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lunes, 26 de noviembre de 2018

La “MAL LLAMADA” Reforma Educativa mexicana. Un debate contemporáneo provocador.

Juan Carlos Palafox Pérez de Salazar.[*]
Estudios de Magister en Educación, con mención en Evaluación Educativa, por la Universidad Metropolitana de Ciencias de la Educación de Chile.
jcpps@hotmail.com




Resumen: La “MAL LLAMADA” Reforma Educativa Mexicana, actualmente está siendo cuestionada por quienes asumirán el nuevo gobierno mexicano, misma que si bien presentó desde sus inicios algunos equívocos importantes, como la omisión de la pedagogía y la didáctica en su planteamiento inicial, presenta problemas de foco, fuerza y dimensión, así como, una evaluación que más que “punitiva”, se ha tornado perversa; igualmente presenta aspectos rescatables que se deben de reconocer y no perder. Este ensayo argumentativo, busca resaltar para el lector que no esté familiarizado con el tema, algunos de los aspectos más relevantes de esta experiencia educativa, tanto positivos como negativos.
Palabras clave: Reforma Educativa mexicana. Evaluación punitiva.


Quizá dentro de los temas que más unanimidad concitaba en la atribulada sociedad mexicana de principios de la segunda década de este siglo XXI, con independencia de los temas de inseguridad, corrupción, inequidad y pobreza, está la necesidad de que el Estado mexicano volviera a retomar la rectoría en materia educativa[2]. Rectoría qué si bien nunca ha existido en el sentido estricto, purista y absoluto de la expresión, en virtud de ser este uno de los sectores más extensos y presentes a lo largo del territorio nacional, y por ende, de los más sujetos a presión política. Presión que lastimosamente en la primera década del presente siglo, llevó a transformarle en letra de cambio para la más alta magistratura del Estado mexicano y de sus aspirantes a ocuparle, quiénes, a cambio de pírricas ganancias electorales, cedieron hasta límites insospechados su control ante las cúpulas sindicales.

Ahora bien, lo que en la actualidad hace muy sui géneris a este tema, es que a diferencia de los otros asuntos que mencione al principio del párrafo anterior, en esta cuestión si hubo cambios. De hecho, es la única que suscitó una reforma constitucional, más allá de otras reformas que la presente administración realizó, pero que no fueron temas relevantes en el colectivo social, dícese de la reforma procesal penal, la energética, la laboral, etc. No, en el caso de los temas más preocupantes para la ciudadanía, el único que adquirió la estatura de Reforma Constitucional, fue la que muchos hemos denominado la “MAL LLAMADA” o sea la Reforma Educativa. Dicho esto, entonces porque ahora suscita tanto rechazo, encono y “sombrerazos”, mismos que han llevado en los últimos días a expresiones tales como la de algún prominente diputado de la nueva mayoría parlamentaria, el cual señaló: “no quedará ni una coma de la Reforma Educativa”. Que en ambas cámaras se han presentado varios puntos de acuerdo en los que se conmina a los representantes populares para reformar o hasta derogar dicha Reforma, mientras que, por otro lado, quien ha sido designado como probable nuevo Secretario de Educación en la nueva administración que tomará posesión a partir del 1º de diciembre de 2018, también manifiesta que es necesaria una revisión profunda del tema.

Así entonces, quizá lo primero que habrá que aclarar es el porqué del término “MAL LLAMADA”. En este sentido, es prudente traer a la mesa que, quien suscribe este texto, también consideró que la Reforma Educativa no fue tal, al menos en lo concerniente al ámbito Constitucional, para lo cual invito a los lectores a consultar el texto de mi autoría denominado "Algunos apuntes para la legislación secundaria de la Reforma Educativa Mexicana" (Palafox, 2013)[3], dentro del cual vale la pena rescatar en el subtítulo de “Análisis de las omisiones del texto de la Reforma” lo que señalo como tarea a resolver, para las que después fueron las leyes secundarias: “Quizá la omisión más relevante en el texto de la Reforma Educativa es la ausencia total de dos palabras: “pedagogía” y “didáctica” —el qué y el cómo del hecho educativo, su leitmotiv—. En este sentido se deberán traducir con toda precisión los aspectos pedagógicos y didácticos que se pretenden mejorar con la Reforma, de no hacerlo, ésta sólo será administrativa y laboral.”. Esta omisión garrafal arrastró hasta nuestros días a que dicha reforma fuera y sea etiquetada como la “MAL LLAMADA”.

Ahora bien, justo es decir qué si bien es cierto todo lo anterior, también lo es que al final de la administración se trató de revertir este estigma con el llamado “Nuevo Modelo Educativo”, mismo que apenas, en este agosto de 2018, entró en su primera etapa, la cual pareciera una manifestación seria de asumir el tema pedagógico y didáctico en la reforma con amplitud de criterio e innovadoramente, pero que tristemente llega tarde, cinco años después de iniciada la “MAL LLAMADA”. Lo cual más bien pone de manifiesto cierta incongruencia de este “faraónico” esfuerzo por asumir la rectoría de la educación por parte de la administración saliente, debido a que más allá de su buena intención, lo que evidencia es algo que se puede resumir en otra de esas expresiones populares, qué como muchas de ellas, contienen tanta sabiduría, al ser un claro ejemplo de lo que se conoce como: “poner la carreta delante de los bueyes…”, sin demérito de estos nobles animales.

Afirmo que el Nuevo Modelo Educativo llega tarde, en virtud de que cualquiera “con dos dedos de frente” en temas de planificación y gestión, sabe que toda acción de reforma debe de apuntar a un referente, a un objetivo o un “norte” que guíe, ordene y aglutine en su dirección todos los esfuerzos de lo que se quiere reformar. En este caso fue al revés: primero se hacen las leyes secundarias del Servicio Profesional Docente (SPD), del Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación (INEE) y reformas a la Ley General de Educación, para años después, plantear el Nuevo Modelo Educativo.

Lo anterior, si nos refiriéramos al sector salud, podemos caricaturizarle como si primero se receta, posteriormente se compra el medicamento y más adelante se administra la medicina, para finalmente, y solo después de todo lo anterior, hacer los análisis para definir de que enfermedad se trata. Pero más allá de hipérboles, aun viendo las cosas con buena voluntad y que pudiéramos contemporizar, como consentimos en su momento con la necesidad de “dar un golpe de timón” por parte del ejecutivo federal, ante el desarreglo imperante en el manejo del sector hasta 2012[4], donde la cúpula sindical y su disidencia ya habían cooptado gran parte de la rectoría del sector educativo, se hace necesario explicar someramente a que nos referimos. La cúpula sindical institucionalmente accede a la titularidad de la Subsecretaría de Educación Básica en la persona del ex-yerno de la dirigente nacional del SNTE[5], así como a una cantidad importante de Secretarias de Educación de los estados y centenares de posiciones de la meso estructura educativa a lo largo y ancho del país. En tanto que la segunda -la disidencia sindical, la CNTE[6]-, a la sazón había logrado -aun cuando en pocas entidades federativas, si muy significativas por su pobreza y beligerancia-, acuerdos firmados por sus gobiernos locales donde se le cedió formalmente el control de la nómina magisterial (Palafox, 2012)[7]. Por lo anterior, es que el “golpe de timón” si bien fue necesario, equivocó el foco, la fuerza y la dimensión.

Quizá para muchos de los lectores que me han distinguido con su atención hasta aquí, mi última afirmación pueda parecer que no es justa o clara, razón por la cual se hace necesario diseccionar porqué me atrevo a hacer un juicio de valor tan categórico y contundente. En primer término la aparente solución equivocó el foco, porque quizá tan solo con golpear liderazgos y arrebatar controles administrativos al SNTE y a la CNTE –cosa que se hizo-, hubiese sido suficiente; pero lastimosamente no fue así, sino que sus acciones se extendieron a los docentes mismos, sometiendo a los mismos a lo que se ha dado en llamar “LA EVALUACIÓN PUNITIVA”, como si ellos hubiesen sido los culpables de que las cosas llegaran a los niveles de corrupción, desprolijidad y desaseo que llegaron. La culpa y responsabilidad fue solo, y solo, de los funcionarios públicos que abandonaron lo que les marca la Ley Orgánica de la Administración Pública Federal, en su Artículo 38, y sus homologas estatales, que les mandata como responsables de la política educativa nacional. Ellos, y solo ellos, debieron ser el foco de la acción legal, administrativa y punitiva; ellos, y solo ellos, fueron los que entregaron su función y responsabilidades a los grupos de presión, grupos que por su naturaleza son eso, grupos de presión, en tanto que los funcionarios son legalmente imputables de abandonar sus responsabilidades. Sin embargo, ningún funcionario, ninguno de todos los que entregaron la rectoría de la educación a los grupos de presión (Carlos Salinas, Ernesto Zedillo, Vicente Fox, Felipe Calderón y sus equivalentes estatales) han sido llamados a cuentas, ni se les ha levantado denuncia por abandono de funciones, ni pliego de responsabilidades, ni se les ha aplicado “EVALUACIÓN PUNITIVA” alguna. Por ello, afirmo sin temor a dudas que el “golpe de timón” si bien, fue necesario, equivocó el foco.

Este “golpe,” si bien trastocó la estructura del SNTE con el encarcelamiento de su liderazgo[8], que hasta antes de la administración de Peña Nieto no negociaba con el Director General de Recursos Humanos o de Personal de la SEP como su interlocutor natural, ni con el Oficial Mayor[9] por excepción, o con el Secretario de Educación Pública insólitamente, sino que acordaba con el mismísimo inquilino de “Los Pinos”[10]; como también despojó a la CNTE del manejo discrecional y corrupto de los nombramientos educativos en los estados bajo su influencia; sino que sometió a los docentes titulados en las escuelas normales y la Universidad Pedagógica Nacional, como a los maestros en servicio, a absurdas sesiones de evaluación de alrededor de 6 horas para saber si eran “idóneos” para ser maestros de educación básica. Razón por la cual afirmo que equivocó la fuerza.

