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sábado, 26 de julio de 2014

Genocidio en la franja de Gaza.

1er. comentario a la nota publicada sobre la invasión israelí a la franja de Gaza.

190 طفلاً فلسطينياً في سجون الإحتلال .. مَن سيُعيدهم إلى عائلاتهم؟

#Rage4Prisoners | #BringBackOurBoys | #LifeUnderOccupation
#Hunger4Freedom

www.ghad.ps
 (5 fotos)





MI COMENTARIO:

A lo largo de mi vida (64 años) he tenido la oportunidad de conocer a muchas personas de origen judío a quienes he estimado, querido, respetado y/o admirado por su amabilidad, bonhomía, principios y talento; de igual forma me he horrorizado por las consecuencias cruentas en contra ese pueblo durante el Holocausto cometido por el nazismo del Siglo pasado; como también he condenado los actos de terrorismo ejecutados por cualquier facción en contra de dicho pueblo y de cualquier otro en el mundo, pero todo ello de ninguna manera justifica lo que el ejercito judío hace en Palestina.
Lo que el ejercito judío realiza y su pueblo justifica con su silencio y complicidad pasiva, es un GENOCIDIO (genocidio. (Del gr. γένος, estirpe, y -cidio). 1. m. Exterminio o eliminación sistemática de un grupo social por motivo de raza, de etnia, de religión, de política o de nacionalidad. Real Academia de la Lengua), tan genocidio como el que ellos sufrieron el siglo pasado. Ningún acto terrorista de unos cuantos, por más cruento que este sea, justifica la política de EXTERMINIO que se ejerce en contra del pueblo palestino por parte del Estado Judío, negándole además su derecho básico a existir.
El odio que se genera con estos actos y que se acumula por generaciones, es probable que en algún momento encuentre una vía de escape mucho más cruenta aún y entonces no habrá forma de parar la carnicería como sucedió en el Siglo pasado.
Quiero creer que el pueblo judío tiene el talento, la inteligencia y los valores suficientes para entender que con lo que su ejercito hace, hasta el día de hoy no ha parado lo que pretende acabar y si es posible encontrar una solución más inteligente y efectiva.


2a. nota publicada:


150.000 judíos protestan en Nueva York en contra de Israël, y ni las noticias ni los periódicos han dedicado ni una sola línea sobre éste evento. 
A buen entendedor...


Foto: 150.000 judíos protestan en Nueva York en contra de Israël, y ni las noticias ni los periódicos han dedicado ni una sola línea sobre éste evento. 
A buen entendedor...


MI COMENTARIO:


Bravo, sabía que en el pueblo judío hay cabida a la lucidez, el sentido común y la voluntad de oponerse a la estupidez de los gobernantes y ejército israelí...




3a. Nota:


MI COMENTARIO:
Solo para normar criterio vale la pena leer otro punto de vista de lo que piensan algunos sectores de la población judía sobre lo que el Estado Israelí está haciendo en Palestina...

http://www.publico.es/internacional/189928/rebelion-judia-contra-el-ataque-de-israel

miércoles, 14 de mayo de 2014

Comentario al artículo "PISA bajo la LUPA"

Este comentario lo hago a raíz del artículo del 12 de mayo de Eduardo Andere publicado en  EF Educación Futura

http://www.educacionfutura.org/pisa-bajo-la-lupa/?fb_comment_id=fbc_468699136594477_469321196532271_469321196532271#f2e423e1d

Comentario de Juan Carlos Palafox Pérez de Salazar:

Si bien suscribo en lo general lo dicho por este artículo, me parece que hay que hacer algunas precisiones que de no hacerse solo provocan lo mismo que se quiere denunciar, la demonización de los fenómenos, sin reconocer ni la realidad ni lo que aunque imperfectamente, se puede obtener de ella.

Este artículo y por extensión debo suponer que la carta de los “connotados” expertos en educación, solo viene a ratificar lo que hemos expresado desde hace muchos años en distintos libros, ensayos y artículos publicados en México y en otras latitudes: La OCDE no tiene por objeto de trabajo LA EDUCACIÓN, ni existe evidencia de ninguna especie en toda la investigación seria y dura a nivel mundial de que sus dichos, consejos, directrices y estudios educativos hayan servido para mejorar la educación de ningún país en todo el planeta. Eso es así y reitero que junto con muchos otros preocupados por la educación, lo hemos denunciado desde hace ya muchos años.


Igualmente en reiterados documentos públicos hemos denunciado que el énfasis de las pruebas PISA se circunscribe tan solo a ciertos aspectos de la educación que dicen relación con la lecto-escritura, el cálculo básico y la utilización de conceptos básicos de las ciencias, dejando fuera los aspectos más finos, trascendentes e importantes de lo que debe ser una educación de calidad, como es su dimensión axiológica, el desarrollo armónico de la persona humana y el cuidado del medio ambiente, por decir lo menos.


