son útiles pero no suficientes e inducen a falsas apreciaciones y equívocos en los juicios de valor acerca de la calidad educativa que pretenden definir, ya que no es lo mismo los mayores puntajes, que los mejores puntajes, hecho aparentemente ininteligible para los detractores de la educación mexicana tan en boga hoy día.
Cuando el análisis se hace entre poblaciones iguales en cuanto a su nivel socio-cultural, el orden cambia sustantivamente. Error de apreciación que desgraciadamente se da desde el ámbito de las naciones, hasta el microcosmos de la comparación entre estados, escuelas, salones de clases y de los alumnos mismos, al compararlos únicamente por los puntajes llanos sin contextualizar, lo que lleva a considerar que algunas modalidades, tipos o localizaciones educativas sean mejores que otras per se (por ejemplo: secundarias generales en contraposición de las telesecundarias, escuelas privadas en comparación con escuelas públicas, urbanas con relación a las rurales o indígenas, etcétera), cuando en la realidad lo que sucede es que están en contextos distintos y atienden a poblaciones con diferentes capitales culturales.
En síntesis, la evaluación educativa es necesaria, quizá indispensable, pero de ninguna manera es justificable tratar de hacernos un “traje a la medida” para ocultar debilidades, como tampoco lo es hacer juicios de valor a partir de contextos distintos. Hay que hacer un uso más inteligente de las herramientas y avances que la técnica de la evaluación nos procura, para arribar a conclusiones válidas que lleven a decisiones lo más racionales posibles, en beneficio de la educación mexicana y de su mejora.




[1] Índice propuesto por el autor de este artículo en distintos textos.
[2] Escala de lectura en general, “Results: Executive Summary” The oecd Programme For International Student Assessment (pisa), http://www.oecd.org/pisa/pisaproducts/46619703.pdf, pág. 9.
[3] Es importante destacar que México es el país de la ocde con mayor porcentaje de estudiantes cuyo índice de entorno económico, social y cultural es menor que -1, con 58,2%, seguido por Turquía (58,0%) y Chile (37,2%). pisa 2009 Mensajes Clave para México, http://www.oecd.org/dataoecd/55/9/46640394.pdf.