Por último, sobre la llamada “EVALUACIÓN PUNITIVA”, me referiré a lo que declaró el Secretario de Educación Pública cuando aún era Subsecretario de Planeación de dicha dependencia (Otto Granados), en diciembre de 2017 en el Seminario “La Reforma Educativa: Avances y desafíos” promovido por el Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación (INEE), donde afirmó que hasta ese momento tan solo el 35% de la vacancia para ocupar plazas en educación obligatoria oficial, pasaba por el procedimiento de asignación desarrollado por la Coordinación Nacional del Servicio Profesional Docente (SPD); lo que implica el reconocimiento público[11] de que a 4 años de existencia de esta política, el nivel de cobertura de la misma es 65% ineficaz. Concomitante con lo anterior, el modelo del SPD es perverso, perverso en cuanto que como muchas otras políticas educativas del pasado, omitió en sus consideraciones de diseño, que el sistema educativo no es lineal, unívoco, ni sujeto a comportamientos instintivos, sino que es sistémico, multifactorial y eminentemente cultural; no lineal y si sistémico, porque no responde a relaciones directas de causa efecto, sino que una causa puede estar vinculada a múltiples efectos, o en su defecto un resultado puede ser la consecuencia de múltiples causas; por ende, tampoco es univoco y si multifactorial; como tampoco es instintivo como los actos de las demás especies, las cuales en condiciones iguales, influenciados por estímulos iguales, todos los individuos de una misma especie responden más o menos de la misma forma, en tanto que los seres humanos no cumplimos con esa premisa, sino que como dijera Ortega y Gasset, “Yo soy yo y mi circunstancia, y si no la salvo a ella no me salvo yo”, lo cual se puede entender que por más que pensemos que algo va a producir un efecto, finalmente produce otro quizá totalmente opuesto al deseado, lo cual sucedió con esta política, ya que la misma al ofrecer a los docentes que según el SPD son los más idóneos el privilegio de seleccionar la plaza que más les plazca dentro de las vacantes, lo que produjo es que los “mejores” profesores, seleccionaron las plazas ubicadas en los centros escolares mejor ubicados, donde la población representa menores dificultades; en tanto los docentes “menos idóneos”, acabaron en los centros educativos donde está la población más carenciada, la que enfrentan los mayores problemas, con lo cual solo se agudizó la inequidad educativa; razones por las cuales afirmo, que equivocó la dimensión.

Paralelamente con lo anterior, está el tema del INEE, institución que también ha sido explícitamente cuestionada por quienes son mayoría en las cámaras y próximamente gobierno en México. Cuestionamientos que la ponen en el debate político y público, desde la clara intención de desaparecerle, mutilarle, o como mínimo, desvincularle del SPD, o quizá también darle un cambio de giro que le circunscriba a un ámbito más acotado aún por definir. Así las cosas, conviene de igual forma que en el tema del SPD como parte de la “MAL LLAMADA” explicar por qué también en este caso se equivocó el foco, la fuerza y la dimensión.

En primer término, quisiera referirme a la principal diferencia que derivó de la Reforma Educativa para el INEE, es decir la de ser dotado de “AUTONOMÍA” (Palafox, 2016), que no es independencia, como algunas personas equivocadamente interpretan. El INEE, aun cuando es autónomo, no es independiente, en tanto está vinculado parcialmente a las mismas reglas, presiones e influencias que las demás dependencias de gobierno; de hecho, aun cuando pareciera que es autónomo de la Secretaría de Educación Pública, por su conformación orgánica y su legislación no lo es tanto, debido a que su máximo órgano de gobierno, (la Junta de Gobierno) es seleccionada a partir de una propuesta de candidatos que propone la Secretaría de Educación Pública (SEP), para que el titular del Ejecutivo Federal seleccione una terna por cada miembro a elegir de dicha Junta, ternas de las cuales el Senado de la República determina en definitiva por mayoría calificada[12] quien de los incluidos en la terna será el nuevo consejero, decisión que no necesariamente está exenta del “cuoteo” político, donde a cambio de otras posiciones similares que son de más interés para el ejecutivo en turno[13], son cedidas a la oposición.

Por otra parte, la autonomía del INEE está limitada en forma práctica, por la misma razón que está limitada la de todos los demás entes autónomos, el presupuesto. O sea que, en tanto el presupuesto del INEE no derive de ingresos propios, o esté anclado a un impuesto específico o por ley a un irreductible, su quehacer dependerá del monto que apruebe la Cámara de Diputados, entidad que nunca como ahora está inclinada democráticamente hacia un sector poco cercano al INEE.

Pero, más allá de estos preámbulos, volvamos al enfoque que nos ocupa, el equívoco referente al foco, fuerza y dimensión de la “MAL LLAMADA” en el caso del INEE. Con relación a lo primero, es claro que la falta claridad entre las funciones y responsabilidades del INEE y el SPD, lo que en Sudamérica coloquialmente se conoce como “El rayado de cancha”, no lo fue tanto y ha traído como consecuencia la vinculación casi unívoca del INEE con la “EVALUACIÓN PUNITIVA”, cuando el INEE está tan solo llamado por ley a ser garante de la calidad de los instrumentos que se aplican por parte de la Coordinación Nacional del Servicio Profesional Docente de la SEP, y que los procedimientos cumplan con los protocolos establecidos. Lamentablemente, ni la SEP se preocupó por deslindar al INEE de las responsabilidades del SPD, ni el propio INEE supo cómo desvincularse de ello; dicho de una manera más coloquial y apoyándonos nuevamente en la sabiduría de los dichos populares, en el colectivo social y más aún entre los docentes “tanto peca, el que mata la vaca, como el que le agarra la pata”, o como pudiera decirse en el ambiente penal “tan culpable es quien comete el crimen, como quien es su cómplice” o más suavemente, en este caso, no es posible dejar de ser corresponsable, por lo que en este tema igualmente se equivocó el foco.

En segundo lugar, el INEE nunca se manifestó públicamente ante lo absurdo, desproporcionado y agresivo de los procesos de evaluación de los docentes, los cuales, como ya comenté con anterioridad, en algunos casos se llegó en los hechos a ejercicios evaluativos de más de 6 horas de aplicación, exigencia que ni los propios candidatos a Consejeros del INEE se ven sometidos, por lo que se puede afirmar que se sobre dimensionó esta política y por tanto se equivocó la fuerza.

En tercer lugar, la Fracción IX de la Reforma Constitucional del Artículo 3º explícitamente inicia diciendo contundentemente: “Para garantizar la prestación de servicios educativos de calidad, se crea el Sistema Nacional de Evaluación Educativa…”, Fracción que además responsabiliza al INEE, como su coordinador, ¡Vaya un despropósito!! No existe evidencia alguna en el planeta que indique que la creación de un sistema o institución de evaluación educativa garantice la prestación de servicios educativos de calidad. A un sistema o institución de evaluación educativa corresponde medir, calcular, diagnosticar, evaluar, determinar, recomendar o hasta juzgar y/o denunciar el estado de situación o el futuro previsible de los servicios educativos, pero en ningún caso garantizar su calidad, esto es responsabilidad de la Secretaría de Educación Pública (SEP) y de sus homólogas estatales, de ahí que afirme que se equivocó la dimensión.

Complementario a lo anterior, es de llamar la atención que en materia de foco, fuerza y dimensión pareciera que el INEE tiene un punto ciego en su percepción de la problemática educativa. Si bien, se reconoce por propios y extraños que en cumplimiento de otra parte de la misma Fracción IX, en donde le mandata la emisión de directrices que recomienden políticas y/o estrategias (no vinculantes) para atender o solucionar los grandes problemas educativos. El INEE ha puesto su foco en problemas educativos donde se concentran poblaciones altamente marginadas de los beneficios de la educación o donde se forman los docentes o en la deserción de la educación media superior;[14] también es cierto que omiten el que quizá es el mayor o más grande de los problemas de la educación mexicana, el rezago educativo en su más elemental concepción: “la población de 15 años o más que aún no concluye su educación secundaria” (foco). Condición cuyo impacto en los indicadores tradicionales y no convencionales de la calidad educativa es de gran trascendencia, en virtud de que en primer término arrastra el indicador general de años de escolaridad promedio del país a la baja; y, en segundo término, está asociado los niveles de rendimiento educativo en las pruebas internacionales como PISA, LLECE, TALIS, TIMSS, etc., como una de las variables altamente asociadas y explicativas de los resultados que se obtienen en ellas (fuerza). Que a su vez representa alrededor de 30 millones de mexicanos y mexicanas en esta situación, cifra equivalente a casi la misma cantidad de la población total que es atendida por el sistema educativo nacional en todos sus niveles, modalidades y controles (dimensión), problemática que a cinco años de iniciada la “MAL LLAMADA” sigue presente, no ha variado substancialmente, ni ha sido objeto de recomendaciones de política por parte del INEE.

Visto todo lo anterior, sería poco objetivo, realista y honesto, no reconocer que, como toda acción en la vida, hay componentes que son rescatables, aplaudibles y qué por ningún motivo, en opinión de quien suscribe estas letras, se puede dejar de reconocer y/o renuncia a ellos.