Finalmente, y tan solo por nombrar los aspectos más educativos de este debate y dejar de lado las interpretaciones económicas que hace este artículo, que como preocupado por la educación no me compete discutir, so pena de caer en el mismo error que la OCDE, al meterme en lo que no se, también he hecho innumerables denuncias de que los rankings que enfatiza la OCDE o que más son publicitados -intencionadamente o no-, priorizan los resultados brutos, sin contextualizar, lo cual según toda la investigación mundial sobre factores asociados al rendimiento escolar de que se dispone, indica que son sesgados por las diferencias socioeconómicas de los sustentantes y por las condiciones de su entorno, por lo que reflejan más que otra cosa, dichas diferencias, y no el verdadero esfuerzo educativo puesto en juego por los educandos, los profesores y los sistemas educativos de los países. De hecho he propuesto igualmente en muchos textos la creación de un Índice de Esfuerzo Escolar, el cual elimine de los rankings brutos estas diferencias y muestre lo que en verdad se hace dentro del aula.


Ahora bien, partiendo de que efectivamente las pruebas PISA son discutibles, observan aspectos negativos y tienen sesgos perversos, y que la OCDE efectivamente se entromete en temas que no le son de su ámbito de competencia, también es cierto que no todo es tan malo, ni debe de cancelarse -como se propone- el ejercicio de las pruebas PISA de 2015, como tampoco debe suspenderse en el caso de México la aplicación de las pruebas ENLACE, mismas que adolecen de algunos de los mismos defectos antes citados, lo que debe hacerse, es darles su exacta dimensión, desmitificarles y utilizarles más racionalmente. Por tanto: 

  1. Se me hace una verdadera exageración decir que las pruebas PISA “ha aumentado aún más el nivel de estrés de las escuelas lo que pone en peligro el bienestar de estudiantes y maestros.” POR FAVOR!!! Las pruebas PISA se aplican a una muestra de alumnos y escuelas sumamente pequeñas, no más de 40 mil alumnos en los países que como México desean tener datos a nivel de provincia o estado, el grueso de los alumnos y las escuelas secundarias y de educación media superior no tienen nada que ver con ellas. Seamos serios en nuestros planteamientos, no serlo, lo único que logra es que nuestras posiciones críticas pierdan sensatez y no sean tomadas en cuenta. 
  2. Si bien es cierto las pruebas PISA ven solo unos pocos aspectos del espectro educativo, no por no ver el total dejan de tener validez en lo que si observan, ni mucho menos podemos esperarnos a que se desarrollen mecanismos de aplicación masiva e intercultural para los demás aspectos de la educación, para valorar y usar lo que si aporta PISA. En los más de 25 años que me he dedicado a la investigación de los factores asociados al rendimiento educativo, he sido testigo que el prurito perfeccionista de los “expertos” en educación, ha sido uno de los principales obstáculos que ha tenido la investigación educativa para avanzar, y es por culpa de ello igualmente, que otras entidades (Banco Mundial en los 90’s y ahora la OCDE) han venido a invadir estos campos ante la lentitud de respuesta de los investigadores educativos y/o su negativa a avanzar. Esto me recuerda una vieja frase popular que versa así: “El peor enemigo de lo bueno, es lo perfecto”, la cual yo he dado en completar diciendo “que dicho sea de paso, no existe”. Es cierto que las pruebas PISA son reduccionistas, parciales y limitadas, eso es tan evidente como una “catedral”, pero igualmente es cierto que una “torre”, un “campanario”, un “púlpito” es parte de una “catedral” y es dable emitir juicios de valor a cerca de ellos en sí mismos, lo que no es válido es juzgar toda la “catedral” por solo alguna o algunas de sus partes, como se hace actualmente por parte de PISA con la educación, al diagnosticar el todo, por solo unas de sus partes. Lo que se debe hacer es enfatizar la parcialidad del diagnóstico, pero por ningún motivo renunciar a él, hacerlo, sería tanto como negarnos al uso del termómetro, o del estetoscopio o de las pruebas clínicas de sangre, etc, para reconocer algunos indicadores útiles que nos permitan posteriormente junto con otras informaciones arribar a conclusiones sobre nuestro estado de salud.
  3. Compete a las áreas educativas explicar, traducir, contextualizar y delimitar los resultados de PISA o de ENLACE o los que sean, a su verdadera dimensión y representatividad y no ser testigos pasivos de algo que les corresponde a ellos por ley. La OCDE no es un supra gobierno que esté por encima de los países, sino que es un organismo multilateral, que depende de lo que sus miembros deciden, aceptan o acuerdan, pero no es autónomo ni sus designios son inapelables, ni mucho menos obligatorios para sus miembros, sino en la medida que ellos lo aceptan así y en ese sentido si México ha aceptado pertenecer a la OCDE, es que ha aceptado participar de sus distintas iniciativas y proyectos, todo lo cual va más allá de las pruebas PISA por sí mismas, sino que es algo más trascendente. 
En síntesis, reitero que suscribo en lo general lo dicho por este artículo, en cuanto a las deficiencias que acusan las pruebas PISA, me parece que hay que tamizar su verdadera importancia, releer sus datos a la luz del impacto de los factores de contexto que les determinan y aprovechar lo aprovechable que de ellas derivan. Pero de ninguna manera estaría de acuerdo en caer en el juego de eliminarles por eliminarles o de postergarles hasta que existan las “perfectas”, eso solo es hacerle el juego a quienes buscan evitar dar cuentas de lo que se hace, con el pretexto de que no reflejan todo lo que significa el fenómeno educativo, cuestión que como hemos apuntado, nunca se logrará. Es mejor tener una actitud proactiva a este respecto, sacar todo el provecho que se pueda sacar de estos ejercicios, no perder la secuencia iniciada, mejorar y complementar sus parámetros, pero sobre todo avanzar y no retroceder.

