Una reflexión sobre el ascenso de
Donald Trump, la muerte de Fidel Castro y México.
Hola amigos y amigas, hace tiempo
que no ando por estos lares, desde entonces para acá han sucedido varias cosas
importantes, de las cuales quiero rescatar dos de ellas. Donald Trump fue
elegido presidente de los Estados Unidos de América, y por otra parte, Fidel
Castro Ruz murió a los 90 años de vida.
Ambos hechos pudieran parecer
totalmente inconexos y no relacionarse uno con otro, pero la verdad es que
tienen mucho que decirnos, sobre todo a los latinoamericanos y en especial a
los mexicanos.
A resultas del sensible
fallecimiento de Fidel, he escuchado y leído decenas de expresiones que van
desde los lamentos doloridos de quien asume que perdió casi a su propio padre,
hasta quienes festejan su muerte equiparándola con la del mismísimo Adolfo
Hitler, personaje con quien según algunos otros es comparable Donald Trump,
todo lo cual me resulta de un maniqueísmo patético, tan simple y mentiroso como
el que manifiestan quienes afirman que en la vida solo existe lo blanco y lo
negro, sin aceptar que todo se da en tonos de gris y en colores.
Empezaré por referirme a Fidel
Castro y a Cuba, partiendo por mencionar que en la isla se da la falta de
libertades, que efectivamente existen presos políticos, que alrededor de un 10%
de los cubanos viven fuera de su país, que hay un alto nivel de precariedad
económica y de consumo en su población, etcétera, todas cuestiones reales y que
deben de llevarnos a la reflexión; tan reales y motivadoras de reflexión como
que Cuba -no según Raúl ni Fidel, ni los cubanos de la Little Havana-, sino
según los datos duros de la UNICEF es el único país de América sin desnutrición
infantil, a quien declaró paraíso internacional de la infancia; que además
tiene la tasa de mortalidad infantil más baja de América; país donde desde 1961
se han graduado 130,000 médicos; donde la cantidad de alumnos por docente es de
10; que en comparación con los 200 millones de niños que en el mundo duermen en
la calle, en ese país no hay ninguno en esa condición; país que ha desarrollado
4 vacunas contra el cáncer; que el 54% de su presupuesto está dedicado a los
servicios sociales de su población; que donó para la lucha contra el Ébola 100
veces lo que donó España; que es el primer país en eliminar la transmisión de
madre a hijo del VIH; que según la Organización Mundial de la Salud su sistema
de salud es un ejemplo mundial; que en materia educativa es el que más aporta
del PIB a la educación en América; que los resultados de sus niños en pruebas
estandarizadas de rendimiento educativo aplicadas por la UNESCO, obtienen
promedios de una a dos desviaciones estándar por encima del promedio del resto
de países de América Latina (lo cual me consta de manera personal); que tiene
el mejor sistema educativo de América con resultados similares a los de
Finlandia. En síntesis, que según la ONU tiene uno de los Índices de Desarrollo
Humano más altos de américa. Y todo lo anterior, a pesar de más de 50 años del
bloqueo económico impuesto por el país más poderoso del mundo...
Ahora bien, por contra partida,
tenemos a Donald Trump, que si bien es cierto manifiesta expresiones xenófobas,
discriminatorias y vejatorias para los latinos y en especial para los
mexicanos, amenazando con expulsar de su territorio a millones de nuestros
connacionales que habitan en los EEUU de manera ilegal, igualmente es cierto que
el hecho de que millones de mexicanos vivan en los Estados Unidos es solo culpa
de nosotros y de nosotros mismos, que el gobierno de los EUA no es culpable de
que en México “no hayamos hecho la tarea”, que en México existan los niveles de
corrupción e impunidad que existen, que durante esos mismos más de medio Siglo
que Cuba ha estado bloqueada por Estados Unidos nosotros hemos permitido,
tolerado y sido incapaces de sacudirnos de gobiernos corruptos como los del PRI
(sobre todo los últimos 6) o pusilánimes, incapaces y torpes como los del PAN,
que nos han llevado a tener 50 millones de pobres, el salario mínimo más bajo
de América, más de 200 mil muertos en la última década por la “guerra” contra
el narcotráfico y la delincuencia organizada, un crecimiento económico pírrico,
etcétera.
Me imagino que sería de México si
los EEUU de la noche a la mañana nos cerrara la frontera, que no nos compren,
ni nos vendan absolutamente nada, más allá de los ridículos argumentos de
cuanto “necesita” la economía norteamericana a la fuerza de trabajo mexicana;
qué digo 50 años ¿cuantas semanas tardaríamos en desaparecer como país? si ya
así con todo el intercambio de bienes y servicios y el TLC estamos como
estamos, qué sería de nuestro querido México si nos bloquearan...
El gobierno estadounidense está
en todo su derecho de expulsar de su territorio no a todos los latinos y
mexicanos de bien, pero si a todos los delincuentes que les hacen daño, que
delinquen en aquel país y que son un lastre para su sociedad, nosotros en lugar
de quejarnos y maldecir al cielo por la llegada al poder de Trump, lo que
tenemos que hacer es “ponernos las pilas”, asumir nuestra responsabilidad,
echar a estos gobiernos corruptos a la calle, encarcelar a Javier Duarte
(Veracruz), Roberto Borge (Quintana Roo), Guillermo Padrés (Sonora), César
Duarte (Chihuahua), Ángel Aguirre (Guerrero), Fausto Vallejo (Michoacán), Jorge
Herrera Caldera (Durango), Miguel Alonso Reyes (Zacatecas), Rodrigo Medina
(Nuevo León), Egidio Torre Cantú (Tamaulipas) y Rubén Moreira (Coahuila), en
fin, debemos de hacernos cargo de nuestra indolencia ante la corrupción e
impunidad, de nuestra irresponsabilidad por votar y seguir haciéndolo por los
candidatos del PRI, PAN y PRD, somos nosotros todos los que hemos dejado por
acción o por omisión que las cosas lleguen a donde han llegado. Si en 2018
votas nuevamente por el PRI, PAN o PRD después no vale quejarse, ni criticar
“lo malo” que está Cuba, ni condenar las amenazas de Trump.