Así, en primer término, sería una verdadera insensatez dejar de continuar los esfuerzos por recuperar para el Estado los procesos de reclutamiento, selección, contratación y promoción de maestros, directores y supervisores de las escuelas públicas, bajo el criterio básico del mérito y protegiéndolos de caer nuevamente en el clientelismo, la corrupción y los compadrazgos, pero indefectiblemente acompañándolos con estrategias que reviertan las consecuencias perversas que ya aludimos párrafos anteriores. Estrategias como la canalización de compensaciones sustantivas y apoyos didácticos etiquetados unívocamente a las plazas cuya radicación sea en las comunidades que atienden a las poblaciones más vulnerables y necesitadas, compensaciones y apoyos que les hagan más atractivas que las plazas en comunidades urbanas de mediano y alto desarrollo, y que en caso de cambio de radicación de los docentes, dichas compensaciones y apoyos se queden en las comunidades y no migren junto con los docentes que abandonan estas comunidades. Si esto no se hace, la inequidad imperante en el país continuará reproduciéndose inexorablemente en el sector educativo.

Así mismo, la evaluación del desempeño docente es valiosa y no es recomendable dejar de ejecutarla, pero por ningún motivo en sesiones maratónicas, sino racionales y dosificadas; desvinculadas de las consecuencias duras que ahora observan, reorientándolas a detectar el impacto de sus resultados con los aprendizajes de sus alumnos, como una información de invaluable riqueza para determinar los programas de actualización de docente. Hay que reconocer igualmente que la evaluación previa al ingreso como se hace ahora es una suerte de premonición, de apuesta, de predicción y está dentro de la órbita de las técnicas de la administración de personal, de la selección de personal y por ende del resorte del área de recursos humanos; haber vinculado al INEE a este proceso ha sido un tremendo desatino que dicho instituto, en ejercicio de una verdadera autonomía, jamás debió consentir en ello; lamentablemente ahora es parte del estigma que provoca las expresiones condenatorias de sus detractores.

Adicionalmente a lo anterior, tampoco es recomendable que desaparezca el INEE, ni que se le retire la autonomía, hacerlo sería un verdadero desatino, sería tanto, como si en el sector salud, se renunciara a realizarse análisis clínicos de sangre para detectar indicios de posibles enfermedades y procesos para su curación, hacerlo retrasaría al sector salud 100 años atrás, cuestión que bien puede extrapolarse al sector educativo. Ahora bien, habiendo quedado claro que desaparecer el INEE sería una verdadera barbaridad, queda por justificar porque defender su autonomía; para lo cual me referiré a dos experiencias concretas de las cuales fui testigo. A mediados de la década de los 90’s se realizó por primera vez el TIMSS[15], estudio donde México iniciaba sus primeras experiencias a nivel internacional para saber cuál era el comportamiento de nuestro sistema educativo a partir de los resultados de pruebas estandarizadas que se aplicaban en muchos países del mundo. En cuya ocasión México insólitamente se negó a que sus resultados fueran publicados a decir de las autoridades de aquellos años: “porque los procesos de aplicación no acreditaban la validez y confiabilidad de los resultados”; argumento, únicamente esgrimido por nuestro país; en la realidad lo que se hizo fue ocultar lo que todos los demás estudios internacionales y regionales posteriores han confirmado: que nuestra educación no es tan buena. Por otra parte, a finales de la misma década, y siendo quien suscribe este ensayo consultor permanente del Laboratorio Latinoamericano de Evaluación de la Calidad de la Educación (LLECE), también nuestro país trató de boicotear con los mismos argumentos, la publicación de los resultados del Primer Estudio Internacional sobre Lenguaje, Matemática y Factores Asociados que la Oficina Regional de Educación para América Latina y el Caribe había realizado con la participación de 13 países de la región; donde los resultados ni siquiera nivel de la Región eran de los mejores. Ambas experiencias son un claro ejemplo de que es necesario salvaguardar la autonomía del INEE con el objeto de garantizar que no se caiga en la simulación o en la omisión dolosa de nuestra realidad educativa para tratar de maquillar resultados y con ello que toda la sociedad mexicana ignore el estado de situación en materia educativa.

En síntesis, muchas reformas educativas se han realizado y se realizarán en el futuro en nuestra región, por lo que conviene mirar la experiencia mexicana con sus aciertos y errores, para dentro de lo posible recuperar los primeros y tratar de evitar los segundos, no hacerlo así, genera muchos desgastes innecesarios y posterga nuestro desarrollo. En educación hay que dejarse de frivolidades; ninguna acción humana es perfecta, aceptemos los errores, desatinos e incorrecciones que hasta el momento se han cometido. Como tampoco ninguna acción es totalmente imperfecta; cuidemos y rescatemos, entonces, lo bueno que hasta ahora se ha construido. No caigamos en los absolutos, es necesario una actitud madura, seria y responsable, la educación mexicana y de la región no es la más mala de las que se tiene conocimiento en el planeta, como tampoco está dentro de las mejores. De hecho, existe evidencia de qué a pesar de no ser de excelencia, la educación en nuestros países está cerca de lo esperable según el nivel general de desarrollo que tenemos (Palafox, 2017). Fortalezcámosla, cuidémosla, apoyemos lo bueno, desechemos lo malo, actuemos con la responsabilidad histórica que nos demandan las nuevas generaciones y pongamos el hombro para mejorar los actuales niveles educativos de nuestros países; las nuevas generaciones del futuro merecen nuestro mejor esfuerzo.


Bibliografía.

Gobierno de México. (2013). Diario Oficial de la Federación DOF: 26/02/2013. DECRETO por el que se reforman los artículos 3o. en sus fracciones III, VII y VIII; y 73, fracción XXV, y se adiciona un párrafo tercero, un inciso d) al párrafo segundo de la fracción II y una fracción IX al artículo 3o. de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos. Recuperado de http://www.sep.gob.mx/work/models/sep1/pdf/promulgacion_dof_26_02_13.pdf
Gobierno de México. (2013). Diario Oficial de la Federación DOF 15/06/2018. Ley Orgánica de la Administración Pública Federal. Cámara De Diputados Del H. Congreso De La Unión. Secretaría General. Secretaría de Servicios Parlamentarios. Última Reforma. Recuperado de http://www.diputados.gob.mx/LeyesBiblio/pdf/153_150618.pdf
Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia, y la Cultura (UNESCO). (1998). Primer Estudio Internacional Comparativo. Sobre Lenguaje, Matemática y Factores asociados, para alumnos del Tercer y Cuarto grado de la educación básica. Santiago, Chile: Laboratorio Latinoamericano de Evaluación de la Calidad de la Educación.
Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE). (2016a). PISA 2015 Results (Volume I): Excellence and Equity in Education.  París; Autor. doi: http://dx.doi.org/10.1787/9789264266490-en
Palafox, Juan Carlos. (2012). “La Evaluación Universal de Maestros, la efervescencia gremial, la calidad educativa y la ceguera del sector” J. C. Palafox. En la revista virtual “El Club de la Educación Virtual: Ensayos sobre educación en el contexto mexicano (Educación comparada)” Chile, pp. 74-88 2012. Recuperado de https://issuu.com/depunet/docs/depunet_febrero
Palafox, Juan Carlos. (2013). "Algunos apuntes para la legislación secundaria de la Reforma Educativa Mexicana" “Revista de Educación y Cultura, A Z”,  páginas 40 a 45. Recuperado de http://www.educacionyculturaaz.com/069/069-AZMAYO2013.pdf
Palafox, Juan Carlos. (2016). “La utopía anunciada, la autonomía del INEE”. Palafox, Juan Carlos. Revista de Educación y Cultura A Z.  PP. 32 a 35. Recuperado de http://www.educacionyculturaaz.com/064/064-AZDICIEMBRE2012.pdf
Palafox, Juan Carlos. (2018). “PISA. Análisis comparado 2000 a 2015. Indicios esperanzadores”, Revista “Voces de la Educación”. Vol.3 Núm. 5  pp. 139-169. Recuperado de https://www.revista.vocesdelaeducacion.com.mx/index.php/voces/article/view/99/83.
Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD). (2002). Human Development Report 2002. Deepening democracy in a fragmented world. New York, Oxford: Oxford University Press. Recuperado de http://hdr.undp.org/sites/default/files/reports/263/hdr_2002_en_complete.pdf
Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD). (2018). Informes de Desarrollo Humano. Recuperado de http://hdr.undp.org/en/global-reports
Real Academia Española. (2018). Diccionario de la lengua española. Recuperado de