domingo, 11 de mayo de 2014

Comentario a la noticia "Nigeria: la angustia de los padres de las niñas secuestradas"

http://www.bbc.co.uk/mundo/video_fotos/2014/05/140507_video_nigeria_familiares_ninas_secuestradas_escuela-pea.shtml

Comentario de Juan Carlos Palafox Pérez de Salazar.

He leído con horror la noticia del secuestro de más de 200 jovencitas en Nigeria por la secta radical islámica Boko Haram, y más allá de todo lo reprobable que tiene este acto aberrante y de las diversas manifestaciones que distintos líderes mundiales han expresado al respecto, yo me pregunto dónde están los representantes y líderes espirituales de las distintas ramas del Islam -Sunismo, Chiismo, Sufismo, Jariyismo o las que de ellas deriven-. Qué tienen que decir ellos al respecto. El silencio y opacidad es en definitiva complicidad. Sé que debe haber muchos intereses involucrados en Nigeria, país africano de importantes riquezas naturales en disputa por las grandes potencias, consorcios y por los mismos nigerianos, pero este acto es absolutamente reprobable, absurdo, monstruoso y solo pone en evidencia la parte más ruin y vergonzante de la naturaleza humana, por lo cual se hace necesario que todos y en especial todas las fuerzas vivas del Islam se desmarquen de ello y pongan por encima de toda mezquina y pírrica diferencia, el sentido profundamente humano del pensamiento de esa gran religión monoteísta y reprueben abierta y públicamente este acto.

jueves, 1 de mayo de 2014

Reformar o retroceder. Carta abierta al Secretario de Educación Pública de México, Lic. Emilio Chuayffet Chemor.

Texto publicado en el número 2 de la Revista Latinoamericanista de Fruición UBERRIMA Marzo de 2014


http://revistauberrima.com/index.php?option=com_content&view=article&id=28:reformar-o-retroceder-carta&catid=31&Itemid=114


Por Juan Carlos Palafox Pérez de Salazar*

Sería incongruente desdecirse de lo que en diversos libros y publicaciones postulamos algunos mexicanos preocupados por el devenir de la política educativa en los últimos años, en tanto la necesidad imperiosa de actuar profunda y sustantivamente en la materia como única forma de recuperar “el norte” en México. En este sentido, indicios como el peso específico que la educación tiene en el instrumento político denominado Pacto por México; el nivel constitucional dado a la llamada Reforma Educativa y sus leyes secundarias; y más pedestremente la detención policiaca con consecuencias de destitución política de la ex líder sindical Elba Esther Gordillo, dieron cuenta de una intencionalidad expresa de la administración del Presidente Enrique Peña Nieto, de asumir frontalmente este reto nacional, del todo reconocible y loable en tanto lo que conlleva en materia netamente educativa por el bien de México y de las futuras generaciones.
Ahora bien, más allá del reconocimiento antes expresado, como toda obra humana de envergadura nacional no necesariamente está exenta de omisiones, errores o en ocasiones verdaderos desatinos, y en este sentido, se hace necesario referirnos a varios de ellos que por su trascendencia pudieran dar al traste con las buenas intenciones antes aludidas.

En primer término conviene mencionar un aspecto que por su centralidad y naturaleza fundamentalmente educativa es insoslayable. Me refiero a la ausencia en los tres elementos de política –citados en el primer párrafo de este escrito–, de las dos dimensiones que identifican el qué y el cómo de toda acción educativa según toda la teoría desarrollada hasta este momento en el tema, la Pedagogía y la Didáctica, su Leitmotiv. En este sentido, las posteriores acciones que deriven de la Reforma Constitucional deberán de buscar la forma de explicitar con toda precisión los aspectos pedagógicos y didácticos que se pretenden mejorar con ella, ya que de no trascender en ellos, la Reforma será solo una Reforma Administrativa y/o Laboral, condenada como las anteriores a logros acotados a esos ámbitos, sin repercusiones en los niveles de calidad de la educación. Dicho coloquialmente, será una reforma de “más de lo mismo” desde el punto de vista de qué se enseña –la pedagogía– y de cómo se enseña –la didáctica–, vicio muy común en nuestros países cuando las acciones que se proponen en este tipo de reformas son las que derivan de organismos cuya especialidad no es, ni ha sido nunca, la educación, llámese Banco Mundial –reformas ejecutadas en los años noventa– o las actualmente derivadas de las recomendaciones de la OCDE, organismo experto como sus siglas lo postulan en el “Desarrollo Económico” y no en educación, que dicho sea de paso, no existe evidencia empírica alguna en el planeta que sus dichos o recomendaciones hayan elevado la calidad educativa de país alguno.