[*]  El autor de este ensayo argumentativo, ha sido consultor internacional en temas de planificación, sistemas de información y evaluación educativa en organismos como la UNESCO, la OEI, el Preal y el Banco Mundial, y de los Ministerios de Educación y Cultura de Argentina, Bolivia, Chile, Ecuador, El Salvador, México y Uruguay; así mismo, asume la responsabilidad total por lo aquí expresado y manifiesta que no necesariamente refleja el punto de vista de organismo, institución o dependencia alguna.
[2] Conviene mencionar que el Sistema Educativo Mexicano es uno de los más grandes del mundo, que según las cifras publicadas por el Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación (INEE) en “El Panorama Educativo de México 2017”, lo integran 36,604,251 alumnos, 1,945,365 docentes y 254,430 planteles educativos. http://publicaciones.inee.edu.mx/buscadorPub/P1/B/116/P1B116.pdf  Pág. 50.
[4] Breve comentario a lo expresado por Aurelio Nuño, parte del equipo de transición de Enrique Peña Nieto en materia educativa, quien expreso que uno de los principales retos de la educación mexicana es que la rectoría del sector vuelva a manos del Estado Mexicano. http://www.eluniversal.com.mx/nacion/201386.html
Comentario de Juan Carlos Palafox Pérez de Salazar: viernes 2 de 2012.
[5] Sindicato Nacional de los Trabajadores de la Educación, SNTE. reúne a los Trabajadores de la Educación (personal docente de educación básica, personal de apoyo y asistencia a la educación del catálogo institucional de puestos de la secretaría de educación pública, personal docente y no docente del modelo de educación media superior y (homologados) personal del INBA e INAH), todos dependientes de la Secretaría de Educación Pública y de Educación en todos los estados de la República mexicana. Se calcula que tiene más de 1,500,000 trabajadores afiliados.
[6] Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación, CNTE. Organización sindical mexicana que se creó el 17 de diciembre de 1979 como una alternativa de afiliación al Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE) por grupos de maestros disidentes del SNTE del sur del país. Con representación principalmente en Chiapas, Oaxaca, Guerrero, Michoacán y la Ciudad de México.
[7] Tema que comenté en la primera página del ensayo argumentativo que se publicó como “La Evaluación Universal de Maestros, la efervescencia gremial, la calidad educativa y la ceguera del sector” J. C. Palafox. En la revista virtual “El Club de la Educación Virtual: Ensayos sobre educación en el contexto mexicano (Educación comparada)” pp. 74-88 Chile, 2012.
[9] Figura administrativa de alto nivel, encargada de la gestión de los recursos Humanos, Materiales y Financieros de los ministerios en México.
[10] Residencia Presidencial.
[11] Fui testigo presencial de esta declaración en el auditorio del INEE.
[12] Dos terceras partes de los votos del senado en quorum válido.
[13] Por ejemplo, las del Instituto Nacional de Transparencia, Acceso a la Información y Protección de Datos Personales.
[14] Directrices sobre la formación Inicial de los docentes, sobre la atención de las niñas, niños y jóvenes hijos de jornaleros migrantes, sobre sobre la atención de las niñas, niños y jóvenes de las poblaciones indígenas, sobre la deserción de la educación media superior, etc.
[15] El Estudio de las Tendencias en Matemáticas y Ciencias (del inglés Trends in International Mathematics and Science Study, TIMSS) es una evaluación internacional de conocimientos de matemáticas y ciencias de los estudiantes inscritos en los grados cuarto y octavo a nivel internacional.

domingo, 25 de noviembre de 2018

A una semana México...

A una semana México...
Verdad es que desde hace varios meses que no he vuelto a este espacio para expresar ideas, reflexiones o pensamientos de distinta índole, pero lo que va a suceder en mi amada tierra en tan solo una semana es algo que bien vale la pena poner de relieve.
Se que corro el riesgo de ser criticado y puesto en la picota de epítetos poco afortunados por lo que voy a escribir, pero lo que mi país va a experimentar próximamente es de tal envergadura y de una naturaleza tan trascendente, que bien vale la pena correr el riesgo y manifestarse ante ello.
Con independencia de las respetables posiciones políticas que cada uno tenga, nadie puede negar que hace unos meses sucedió un hecho insólito en México, justo el 1o de julio pasado, primera vez, en un proceso democrático poco acostumbrado en nuestro país, se eligió por mayoría absoluta -poco más del 53% de los votos válidos- a quien por los próximos 6 años llevará las riendas de la nación.
Este hecho, visto en la perspectiva histórica de México ya es de por si un hito, hito que da cuenta de muchas cosas. Entre otras: 1. La democracia, más allá de todos los cuestionamientos y su consubstancial imperfección -sobre todo en mi tierra-, EXISTE. 2. Prueba de lo anterior, es que quien ganó ese proceso electoral, es quien concitó el más amplio rechazo de la mayor parte de las estructuras de poder o de quienes sin ser parte de ellas, se identifican con las mismas. 3. Todo ello sucedió por encima y a pesar de las consabidas prácticas de manipulación electoral y fraude que en México "son el pan nuestro de cada día" en cada proceso electoral, y 4. Dentro de una semana se inicia una experiencia ÚNICA en el contexto de la historia contemporánea del país: ascenderá a la máxima magistratura de la nación un hombre que en los últimos 20 años se ha opuesto al modelo imperante, a las estructuras de poder, a lo que el mismo en su momento llamó la "oligarquía" mexicana.
Pero más allá de reflexiones históricas, lo importante es que en una semana más casi podría afirmar sucederán algunas cosas inéditas en el horizonte mexicano. Mismas que van desde lo meramente escenográfico, hasta quizá como el nuevo "manda-más" ya ha anunciado, "La cuarta transformación de México".
Digo escenográfico, porque es muy probable que el día 1o de diciembre próximo (2018) suceda algo verdaderamente heteróclito; que un acto netamente protocolario y político, se transforme en un evento mediático que eleve al nivel máximo nunca visto el ranking televisivo, por encima de lo logrado por hazaña deportiva alguna o el espectáculo artístico popular más esperado, o el hecho de cualquier naturaleza que se haya suscitado en nuestra patria; es más, casi me podría atrever a predecir que durante el discurso de toma de posesión del nuevo presidente de todos los mexicanos, el país se paralizará, la Ciudad de México quedará semi-desierta, como se ve los viernes de Semana Santa o las tempranas mañanas de los días 1 de cada año nuevo, cuando una gran parte de la gente sale de la capital de vacaciones, en el primer caso; o está dormida descansando después de los festejos y parrandas de la noche anterior en el segundo.
Así mismo, quizá asistiremos al banderazo de salida de una verdadera transformación política, económica y social de la nación. Transformación que quienes no votaron por este caballero, los que hasta les provoca urticaria su ascenso al poder, también desean, sueñan que suceda, porque en el fondo son igual de patriotas que aquellos que de buena fe han creído en él y le entregaron su voto con la esperanza de que México minimice la crisis de valores que la corrupción e impunidad reinante nos han impuesto, que además crezca, se pacifique; que vuelva a ser el país que con defectos y complicaciones era un buen lugar para vivir y un buen lugar para que nuestros hijos y nietos crecieran.
A partir de ello, pasarán miles de cosas, algunas de ellas esperadas, otras no; para algunos, pasará como un hecho más, para otros, quizá nos afecte profundamente; pero lo que sí, es desde aquel 1 de julio pasado, nadie puede negar que quien ocupará el próximo domingo la silla presidencial ha marcado para bien o para mal la agenda nacional, nunca en las 68 vueltas al sol que llevo de viajar en esta nave espacial llamada tierra, se había dado en México que el presidente electo fuera quien definiera el día a día de la nación antes de asumir como jefe de la nación.
A ciencia cierta, no se si el resultado de esta situación al final del día será lo mejor para la patria o no, ni creo que nadie en su sano juicio pueda apostar sobre ello, pero quiero creer que es una oportunidad de buena ventura, de reinicio venturoso, de un empezar de nuevo esperanzador. Soy optimista y por ello apuesto, otra vez creeré, otra vez pondré lo mío en el juego, nuevamente creeré en esté México tan mío y nuestro, otra vez me jugaré por él. A una semana México…

jueves, 3 de agosto de 2017

PISA. Análisis comparado 2000 a 2015. Indicios esperanzadores.

Este ensayo argumentativo me fue publicado en el libro: "Políticas Educativas en América Latina: Notas para la educación en el siglo XXI" http://cresur.edu.mx/2019_/libros2019/6.pdf Primera edición, 2018. Publicación arbitrada por la Universidad Intercultural de Chiapas; así como por la Revista Voces de la Educación Vol.3 Núm. 5 Enero– Junio 2018, Pags. 136-169.  http://www.vocesdelaeducacion.com.mx/wp-content/uploads/2018/03/Revista-Vol.3-Num.5.pdf 

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“Si es un milagro, cualquier testimonio es suficiente,
pero si es un hecho, es necesario probarlo.”

Mark Twain.


PISA. Análisis comparado 2000 a 2015. Indicios esperanzadores

Autor: Juan Carlos Palafox Pérez de Salazar*


Antecedentes.

Como ya se ha hecho costumbre en los últimos 15 años –desde el año 2000-, el sector educativo, y por ende la sociedad misma, se vio cuestionada educativamente por los resultados del Programa para la Evaluación Internacional de Alumnos (PISA por sus siglas en inglés[1]) realizado por la OECD[2], en términos de la calidad de la educación que se imparte en los países, lo cual puede ser una expresión sobre dimensionada, que en términos reales acotaremos más adelante.
Más allá de ello, lo que no se puede poner en tela de juicio es el impacto mediático que dicho Programa conlleva para la opinión pública de los distintos países que participan en dicho estudio, incluyendo obviamente a México como miembro de la OECD[3], en cuyo caso invariablemente nos vemos ubicados en el último o penúltimo lugar de los países afiliados a esa Organización, junto a Chile y en compañía -entre otros-, de los demás países latinoamericanos que no pertenecen a la OECD pero que si participan en PISA, todos los cuales nos ubicamos por debajo de la Media de la distribución del total que participa, sean miembros o no de la OECD.
Por esta razón es que, quien suscribe esta líneas considera que más allá de los sesudos informes que la Organización presenta en cada ocasión, mismos que en general son solo de uso especializado y que poco trascienden en el ámbito del espacio donde efectivamente se da el hecho educativo “La Escuela”, vale la pena hacer algunas puntualizaciones relacionadas con ciertos mitos y realidades que se suscitan a partir de este Programa, solo con la intención de ubicarle en su contexto, en su dimensión temporal y de una forma más accesible.
Este breve ensayo busca aportar otro tipo de análisis de los resultados de PISA 2015 (publicados en noviembre de 2016), desde una visión retrospectiva desde sus inicios en el año 2000[4]. Comienza así, con un primer apartado que permite al lector una interpretación básica de ambos ejercicios, 2000 y 2015; posteriormente, identifica para cada uno de ellos, no tan solo los puntajes expresados en las escalas de PISA, sino también relevando aquello que de suyo es verdadera responsabilidad de los sectores educativos, más allá de otras variables de contexto que les afectan de manera importante y cuya responsabilidad no les corresponde en el momento de la evaluación.
Para lograr dicha contextualización se utilizará el Índice de Desarrollo Humano (IDH) que construye el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD)[5], indicador de larga data y reconocida validez, confiabilidad y comparabilidad internacional.
Por último, se presentará una serie de conclusiones y recomendaciones que buscan contribuir con algo a una interpretación más comprensiva de estos resultados, su comportamiento histórico y los hallazgos que pueden aportar este tipo de estudios a partir de sus datos más simples y gruesos, sin entrar en sofisticaciones de niveles de desempeño, ni cuestiones de dispersión.
Conviene mencionar, que si bien PISA reporta resultados para tres dominios diferentes (Lenguaje y comunicación, Matemática y Ciencias), en este caso solo nos referiremos a las pruebas de Matemática con el objeto de no sobresaturar este texto con demasiados datos que desvíen el foco de atención del lector de lo que en realidad se quiere trasmitir; asimismo, porque los comportamientos en general son más o menos similares para las tres disciplinas; y, en virtud de que para el autor, dicha disciplina es la más comparable entre países, ya que es la que menos se ve influenciada por sesgos culturales o sociales.
Es importante mencionar que el presente texto, no pretende ser un tratado de interpretación profunda de los resultados de PISA, sino de ofrecer, a partir de datos básicos, una mirada más sencilla de dichos resultados y de su comportamiento histórico tal cual aparecen en sus publicaciones de origen, más allá de análisis más rigurosos, precisos y exactos.
Por último, los países que se presentan a lo largo de todo el texto no necesariamente son todos los que participan, sino que para el año 2000 se consideran los reportados en el Informe ya citado[6], en otros puntos del documento se eliminan aquellos que no participan en los dos ejercicios de 2000 y 2015, así como, en otros casos solo se consideran los que pueden relacionarse con el Índice de Desarrollo Humano de las Naciones Unidas, que no necesariamente existe para todos los que participan en PISA.
Así entonces, empezaremos por presentar a continuación, los resultados generales de Matemática en PISA 2000, utilizando la escala general de dicho programa, donde la media inicial es aproximadamente de 500 puntos y la desviación estándar de 100 puntos, por lo que los gráficos no parten del “0” sino que se muestran a partir de las decenas más próximas al valor inferior y al más alto, para no saturar dichos gráficos.