En segundo término, la Fracción IX del nuevo Artículo 3º Constitucional, indica con toda claridad: “Para garantizar la prestación de servicios educativos de calidad, se crea el Sistema Nacional de Evaluación Educativa…”. Esta expresión es una verdadera exageración, que debe ser acotada a su verdadera dimensión e implícita responsabilidad, ya que no existe experiencia alguna en el mundo que indique que la creación de un Sistema o Institución de Evaluación Educativa –sea cual sea su modalidad de gestión, organización, nivel jerárquico, cobertura, dependencia administrativa o lo que sea–, haya garantizado la prestación de servicios educativos de calidad. A un sistema de evaluación corresponde la responsabilidad de medir, definir, diagnosticar, evaluar, emitir juicios, declarar, recomendar o hasta denunciar el estado de situación, incluso el futuro previsible de los servicios educativos, pero en ningún caso garantizar su calidad; esto corresponde única y exclusivamente a la Secretaría de Educación Pública y a sus homólogas estatales, y cualquier enunciado que responsabilice a otra instancia es solo retórica sin sustento alguno en la experiencia mundial; por tal motivo se hace indispensable delimitar la exacta responsabilidad del Sistema Nacional de Evaluación Educativa a lo que le corresponde, a fin de evitar generar expectativas que desde ya, se sabe que no podrá cumplir por sí mismo.

Concomitante con lo anterior a últimas fechas han aparecido en distintos medios de comunicación declaraciones atribuidas al Secretario de Educación Pública, en el sentido de que existe la posibilidad de que las pruebas de ENLACE puedan ser eliminadas en el futuro. Renunciar a este ejercicio de evaluación, a lo que ha significado la aplicación de más de 100 millones de pruebas, a la información ahí contenida y a la que puede incorporarse con sucesivas aplicaciones, sería una verdadera “estupidez”, con perdón de la palabra. El hecho de que la complejidad de la aplicación, el inmenso volumen que el operativo en sí significa, las fugas de información y la falta de explotación racional de esta información en el pasado, pudieran justificar la eliminación de este esfuerzo evaluativo a los ojos del sentido común, eliminarlo sería un verdadero despropósito, disparate, desatino, insensatez o hasta se podría catalogar como esquizofrenia del sistema; sería tanto como tirar a la basura más de $1,000 millones de dólares –suponiendo conservadoramente un costo mínimo de 10 dólares por prueba diseñada, aplicada y procesada– (costo que incluye la investigación asociada al diseño del modelo de evaluación implícito, los ítemes, las pruebas, sus sistemas de seguridad, su reproducción, su transporte, la capacitación de los aplicadores, sus honorarios, el proceso de su información, el análisis de sus resultados, el diseño de la publicación de resultados, su publicación en sí, los sueldos y salarios de toda la estructura educativa, etc.). No es posible que una inversión de esta magnitud se deseche “así nomás”. Más bien lo que se hace necesario, es que se reoriente, se redirija y se pongan los señores del área de evaluación de la SEP y del INEE a trabajar y a optimizar el uso y explotación de esta basta y riquísima información acumulada y por acumular, como elemento de juicio para informar, evaluar y hasta denunciar el estado real de la educación mexicana y sobre todo para apoyar directamente la mejora educativa del país, pero por ningún motivo tirar a la basura todo el bagaje de información recabada; si es necesario, lo que debiera revisarse y en su caso cambiar, es el cuerpo de funcionarios que no han sabido hacer una utilización racional de este esfuerzo faraónico de todo el sistema educativo nacional, en ellos cabe la responsabilidad de no haberle dado el verdadero uso y valor que tiene.

Por otra parte, de persistir la prueba ENLACE en sí misma, como instrumento que implique consecuencias de las llamadas “duras” para los docentes, como elemento a considerar para determinar la permanencia o no de los docentes en sus cargos, las legislaciones o leyes secundarias de dicha Reforma deberán de hacerse cargo insoslayablemente, ya que los resultados de este instrumento (ENLACE) sin contextualizar, como ya se sabe y existe evidencia técnicamente rigurosa en todo el mundo, reflejan más las diferencias socioculturales de entrada de los alumnos y las condiciones de inequidad en que se da el hecho educativo que la acción educativa intencionada de los docentes y el esfuerzo de los alumnos. Es necesario entonces, como he manifestado en múltiples publicaciones la construcción de un Índice de Esfuerzo Escolar, el cual aísle y controle las distorsiones que generan las condiciones de inequidad y las diferencias de entrada de los alumnos, a los efectos de poder rescatar el verdadero esfuerzo realizado por los docentes y los alumnos, para así poder instalar, en primer término, un verdadero sistema de capacitación ad hoc a las necesidades reales de los docentes; un modelo de estímulos y recompensas; mecanismos de reciclamiento de competencias docentes y laborales; y en última instancia, pensar en las consecuencias duras o no permanencia laboral de los docentes. Decidirse en primera instancia por la no permanencia de los docentes a partir de los resultados “brutos” de ENLACE, antes de instrumentar un sistema racional de capacitación, apoyos y reciclamiento, es una verdadera barbaridad, que denotaría ignorancia por parte de las autoridades y atentaría contra los legítimos derechos laborales de los trabajadores de la educación.