Gráfico 1. Ordenamiento inicial de los países según los resultados de PISA 2000 en Matemática[7].

con tribuir con   

  
Países de la OECD:            No latinoamericanos             Latinoamericanos    Países NO de la OECD:          No latinoamericanos           Latinoamericanos

En una primera lectura de los resultados presentados en el gráfico anterior, se puede sacar algunas primeras luces que conviene resaltar:
1.       El total de países participantes en esta primera evaluación de PISA 2000, es de 41 países, dentro de los más de 200 que existen en el planeta, por lo que en términos de países solo 20% de los existentes fue representado en este estudio.
2.       De los 41, en aquel año tan solo 13 no pertenecen a la OECD y por ende es de suponer que casi todos ellos observan un Índice de Desarrollo Humano ALTO o MUY ALTO como se verá más adelante.
3.       Derivado de los dos puntos anteriores, es claro que esta evaluación de ninguna manera representa la educación del mundo y dado que de los 41 participantes 28 pertenecen a la OECD, existe entonces un sesgo notorio de sobre-representación de los países de esa Organización.
4.       Por otra parte, solo 5 de los países participantes son latinoamericanos, Argentina, Brasil, Chile, México y Perú, en tanto la región está compuesta por 19 países, por lo que tampoco se puede decir que estos resultados representen a la Región en términos de países, aun cuando en términos de población si representan al rededor del 75%.
5.       Más allá de la representatividad de los resultados antes mencionada, es claro que los países latinoamericanos en términos de puntaje, ocuparon las últimas posiciones (34 Argentina, 35 México, 36 Chile, 40 Brasil y 41 Perú), con lo cual se inicia la estigmatización descontextualizada que algunos medios de comunicación hacen al respecto, y como se verá más delante, de toda la región.
A partir de esta evaluación, durante los siguientes 15 años recurrentemente se han dado ejercicios similares cada 3 años, donde si bien siempre se evalúan los tres dominios, Lenguaje y comunicación, Matemática y Ciencias, en cada aplicación se va rotando el énfasis en alguno de ellos. Para el año de 2015, cuyos resultados se publicaron en noviembre de 2016 el énfasis fue en Ciencias, pero siguiendo el mismo esquema que en 2000 consideraremos para este ensayo los resultados en la disciplina de Matemática, presentados a continuación.

Gráfico 2. Ordenamiento inicial de los países según los resultados de PISA 2015 en Matemática[8].
Países de la OECD:          No latinoamericanos            Latinoamericanos                         Países NO de la OECD:           No latinoamericanos          Latinoamericanos




Prosiguiendo con el análisis de sus agregados más simples como se hizo en el caso anterior, para PISA 2015 podemos rescatar los siguientes indicios:
1.       15 años después, la cantidad de países pasa de 41 a 70[9], lo cual sigue siendo una minoría con relación al total de países existentes en el mundo -tan solo un 35% aproximadamente-, aun cuando es claro que el Programa PISA con el pasar de los años se ha ido consolidando como el referente más importante del rendimiento educativo a nivel mundial.
2.       Ahora bien, sigue persistiendo el sesgo en cuanto a la representatividad de la OECD, cuyos países representan poco más del 50% del total de los participantes.
3.       Por lo que toca a la representación de los países latinoamericanos, éstos aumentan de manera significativa, pasando de solo 5 en 2000, a 9 países o áreas económicas[10] en 2015, lo cual se acerca más al 50% de la región en términos de países.
4.       En cuanto los resultados propiamente dichos, si bien los puntajes de los países que pertenecen a la OECD siguen siendo los que observan los puntajes más altos, esto no es así en el extremo superior de la escala, donde de los 5 primeros, 4 no pertenece a la Organización, lo que pudiera ser indicativo de que pertenecer a la OECD no es condición sine cuan non para obtener los resultados más altos en este tipo de ordenamientos.
5.       Complementario a lo anterior, es de hacer notar que de las 7 entidades que obtienen los puntajes más altos, todas pertenecen al oriente, aun cuando 3 de ellas, no son países, sino economías.
6.       Por lo que toca a los países latinoamericanos, como resultado de su mayor participación, -ahora 9 en lugar de 5 de 2000-, se observa qué si bien ya no son los que tienen los puntajes menores como en 2000, si obtienen puntajes por debajo de la mitad de la distribución, pertenezcan o no a la OECD y 6 de ellos están ubicados en el último cuartil de la distribución.

Dejaremos hasta aquí el análisis por separado de ambos ejercicios, para proceder a explorar algunos indicios que ofrece el análisis de los resultados de 2000 y 2015 conjuntamente.
Conviene mencionar que para realizar esta comparación hay que considerar algunos criterios básicos que le dan sustento:
1.       Si bien se reconoce que un examen de papel y lápiz que se aplica cada tres años, no es prueba suficiente para emitir un juicio de valor absoluto sobre la calidad de los sistemas educativos de los países; por otra parte, su aplicación reiterada y la consistencia de los comportamientos observados a lo largo del tiempo, 15 años y 6 aplicaciones distintas, sí es un indicio que puede dar cuenta sobre lo que está pasando, tal cual puede ser para una persona tomarse la temperatura corporal en repetidas ocasiones y que su lectura indique en todas más de 40° o menos de 34°, razón suficiente para sospechar que algo no está bien y se hace necesario obrar en consecuencia.
2.       De igual forma, se reconoce que los logros que reflejan estas investigaciones no representan solo el resultado del quehacer y la intencionalidad de los educadores, directivos, autoridades y de los sistema educativos de los países en sí, sino que adicionalmente -tal cual indica la literatura sobre el tema-, existen factores exógenos al sistema educativo que gravitan de manera importante en dichos resultados, dentro de los que destaca “el capital cultural de las familias” [11] de los sustentantes previo a la aplicación de los instrumentos de evaluación, por lo que como elemento de control de dichos factores exógenos -como ya apuntábamos al principio de este ensayo-, más adelante introduciremos en la ecuación de análisis, el Índice de Desarrollo Humano (IDH) que elabora el PNUD como un elemento de probada confiabilidad, validez y comparabilidad a nivel internacional.
3.       Considerando lo dicho en el párrafo anterior, para realizar el ejercicio comparativo, en ciertos análisis solo se enunciarán los países que hayan participado en ambos ejercicios (2000 y 2015), que además cuenten con el IDH para ambos años.


Análisis de resultados de PISA 2000 y 2015 en Matemática a partir de los puntajes simples y sin incluir otra variable.

Gráfico 3. Puntajes en Matemática de los países según los resultados de PISA 2000 y 2015[12].

Gráfico 4. Diferencias de puntajes de los resultados de PISA 2000 y 2015 en Matemática[13].