Concomitante con lo anterior, la evidencia detectada de manipulación en la última aplicación de las pruebas de ENLACE, pone de manifiesto otra dimensión verdaderamente lamentable, que refleja una cultura: la cultura muy arraigada en México de la "tranza", de “la mordida”, de "el que no tranza, no avanza", de que "a mí no me den, póngame donde hay", del "no me doy por mal servido", etcétera, etcétera, etcétera, tan común en México. Lamentablemente nuestro país a nivel internacional dentro de las muchas cosas buenas que le distinguen, cuenta con el terrible lastre de ser un país reconocido mundialmente por su nivel de corrupción, mismo que permea todas las capas y estamentos sociales, aderezado por una impunidad que raya en lo insólito e increíble, igualmente existente desde los más altos estratos de la nación, hasta los niveles más bajos de la estructura social –a pesar de que haya una inmensa masa silenciosa que no participe de esa cultura de la corrupción y la impunidad–, cosa que en nada nos debe hacer sentir orgullosos, y sí avergonzados, que además nos ha costado demasiado como país. Por lo anterior, es que he sugerido en varios libros y publicaciones, que en México se hace necesario priorizar ciertos valores en la educación, sin demérito de todo el bagaje valórico que se pretende enseñar, transmitir, inculcar o como ahora pomposamente se dice “empoderar” en las nuevas generaciones a través de la educación, como una forma de atacar aquellos problemas que más lastiman nuestra identidad, que más envician nuestra diaria convivencia, que más indignan a nuestra sociedad –la violencia, la corrupción y la impunidad respectivamente–, como pudieran ser los valores del respeto a la vida, al estado de derecho y a la honestidad. Evitando con ello perdernos en un “mar” de intrincadas madejas de derechos y valores que acaban por ser meras declaraciones o listas a memorizar para el examen de civismo en las escuelas, pero que no tienen un significado y traducción real en los cambios de cultura que el país requiere y necesita con urgencia.

Por último, me referiré a la eliminación de la NO REPETICIÓN en los primeros grados de la educación primaria, misma que conviene analizar antes de tomar una determinación apresurada, tal cual fue su instrumentación en la administración pasada. En primer término hay que reconocer que existen experiencias más que exitosas de esta estrategia, como es el caso de Japón, Corea del Sur o Noruega, países claramente desarrollados o de países donde es menor al 3% como Islandia, Eslovenia, Taiwán, Montenegro, Reino Unido o Finlandia –misma que corresponde a los grados superiores y no a los tres primeros– o como Cuba en el entorno latinoamericano, con mucho el país con el mejor nivel educativo de todo el hemisferio occidental.

Lo anterior no es gratuito, no solo por el hecho simple de eliminar la repetición, sino que responde a fundamentos pedagógicos y hasta biológicos duros, definidos en la teoría constructivista del conocimiento, por lo que merece una reflexión más seria y profunda del tema. Lamentablemente esta estrategia educativa fue instrumentada en nuestro país –como muchas otras cosas–, copiando "en automático" y parcialmente, lo que se hace en otras latitudes o siguiendo las citadas recomendaciones de Organismos Internacionales que no son especialistas en educación. La NO REPETICIÓN, en síntesis, es el reconocimiento de que en general todos los niños son capaces de aprender todo (con contadas excepciones), pero igualmente, que no todos los niños son iguales y sus procesos de construcción de su conocimiento no se da al mismo ritmo y ni a la misma velocidad, lo cual no se resuelve haciendo repetir el año a los niños, sino dando tiempo a que dicho proceso de aprendizaje se dé durante un lapso más amplio. Adicionalmente, el proceso de NO REPETICIÓN, debe complementarse (lo cual no se hizo en el caso mexicano), por varias medidas que de no existir, entonces se hace contraproducente.

Dentro de estas podemos mencionar:

a) El acompañamiento de los alumnos durante esos tres primeros años o grados por el mismo maestro, lo cual permite al docente interiorizarse profundamente de las características educativas, físicas, psicológicas, sociales, emocionales, familiares, etc. de cada uno de sus 25 o 35 alumnos, permitiéndoles adecuar sus estrategias pedagógicas, didácticas y psicosociales a cada uno de sus alumnos, devolviendo a los docentes el antiguo rol de tutor de sus alumnos y verdaderos constructores de personas;
b) Apoyo especializado para los alumnos que los docentes detecten en ese periodo como atípicos, ya sea que presenten problemas como pueden ser de audición, de visión, de conducta, familiares, de pobreza, etc., con el objeto de atender dichas atipicidades oportunamente, nivelarlos o canalizarlos a tiempo para su atención más especializada en caso de así requerirse;
c) Fortalecimiento de las competencias psico-sociales de los docentes para la detección y manejo inicial de conflictos en esos órdenes de sus alumnos y en su entorno familiar.    

Complementariamente, la NO REPETICIÓN y el acompañamiento por ciclo de los docentes con sus alumnos, termina con la nefasta costumbre en nuestro medio (no justificada ni sustentada por ningún instrumento normativo) de fomentar los maestros especialista de grado, como si la preparación profesional y el título que les acreditan como docentes indicara “Maestro de educación básica de X grado”, costumbre que contradice el más elemental sentido común, que nos indica que como en todas las demás actividades humanas, los más aptos se canalizan a enfrentar los problemas más complejos, lo cual en la actualidad no sucede en educación, donde es costumbre que los docentes más experimentados se hacen cargo de sexto grado, el cual presenta menos dificultad que los primeros grados, donde generalmente son asignados los maestros de nuevo ingreso, los recién egresados, sin experiencia. No se trata entonces de “cargarle” la mano a unos o a otros, sino de distribuir las fortalezas o debilidades docentes homogéneamente en todos los grados y no direccionar las debilidades a los niños más pequeños y las fortalezas a los mayores.

La NO REPETICIÓN en los términos antes expuestos, y solo así, resalta –insisto– el papel de tutor antes mencionado; resarce el valor social de su función; fortalece su compromiso por sus educandos; elimina en ellos sentimientos de culpa y fracaso; coadyuva a la disminución de la deserción y rezago educativo; reduce los costos de la educación; y por ende, coadyuva a elevar los niveles de calidad de la educación nacional.

En síntesis, señor Secretario de Educación Pública, Lic. Emilio Chuayffet Chemor, reformar no significa eliminar, destruir, devastar, demoler; significa cambiar, transformar, mejorar, optimizar. Ciertamente algunas de las políticas y estrategias educativas del pasado reciente no fueron pensadas, ni instrumentadas con todo el rigor metodológico que requerían, pero tampoco es dable considerar que las mismas son totalmente absurdas, equivocadas o mal intencionadas, conviene reflexionar sobre los aspectos que de suyo son rescatables, dejando a un lado revanchismos o descalificaciones políticas, pensando siempre en el mejor interés de las nuevas generaciones. Una década de inmovilismo y retraso del país en muchos sentidos requiere de altura de miras, de una visión de estadista, de un realismo pragmático, de un sentido profundamente nacionalista y de rescatar y aprovechar todos los elementos positivos al alcance, sean estos de los adversarios políticos y de las huestes propias, so pena de que de no asumirlo así, en el corto y mediano plazo México se verá rebasado por sus pares latinoamericanos y postergado obviamente del desarrollo que como país los mexicanos merecen, tal cual ya sucede si analizamos el comportamiento en muchos indicadores de países como Brasil, Chile, Paraguay, Perú, Uruguay, etc., con mayor razón de los desarrollados, condenando a nuestra descendencia a la mediocridad, a la pobreza y el desánimo, que solo con una buena educación se podrá evitar.  

* Es consultor internacional en temas de planificación, sistemas de información y evaluación educativa en organismos como la Unesco, la OEI, el Preal y el Banco Mundial, y de los Ministerios de Educación en Argentina, Bolivia, Chile, Ecuador, El Salvador, México y Uruguay.

Ubérrima,  Año 1, Núm. 2, marzo de 2014.

sábado, 1 de marzo de 2014

Programa Sectorial de Educación 2013-2018 y el sentido de la política educativa nacional.

Artículo publicado por la Revista Educación y Cultura AZ, marzo de 2013, páginas 12 a 17.

http://www.educacionyculturaaz.com/079/079-AZMARZO2014.pdf




“El que tiene un porqué para vivir, puede soportar casi cualquier cómo”
Federico Nietzsche.[1]

Programa Sectorial de Educación 2013-2018 y el sentido de la política educativa nacional.

Autor: Juan Carlos Palafox Pérez de Salazar[2]

Introducción.
Hacer un análisis de este instrumento de política educativa nacional en un artículo de esta dimensión, se torna en extremo complejo, sobre todo si se considera que el mismo dentro de los 6 grandes objetivos que propone, se plantean 35 distintas estrategias directamente relacionadas con la educación y 3 que le son transversales, 265 líneas de acción directas y 133 transversales para su realización, por ello, es que preferí mejor hacer una reflexión acerca de su devenir histórico, el contexto previo al programa 2013-2018 y sus posibles contradicciones o riesgos.  

Marco histórico.
Quizá una de las cosas a las que estamos acostumbrados en el México contemporáneo, sea la publicación al inicio de cada sexenio o administración del Plan Nacional de Desarrollo[3], en donde se establece la rectoría del Estado en materia de desarrollo nacional y que obliga a los diferentes niveles de gobierno a presentar los programas especiales, regionales e institucionales[4], que determinarán las prioridades nacionales y orientarán las políticas públicas de los diversos sectores como el de salud, de comunicaciones, de energía, etc. dentro del cual se destaca el Programa Sectorial de Educación 2013-2018. Pero esto no siempre fue así, de hecho aun cuando desde el sexenio de Lázaro Cárdenas se presentó un primer plan sexenal, su existencia formal es apenas de poco más de 30 años. Anteriormente, no existía la obligación constitucional de formular un programa que sirviera de “norte” para la gestión de gobierno de los distintos sectores a lo largo de toda su administración.