Una lectura inicial de los resultados generales de ambos ejercicios, PISA 2000 y PISA 2015 en Matemática mostrados en los dos gráficos anteriores -suponiendo que los instrumentos aplicados son equivalentes en cuanto a grado de dificultad-, nos indicaría lo siguiente:
1.       39 de los 41 países originales de 2000 participan en 2015, lo cual pudiera interpretarse como un signo de legitimidad, lo cual no es tan así, en virtud de que todos los países que pertenecen a la OECD, por ese solo hecho, pareciera que se ven presionados a participar en PISA.
2.       Ningún país que realiza los dos ejercicios obtiene el mismo puntaje en ambos ejercicios.
3.       Las diferencias que se observan no son consistentemente mayores o menores entre 2000 y 2015, esto es, hay países que incrementan sus puntajes, como también hay otros que lo reducen, con variaciones desde -42 (Nueva Zelanda) hasta +95 (Perú), equivalentes a 137 puntos de la escala de PISA (1.37 desviaciones estándar).
4.       México junto con Albania, Alemania, “Argentina[14]”, Brasil, Bulgaria, Chile, España, Federación Rusa, Grecia, Indonesia, Irlanda, Israel, Italia, Letonia, Luxemburgo, Noruega, Perú, Polonia y Portugal (20 países o economías) observan puntajes en 2015 superiores al año 2000, en tanto que el resto reduce sus puntajes, 19 países (Australia, Austria, Bélgica, Canadá, Hong Kong –China-, Dinamarca, Estados Unidos, Finlandia, Francia, Hungría, Islandia, Japón, Nueva Zelandia, Reino Unido, República Checa, Corea, Suecia, Suiza y Tailandia).
5.       Si partimos de la hipótesis ya mencionada, de que los instrumentos que aplica PISA son instrumentos de una alta confiabilidad, validez y cierta comparabilidad en el tiempo[15], se puede deducir que:
a.       De la comparación simple de ambos ejercicios se puede observar un primer indicio de que México, aun cuando siempre observa puntajes bajos y figura en el último o penúltimo lugar de los países que pertenecen a la OECD, tiene un comportamiento de mejora de +21 en la escala de PISA entre los dos ejercicios, lo cual no es menor, ya que se puede considerar como el 6° país de la OECD con el mayor incremento en el periodo.
b.       De los países que bajan sus puntajes resaltan algunos que según la prensa especializada -y no tanto[16]-, son ponderados como los mejores sistemas educativos del mundo, tales como: Australia (-39), Austria (-18), Bélgica (-13), Canadá (-17) Estados Unidos (-23), Finlandia (-25), Francia (-24), Hong Kong-China (-12), Hungría (-11), Islandia (-26), Japón (-25), Reino Unido (-37), República Checa (-6), Corea (-23), Suecia (-16), Suiza (-8), Tailandia (-17) y Nueva Zelanda, país este último con la reducción más pronunciada de toda la comparación, -42.
c.       En 15 años solo Perú observa una variación positiva superior a 50 puntos (aproximadamente media Desviación Estándar), los demás no rebasan este valor, ni positiva, ni negativamente, con excepción de Argentina cuyo comportamiento no es comparable por las razones expuestas en la nota de pie de página número 14.
d.       Por último, en general, se observa una reducción de las diferencias entre los países. Lo cual pudiera ser síntoma de la homogenización de los resultados[17] [18].

Llegados a este punto, conviene hacer un señalamiento fundamental a considerarse a lo largo de lo que deviene en este texto. Hasta aquí, si el lector ha sido suspicaz, se habrá dado cuenta que nunca he empleado los términos “MEJOR” o “PEOR” para referirme a los puntajes o comportamientos de los países como en algunos casos hacen los medios, sino que siempre me he referido a “MAYOR” o “MENOR”, más “ALTO” o más “BAJO”. Lo anterior, no es una distinción gratuita, casual o pecata minuta, sino que detrás de ello hay toda una justificación etimológica, epistemológica y hermenéutica, en función del significado estricto que aluden dichas expresiones, en el que conviene detenernos a los efectos de comprender con mayor claridad las dificultades y las consideraciones latentes en cuanto a uno de los términos más mencionados de la literatura educativa y cuya definición aún no logra unanimidad: “la Calidad de la Educación”.
Ya Verónica Edwards en su libro “El concepto de la calidad de la educación[19]” nos adelantaba una luz acerca de dicho término, indicando que “la Calidad de la Educación no es un significado, sino un significante”, con lo cual pone en el centro del debate educativo la dificultad de poder asir una definición que deje satisfecho a todos los actores educativos y a la sociedad en general; más aún, la propia UNESCO[20] en su “Informe Mundial de Seguimiento de la Educación Para Todos de 2005”[21], el cual dedica específicamente al tema, subtitulándolo como “El Imperativo de la Calidad”, apunta:
“…existen múltiples dificultades para definir el concepto de calidad educativa, razón por la que se ha optado hasta el momento por referirnos a ella a través del manejo que logran los alumnos de las competencias básicas para el aprendizaje, expresadas fundamentalmente por el dominio del lenguaje y el cálculo básico, llegando en casos más avanzados a las ciencias naturales o exactas, y muy excepcionalmente a las ciencias sociales.”

Lo cual no nos exime de reconocer -siguiendo lo expresado por la misma fuente-, que “Los distintos enfoques de la calidad de la educación tienen sus raíces en las distintas corrientes del pensamiento pedagógico. Los planteamientos humanistas, las teorías del behaviorismo, las críticas sociológicas de la educación y los cuestionamientos de las escuelas del colonialismo han enriquecido los debates sobre la calidad y han generado visiones diferentes de la manera en que se deben alcanzar los objetivos de la educación.”

Visto lo anterior y lo que la mayor parte de las investigaciones cuantitativas realizadas en el mundo en los últimos años indican, en cuanto a lo multifactorial y multidimensional del fenómeno educativo, resalta la dificultad de usar con rigor y exactitud los términos “MEJOR” o “PEOR”, en cuanto a juzgar así a tal o cual país en función de los resultados simples de este tipo de ejercicios como se hace frecuentemente en algunos medios masivos de comunicación u otros escenarios, de la misma forma que tampoco se puede hacer juicios de valor de esa forma en casi ninguno de los diferentes niveles de desagregación posibles, como lo son, las provincias o estados dentro de los países, los municipios, los sectores educativos, las zonas escolares, las escuelas mismas, los grupos o hasta los alumnos en particular, en virtud de que más allá de sus esfuerzos y voluntad, generalmente gravitan sobre sus resultados otras variables, que aun cuando no necesariamente son determinantes, sí, insisto, tienen una gran influencia en ellos.
La expresión “MEJOR” en tanto adjetivo calificativo, el diccionario de la Lengua Española nos indica en su primera acepción que:

Del lat. melior, -ōris.
1. adj. Superior a otra cosa y que la excede en una cualidad natural o moral.

Decir “MEJOR” o “PEOR” lleva una connotación de superioridad o inferioridad cualitativa entre quienes son comparados, a los cuales se les imputa una condición inicial de igualdad, lo cual en este caso no es así. Los países y por ende los distintos niveles de desagregación posibles no son necesariamente iguales, no son “MEJORES” o “PEORES” en relación a los otros a partir de estos puntajes, en virtud de que sus puntos de partida y circunstancia son o pueden ser diametralmente distintos.

Por todo lo anterior, los términos que se usan en este texto hasta aquí, son “MAYOR” o “MENOR”, los cuales hacen referencia a una medición referida a un mismo patrón, tal cual la altura o el peso de los individuos es “MAYOR” o “MENOR” con respecto al patrón METRO o KILOGRAMO, sin que ello suponga a priori ningún juicio de valor cualitativo en sí. Ello no implica renunciar a tratar de aproximarnos a mediciones más finas que nos den una idea más cercana a la sustancia cualitativa del fenómeno, lo cual en un ensayo de esta magnitud no se pueda lograr, pero sí buscaremos abrir el debate a otro tipo de mirada que “empareje la cancha” un poco para todos, permitiendo comparaciones quizá más justas y realistas, que nos lleven a conclusiones y por ende a decisiones mejor informadas.

Dicho lo anterior y tomando en cuenta que el factor externo que más influencia tiene en los resultados de evaluaciones estandarizadas como PISA, es el “capital cultural de las familias”[22] de los sustentantes y que el principal predictor de dicho capital es la educación promedio de sus padres[23], hemos buscado un indicador que podamos equiparar a dicho predictor, encontrando que el más consolidado, consistente, válido, confiable y comparable que existe a nivel de países, es el Índice de Desarrollo Humano (IDH) que genera el PNUD, por lo que a falta de otro mejor, más adelante haremos algunas correlaciones y regresiones donde el IDH será la variable independiente y el puntaje promedio de los países en Matemática de PISA será la variable dependiente, con lo cual podremos extraer las diferencias de los puntajes de los países en PISA por encima o por debajo de lo que sería esperable en función del nivel de su IDH.
Así entonces y a manera de introducción empezaremos por hacer unas puntualizaciones sobre el IDH en relación a los mismos años de la aplicación de PISA que hemos venido analizando, 2000 y 2015.

Gráfico 5. Comparativo de IDH 2000 y 2015[24]

Gráfico 6. Diferencias del IDH 2000 y 2015[25]

De los dos gráficos anteriores se puede entrever lo siguiente:
1.       Para los países de la comparación, el comportamiento del IDH al igual que los puntajes de PISA son ambivalentes durante el periodo, unos suben y otros bajan.
2.       Con independencia de lo anterior, México es el cuarto país con el mayor decrecimiento de toda la comparación con - 0.034, tan solo por detrás de Bélgica – 0.043, Portugal – 0.037 y Finlandia – 0.035. Lo anterior pudiera ser un indicio de llamar la atención que indica un deterioro paulatino de las condiciones de desarrollo humano del país.
3.       Lo anterior también pudiera ser reflejo de estancamiento en el peor de los casos, o pudiera interpretarse con la ley de rendimientos decrecientes, que daría cuenta de un “efecto techo”, donde a más alto IDH corresponde mayor dificultad para crecer, hipótesis cuestionable, ya que en esa misma condición debería de estar Noruega (0.007) y Suiza (0.011).
4.       Especial atención merece Chile, con un incremento del IDH del orden de 0.016, ubicándose como el séptimo país con el mayor crecimiento de los países de la comparación, solo después de Albania (0.031), Hong Kong -China- (0.029), Federación de Rusia (0.023), Polonia (0.022), República Checa (0.029) y República de Corea (0.019), lo cual no es despreciable si consideramos que la mayor parte de estos países pertenecen a la OECD.
Dejaremos hasta aquí las elucubraciones que estos datos simples nos pueden provocar con respecto al IDH, para pasar al tema que nos ocupa, los resultados de PISA 2000 y 2015 controlados por el IDH de los mismos años.
Empezaremos entonces por el análisis por cada uno de los dos años, primero 2000 y después 2015, para posteriormente analizarlos conjuntamente.