Ahora bien, en materia educativa quizá la primera referencia de un esfuerzo así, que aun cuando su ámbito fue parcial –solo se refería a la alfabetización y la educación primaria- fue el plan de los once años, ideado por uno de los únicos dos Secretarios de Educación Pública que lo fue en dos ocasiones[5] y que además ostento el cargo de Director General de la UNESCO de 1948 a 1952, Don Jaime Torres Bodet, Plan que se planteó como una verdadera política de estado, abarcando dos periodos de gobierno, de 1958 a 1970.

Un segundo esfuerzo no legitimado normativamente como obligatorio, fue el Programa Educativo 1977-1982 elaborado por el fugaz Secretario Porfirio Muñoz Ledo (1976-1977); programa que fue retomado, reformulado y priorizado por el otro Secretario de Educación Pública que ocupó ese cargo en dos ocasiones distintas[6], Fernando Solana Morales, cuyo principal mérito como programa fue que si bien incluyó todo el espectro educativo nacional,  focalizó la acción de su gestión en 12 programas prioritarios, dentro de los cuales destacó como el número uno, el programa primaria para todos los niños, conocido como el 3PTN, que permitió generar la condiciones para la universalización de la atención de ese nivel educativo.

Con posterioridad a este último esfuerzo es que nace formalmente el Plan Nacional de Desarrollo 1983-1988[7], y derivado de él, los Programas Sectoriales, como una obligación institucional del estado mexicano al inicio de cada administración, para determinar las acciones que el gobierno federal se propone realizar.

Es así que desde entonces y hasta la fecha todas las administraciones, tanto priistas, como panistas han estado obligadas por ley a presentar estos programas y de alguna forma u otra a ceñirse a su cumplimiento más o menos riguroso, sin que necesariamente haya un seguimiento ni rendición de cuentas público efectivo de ello.

El contexto previo al programa 2013-2018.
En el caso del sector educativo, en la anterior administración (2006-2012) se da un hecho sui generis, que altera esta programación fundamentalmente en el nivel de educación básica, con la aparición de la llamada Alianza por la Educación, instrumento que de alguna manera remplaza en los hechos al Programa Sectorial de Educación en dicho nivel, que se gesta desde la representación sindical y cuenta con el beneplácito de la máxima magistratura de la nación, generando distorsiones, duplicidades y traslapes importantes en la gestión del sector, disminuyendo en forma importante la rectoría del estado y por ende la de los distintos secretarios que ocuparon la SEP en esos años, derivando todo ello en prácticas inusuales en la actual administración.

Concomitante con lo anterior se da cierto abandono de la función de gobernar que compete al estado en otras áreas de la gestión pública, que da como resultado un caldo de cultivo propicio y hasta necesario para que se geste lo que se conoce como el Pacto por México, inusual instrumento de carácter político, que mediante el consenso de las tres fuerzas políticas mayoritarias del país, PAN, PRI y PRD, busca mediante compromisos concretos retomar la rectoría del estado en diferentes áreas de la gestión pública, donde el sector educativo ocupa un lugar especial.

Con posterioridad a dicho Pacto, se de la reforma del Artículo Tercero Constitucional, la promulgación de las leyes secundarias que de ella devienen (la ley del Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación y la General del Servicio Profesional Docente), así como las modificaciones a la Ley General de Educación, que en su conjunto forman el cuerpo jurídico normativo que determina el marco dentro del cual se desarrollará toda la política educativa de la nueva administración, y en tanto no surjan nuevas modificaciones, de las subsiguientes.

Así entonces, surge el Programa Sectorial de Educación 2013-2018, instrumento técnico-programático quizá cuestionado, en tanto se le pudiera considerar un “refrito” de otros documentos político-cupulares (Pacto por México) o institucionales (la Reforma “Educativa” y sus leyes secundarias), apreciación del todo equivocada, ya que el Programa Sectorial es un instrumento de planeación de la gestión pública, que si bien está enmarcado por lo que establece la reforma educativa, define en concreto cuáles serán las estrategias y las líneas de acción que la nueva administración emprenderán para alcanzar en el tiempo los seis objetivos que se ha planteado, tales como:

Objetivo 1. Asegurar la calidad de los aprendizajes en la educación básica y la formación integral de todos los grupos de la población
Objetivo 2. Fortalecer la calidad y pertinencia de la educación media superior, superior y formación para el trabajo, a fin de que contribuyan al desarrollo de México
Objetivo 3. Asegurar mayor cobertura, inclusión y equidad educativa entre todos los grupos de la población para la construcción de una sociedad más justa
Objetivo 4. Fortalecer la práctica de actividades físicas y deportivas como un componente de la educación integral
Objetivo 5. Promover y difundir el arte y la cultura como recursos formativos privilegiados para impulsar la educación integral
Objetivo 6. Impulsar la educación científica y tecnológica como elemento indispensable para la transformación de México en una sociedad del conocimiento

Contradicciones o riesgos. 
Los objetivos antes citados tocan las preocupaciones y cometidos que -dicho sea de paso-, cualquier programa educativo nacional debe de considerar: calidad, cobertura, inclusión y equidad educativa, deporte, cultura, ciencia y tecnología, mismos que hemos visto -palabras más palabras menos- incluidos en todos y cada uno de los programas sectoriales de 1983 a la fecha (6 en poco más de 30 años), que estoy seguro que nadie en su sano juicio puede cuestionar, pero que motivan las siguientes dudas:

¿Por qué México tiene 32 millones de mexicanas y mexicanos en rezago educativo[8]?

¿Por qué en nuestro país se brinda la educación más precaria a los grupos más necesitados?

¿Por qué México obtiene puntajes inferiores a lo esperable dada su mezcla sociocultural (Índice de Desarrollo Humano) en pruebas como PISA?

Gráfico 1.


¿Por qué hemos mantenido casi el mismo nivel de desarrollo (Producto Interno Bruto per cápita GDP por sus siglas en inglés), con relación al promedio latinoamericano desde 1990?

Gráfico 2[9]


¿Por qué según el Índice Global de Competitividad 2013-2014 estamos por debajo del promedio de los países similares al nuestro (Transition 2-3), en todos sus indicadores menos en los que se relacionan directamente con la cantidad de población?

Gráfico 3[10]

En fin, que pareciera que sin demérito del aporte que el Programa Sectorial pueda hacer a una mejor y más ordenada gestión pública en materia educativa, no se entiende, porque después de 6 ejercicios continuados de este instrumento, pareciera que no se avanza, más aún cuando en el mismo periodo nos hemos sido testigos que países de nuestra región que al principio del mismo periodo sus indicadores estaban por debajo del promedio latinoamericano, hoy día, no tan solo están por encima de él, sino que también nos han rebasado y ahora ya están por encima de nosotros, caso concreto me refiero a Chile que comparativamente observa la siguiente evolución:

Gráfico 4[11]



Entonces, que pareciera que Programas van y Programas vienen, pero en la realidad ellos por sí mismos no son más que eso, instrumentos que no resuelven gran cosa per se. Pareciera que el problema de la educación no dice relación con la existencia o no de estos Programas, sino que pasa por la decisión política de avanzar, de alcanzar metas concretas que comprometan el compromiso de hacer, de aportar, de trabajar por un algo concreto, con metas específicas, con lugares comunes a donde llegar y no con entelequias tan generales que no definen nada.

En esta ocasión, el Programa no fue solo el producto de un proceso definido por Ley, el Programa fue el resultado de un proceso político y constitucional que se planteó como indispensable para avanzar, que se esgrimió como la única forma de lograr salir del marasmo y deterioro en que está el sector.

Más allá de que sigan o no los garantes originales del Pacto por México, más allá de que se incluyó dentro del proceso la remoción de obstáculos de otra índole, más allá de las distintas manifestaciones de oposición que existen a los postulados y métodos de las reformas, más allá de cualquier consideración posible, está dado todo lo que se planteaba como necesario: el Pacto por México, la Reforma Constitucional, las Leyes Secundarias, el Plan Nacional de Desarrollo, y ahora, el Programa Sectorial de Educación 2013-2018, cabe entonces esperar que al fin del sexenio México supere en forma significativa al menos los indicadores que se han mencionado, de no ser así y al final nos encontramos en el mismo lugar o en otro peor, entonces el problema no es el Programa, sino el sistema mismo. Parece que es la última oportunidad de este modelo en que venimos desde hace ya más de 25 años, la actual administración tiene el tremendo compromiso de cumplir, de lograr, de mostrar resultados reales, medibles y comparables a nivel internacional, JUGUÉMONOSLA, pero de no lograrlo, habrá entonces que pensar seriamente en cambiar el rumbo o ¿Usted qué opina?


Bibliografía.

·         DIARIO OFICIAL. Viernes 13 de diciembre de 2013. SECRETARIA DE EDUCACION PUBLICA, DECRETO por el que se aprueba el Programa Sectorial de Educación 2013-2018.
·         ONU. http://www.cinu.mx/onu/onu/
·         PISA 2012 Results in Focus. What 15-year-olds know and what they can do with what they know. http://www.oecd.org/pisa/keyfindings/pisa-2012-results-overview.pdf
·         World Economic Forum The Global Competitiveness Report. http://www.weforum.org/reports





[1] Tomado del libro “El hombre en busca de sentido” de Viktor E. Frankl (1905-1997). Herder Editorial. Edición para México. 9ª. Impresión de la edición de 2004.
[2] El autor de este texto, trabajó en la Secretaría de Educación Pública de México de 1972 a 1995 y en temas educativos para diversos organismos multilaterales de 1992 a 2012, tales como el Banco Mundial, el Banco Interamericano de Desarrollo, la Organización de la Naciones Unidas para la Educación la Ciencia y la Cultura, la UNESCO, la OEI y el PREAL, como también para los Ministerios de Educación y Cultura de Argentina, Bolivia, Chile, Ecuador, El Salvador, México y Uruguay.   jcpps@hotmail.com   y  http://jcpps.blogspot.com/
[3] En cumplimiento a lo que establece el Artículo 25 Constitucional
[4] El Artículo 21 de la Ley de Planeación
[5] De 1943 a 1946 y de 1958 a 1964.
[6] De 1977 a 1982 y de 1993 a 1994.
[7] Durante la administración de Miguel de la Madrid
[8] Adultos mayores de 15 años de edad que no han concluido su educación básica.
[10] Idem.
[11] Idem.