Grafico 7. Dispersión de países en función del puntaje de PISA y el IDH del año 2000.[26]

Tabla 1. Ordenamiento de países por el puntaje diferencial entre lo esperado según su IDH 
2000 y lo realmente obtenido en PISA 2000 (Índice de Esfuerzo Escolar IEE o Residuos[27]).
 
Del Gráfico 7 y su consecuente Tabla 1, entre otras cosas se puede intuir que:

1.       Este gráfico y su tabla incluyen todos los países y economías que participaron en PISA 2000 y para los cuales existe el IDH para el mismo año.
2.       El R² del ejercicio es de 0.6161, lo cual da cuenta de una correlación lineal importante entre ambas variables, por lo que se confirma el IDH como un buen predictor del puntaje de PISA; dicho coloquialmente “más de la mitad de las variaciones de los puntajes de PISA, se explican por el IDH”.
3.       Por otra parte, si partimos del supuesto de que el Residuo resultante corresponde a la diferencia entre el puntaje esperado de cada país dado su IDH (línea de regresión o pronóstico. Línea verde punteada) y el puntaje realmente logrado, se puede considerar que el mismo, representa lo que el sistema educativo aporta o deja de aportar al rendimiento educativo reflejado en los puntajes PISA, lo que el autor propone que sea considerado como el Índice de Esfuerzo Escolar (IEE)[28].
4.       Dicho lo anterior, se puede plantear como hipótesis que esto nos acerca más a una medición de los MEJORES Y PEORES puntajes y no tan solo de los MAYORES y MENORES como hasta ahora.
5.       Considerando el IEE, las posiciones cambian en relación al ordenamiento original publicado por PISA.
6.       En el extremo superior del nuevo ordenamiento por IEE (los 5 primero lugares), Hong Kong y Corea, 1° y 3° lugares originalmente, no varían en su posición, o sea que son países que obtienen un puntaje alto y además se alejan positivamente del puntaje esperado en función de su IDH; en tanto que Japón pasa del 2° al 6° lugar, Nueva Zelanda del 4° al 8° y Finlandia del 5° al 12, países cuyo puntaje obtenido es superior al esperado.
7.       Por contrapartida en el otro extremo del ordenamiento, donde los puntajes logrados son más distantes negativamente a los esperados, el nuevo ordenamiento por IEE igualmente observa ciertas consistencias y algunas sorpresas. En cuanto a las primeras Perú 38° sigue en el mismo lugar, Argentina que era el 32 baja al 37 y Brasil lugar 37 originalmente sube al 32 por IEE, en tanto que Chile baja del 34 al 38 y Luxemburgo del 28 al 36.
8.       Con independencia de los comportamientos de los primeros y últimos cinco lugares vistos en los dos puntos anteriores, es prudente llamar la atención de los casos más extremos, aquellos que tienen las mayores diferencias entre lo logrado y lo esperado según su IDH. En primer término, está Hong Kong, que presenta la mayor diferencia positiva con +77.787, indicio de ser el mejor sistema educativo en el año 2000 de los países incluidos en ese ejercicio; en tanto que Perú con una diferencia de -90.416 podría considerarse el sistema más ineficaz de la comparación en PISA 2000. Así mismo, en términos de cambio en su posición relativa, el país que muestra mayor ascenso es Indonesia que ascienden 27 posiciones, de la 36 a la 9, en tanto el país que pierde más posiciones es Bélgica que pierde 11 lugares, cambia del lugar 10 al 21.
9.       En el caso de México la diferencia entre los 387 puntos logrados en PISA 2000 y lo esperado 417.10 según su IDH es de -30.098 puntos, o, dicho de otra forma, su IEE es de -30.098, lo cual quiere decir que el sistema educativo mexicano está a 30.098 puntos de lograr el rendimiento que le es esperable según su nivel del IDH.
10.   Por otra parte, si se analiza el comportamiento de México dentro de todos los países, hay un cambio en su posición relativa por IEE, donde pasa de la posición 33 a la 30, lo cual matiza las aseveraciones de que nuestro país es el “peor” sistema educativo de la OECD, ya que por IEE en 2000 está por encima de Grecia, Italia, Israel, Chile y Luxemburgo, países todos actualmente pertenecientes a la OECD.


Visto lo anterior, procederemos a hacer el mismo ejercicio, para 2015 a los efectos de aportar más elementos al análisis y así ir acercándonos a una visión más completa y comprensiva de un fenómeno de suyo complejo.


Grafico 8. Dispersión de países en función del puntaje de PISA y el IDH de 2015[29].




Tabla 2. Ordenamiento de países por el puntaje diferencial entre lo esperado según su IDH 2015 y lo realmente obtenido en PISA 2015 (Índice de Esfuerzo Escolar IEE o residuos[30]).

Del Gráfico 8 y su consecuente Tabla 2, entre otras cosas se observa que:

1.       Este gráfico y su tabla incluyen todos los países y economías que participaron en PISA 2015 y para los cuales existe el IDH para el mismo año.
2.       El R² del ejercicio para 2015 es de 0.7386 lo cual nuevamente da cuenta de una correlación lineal importante entre ambas variables, por lo que se reconfirma el IDH como un buen predictor del puntaje de PISA.
3.       Siguiendo el mismo criterio de análisis que se hizo para 2000, considerando el IEE las posiciones cambian para 2015 en relación al ordenamiento original de la OCDE al igual que en aquel año.
4.       En el extremo superior del nuevo ordenamiento por IEE (los 5 primero lugares), Hong Kong[31], Japón y Corea varían poco en su posición, Hong Kong baja del 1° al 2° lugar, Japón baja del 2° al 3° y Corea baja del 3° al 5° lugar; en tanto se incorporan a este nivel de análisis Rusia y Polonia, el primero que pasa del lugar 16 al número 1 y Polonia que pasa del lugar 11 al 4 por IEE.
5.       En el otro extremo del ordenamiento, donde los puntajes logrados son más distantes negativamente a los esperados, el nuevo ordenamiento por IEE observa igualmente ciertas consistencias y algunas sorpresas. En cuanto a las primeras, los países que ocupaban los últimos lugares cambian de la siguiente forma: Australia pasa del 15 al 34, Israel 28 al 35, Estados Unidos 27 al 36, Brasil 38 al 37 y lastimosamente Chile del 32 al 38.
6.       Con independencia de los comportamientos de los primeros y últimos cinco lugares vistos en los dos puntos anteriores, es prudente llamar la atención sobre los casos más extremos, aquellos que tienen las mayores diferencias entre lo logrado y lo esperado según su IDH, o sea, por IEE.
En primer término, está La Federación Rusa con un IEE de + 51.17, país que se puede considerar con el sistema educativo que más aporta a la mejora educativa; posteriormente sigue Hong Kong, que mantiene además de un alto puntaje, una diferencia considerable entre lo logrado y lo esperado según su IDH +43; a ellos con diferencias superiores a un ¼ de Desviación Estándar le sigue Japón +34.730, Polonia +33.129, Corea +27.830 y Portugal +27.728. En tanto que, en el extremo opuesto, están Chile con – 43.472, Brasil – 38.324, Estados Unidos – 36.620 e Israel con – 25.070, todos con una diferencia negativa superior a un cuarto de Desviación Estándar.
Por último, complementariamente a lo anterior conviene mencionar, que los países que más lugares avanzan por IEE son Indonesia con 24 lugares del 37 al 13 y Tailandia del 33 al 21; en tanto que los que retroceden más lugares son Noruega y Australia, ambos con –19 lugares, del 12 al 31 y del 15 al 34 respectivamente.
7.       El caso de Chile es de llamar la atención, ya que aun cuando su cambio de posición no es muy pronunciado, pasando del lugar 32 al 38, los - 43.472 puntos entre lo logrado (423) y lo esperable según su IDH (466.47), parecen dar cuenta de ser el país en que su sistema educativo más resta a la mejora educativa. Dicho de otra forma, mientras por un lado en los 15 años de la comparación es de los países que más ha incrementado su IDH, por el otro es el que más lejos está de lo esperable en materia del rendimiento educativo evaluado por PISA 2015.
8.       En el caso de México, al considerar el IEE, se destaca que pasa del lugar 35 original del ordenamiento de PISA 2015, al 29, o sea que avanza 6 lugares y queda a tan solo – 11.724 puntos por debajo del esperable según su IDH, lo cual nuevamente es un indicio de que hay tareas pendientes en esta materia, pero nuevamente desmiente las aseveraciones de que nuestro país es el “peor” sistema educativo de la OECD, al quedar por encima de Islandia, Noruega, Perú, Grecia, Australia, Israel, Estados Unidos, Brasil y Chile, de los cuales solo Perú y Brasil no pertenecen a dicha Organización.

Llegados a este punto, hagamos ahora un análisis combinado del IDH y PISA 2000 y 2015.




Grafico 9. Dispersión de países en función del puntaje de PISA y el IDH de los años 2000 y 2015[32].




Tabla 3. Ordenamiento comparativo de países 2000 y 2015 por IDH, puntaje PISA y IEE.

De la gráfica 9 y tabla 3 comparativa anteriores, se puede comentar que:
1.       Solo se incluyen los países o economías que participan tanto en PISA 2000 como en PISA 2015 y que además tienen IDH.
2.       Aun cuando se observa cierta consistencia en el comportamiento de los dos ejercicios, las líneas de regresión no se sobreponen, ni son estrictamente paralelas, lo cual se puede interpretar de la siguiente forma:
a.       Las líneas de regresión reflejan el incremento generalizado del IDH por lo que 2015 parte de un valor superior a la de 2000.
b.       Así mismo, dichas líneas son de diferente longitud debido a la reducción en la dispersión de los valores del IDH entre 2000 y 2015.
c.       La línea de regresión de 2000 es más vertical que la de 2015, en virtud de que los puntajes de PISA parte de valores inferiores, pero por otro lado se observan valores más altos a los de 2015, lo que es evidencia de la homogeneización de los resultados.
3.       Los mejores comportamientos de la comparación 2000-2015 en tanto la distancia entre lo esperado y lo logrado, con cifras superiores a más de ½ Desviación Estándar, figuran[33]: Perú +69.79, Luxemburgo +53.88 y Portugal +50.28; mientras que en el extremo opuesto con diferencias negativas que alcanzan a superar ¼  Desviación Estándar pero no más de ½, están: Nueva Zelanda –43.13, Corea -41.20, Australia -37.76, Hong Kong con -34.76 y Hungría con –26.72.
4.       En el caso de México, en este análisis comparativo se aprecia un aumento de 21 puntos de PISA entre 2000 y 2015, incremento que se potencializa si se considera que en el mismo periodo su IDH baja de 0.796 a 0.762, lo cual es congruente con el avance en la reducción entre lo logrado y lo esperado que se observa en la comparación, equivalente a +18.37 puntos de IEE. Dicho de otra forma, México en el periodo comparado pasa de estar - 30.098 puntos por debajo de lo esperado según su IDH en 2000, a solo - 11.724 en 2015; todo lo cual es una clara evidencia de que su educación ha mejorado en el periodo, pero que aún sigue por debajo de lo que se esperaría en función de su IDH.

Por último, conviene mostrar los resultados generales de PISA 2015 sin vincularlos a 2000, en virtud de que en ellos se observan datos en extremo interesantes a nivel global.

Gráfico 10. Dispersión de países en función del puntaje de PISA y el IDH de 2015 (todos los países participantes en 2015, sin importar que hayan participado en 2000)

Tabla 4. Ordenamiento de países que participaron en PISA 2015, sin que necesariamente hayan participado en PISA 2000.

Del gráfico 10 y tabla 4 de resultados globales 2015 se puede observar lo siguiente:
1.       Quizá de este último análisis, lo más relevante es la gran distancia que guarda VIETNAM entre el puntaje obtenido en PISA 2015 (415) y el pronosticado o esperable en función de su bajo IDH (370.27), lo cual equivale a un IEE 124.73, hecho que da cuenta de que el sistema educativo vietnamita es el más eficaz de todos los sistemas involucrados en esta evaluación, lo cual ya había sido detectado por el autor de este ensayo desde los resultados de 2012[34]. Importante es hacer notar que se emplea el término eficaz y no eficiente, no porque no lo sea, sino porque en la ecuación de este análisis no se incluye la variable costo de la educación, sino solamente los resultados de PISA y el IDH.
2.       En este mismo orden de ideas, es de destacar la dimensión de la diferencia antes aludida, ya que representa más de una Desviación Estándar, o sea más de 100 puntos en la escala de PISA, +124.73; dimensión que en otros estudios equivale a la diferencia del rendimiento promedio entre un grado y otro[35].
3.       En el caso de México, al incorporar en el análisis a los países que no participaron en PISA 2000, en términos de IEE, recupera 14 posiciones pasando del lugar 52 a la 38, quedando a tan solo -7.81 puntos de lo que se espera del país en función de su IDH, dato que se suma a las demás evidencias expuestas en este ensayo en el sentido de que la educación mexicana ha mejorado y cada ejercicio de PISA se acerca más a lo esperable según su IDH.


Conclusiones.

1.       El Programa Internacional para la Evaluación de Estudiantes, PISA, es sin duda el referente de mayor cobertura en materia de evaluación de los aprendizajes a nivel internacional.
2.       Más allá de lo multifactorial y multidimensional del fenómeno educativo, los resultados de PISA son un buen indicio sobre los niveles de rendimiento educativo en los países participantes.
3.       Con independencia de lo dicho en los dos puntos anteriores, PISA no debe de ser considerado como el reflejo absoluto de lo que está sucediendo en el mundo en materia educativa, en virtud de su poca representatividad y notorio sesgo por tipo de países participantes.
4.       Los resultados de PISA de ninguna manera reflejan el esfuerzo, ni la eficacia de los sistemas educativos de los países que participan, a menos de que se controlen por algunas variables o índice que represente los factores exógenos al esfuerzo escolar que afectan directamente su comportamiento en este tipo de evaluaciones.
5.       Sin menoscabo de lo relativo de estos resultados, los mismos si reflejan el lugar que los sistemas ocupan en cuanto a rendimiento educativo, en términos de lo que se conoce coloquialmente en el sector como “las carreras de caballos”, en el sentido de que indican quien obtiene los mayores o los menores puntajes sin importar sus puntos de partida, ni condiciones en que se da el hecho educativo.
6.       Estudios como PISA ponen de manifiesto la necesidad de diferenciar entre los MAYORES o MENORES puntajes y los MEJORES y PEORES puntajes, priorizando en sus informes estos últimos por ser los que de mejor forma dan cuenta del esfuerzo que hacen los sistemas por educar a su sociedad.
7.       No efectuar lo dicho en el párrafo anterior generalmente tiende a sobredimensionar a los países cuyas poblaciones tienen mejores condiciones de inicio, en tanto por el contrario se estigmatizan a aquellos cuyas condiciones de partida son en extremo más difíciles, complicadas o hasta en algunos casos verdaderamente negativas para educar a sus pueblos.
8.       La aseveración citada en el punto anterior (7), es aplicable a todos los niveles de desagregación que estos resultados pueden generar, así como para las evaluaciones nacionales que se realicen en cada país.
9.       Considerando todo lo dicho en las conclusiones que anteceden, así como las evidencias duras que se han puesto de manifiesto en todo el ensayo, México, de ninguna manera puede ser considerado como el país de la OECD que tiene el sistema educativo más ineficaz de los que pertenecen a la misma.
10.   Así mismo, considerando que los instrumentos aplicados en 2000 y 2015 sean equivalentes, la evidencia mostrada en este ensayo demuestra más allá de una duda razonable, que el sistema educativo de México ha mejorado sustantivamente su rendimiento en más de un quinto de desviación estándar sobre su puntaje de 2000 en 2015. México en cuanto a la brecha (IEE) entre su puntaje esperable dada su mezcla social (IDH) y el puntaje verdaderamente logrado, de 2000 a 2015 ha reducido en 22 puntos de la escala de PISA, logrando situarse a tan solo 7.81 puntos por debajo de lo esperable, lo cual es una evidencia clara de mejora.
11.   A nivel Internacional este tipo de interpretaciones dan cuenta de lo que a últimas fechas se empieza a reconocer, Vietnam es con mucho es sistema educativo más eficaz de todos los que participan en PISA 2015, lo cual debiera dar pie a un cambio en el foco de la atención de las autoridades educativas mexicanas hacia lo que está pasando en este país, país con quien guardamos más similitudes en términos de IDH, pero que logra los resultados más destacables en materia educativa de todo el estudio, y dejar de seguir fijando la atención hacia países cuyos resultados considerando su IDH no son tan destacables, además de que su realidad socio-económica es diametralmente distinta a la nuestra, o sea, Finlandia.
12.   Así mismo, a partir de estas interpretaciones es evidente que pertenecer o no a la OCDE de ninguna manera es sinónimo de un buen sistema educativo, por lo que las interpretaciones planas y descontextualizadas que se hace de los resultados de PISA en los medios masivos de comunicación y en algunos círculos de “disque” expertos educativos, es equivocada y desconoce el carácter eminentemente cultural del fenómeno educativo, llegando en ocasiones hasta interpretaciones de mala fe, maniqueas y amarillistas.
13.   En los últimos años, México, la región y una buena parte de la comunidad internacional se han dado a la tarea de desarrollar sistemas de evaluación educativa, los cuales en opinión del autor de este ensayo, están “al debe”; si bien como refleja este ensayo, hay avances en los niveles de aprendizaje que reflejan, no existe evidencia dura alguna que nos indique que dichos avances deriven directamente de su existencia; son inversiones millonarias y parece ser que su utilidad se ha concretado únicamente a mostrar resultados y en el mejor de los casos esos avances, sin que su existencia abone a favorecerlos, por lo que se hace necesario innovar en su forma de presentarlos, interpretarlos, difundirlos y usarlos, a los efectos de que ellos generen por sí mismos inercias en el sector educativo hacia la mejora.
14.   Con independencia de todo lo anterior, es recomendable -como ya se dijo anteriormente-, realizar un análisis longitudinal de los resultados de PISA de todas sus aplicaciones y disciplinas a los efectos de validar los hallazgos aquí descritos y obrar en consecuencia.
15.   Complementariamente conviene llamar la atención al deterioro del Índice de Desarrollo Humano que ha observado México en el periodo, mismo que más allá del análisis de los resultados de PISA, pone de manifiesto otro problema en materia educativa que es con mucho el más relevante que afronta el país, el rezago educativo, considerado como la cantidad de población de 15 años de edad o más que no ha terminado su educación básica, la cual se calcula en más de 30 millones de personas, con mucho el mayor problema de la educación mexicana y al cual se dedica un mínimo de recursos.
16.   Finalmente, más allá de los análisis descontextualizados de estas investigaciones y del énfasis que se le da a los resultados brutos de las mismas, es necesario continuar participando en estos ejercicios, ya que los mismos nos alejan de las visiones endogámicas que tanto daño hicieron a nuestro desarrollo educativo en años pasados, facilitándonos la comparación con los otros, que aun cuando somos distintos, nos permite ubicarnos en un contexto más amplio y reconocer si avanzamos o retrocedemos en un mundo eminentemente competitivo, donde todos los países buscan mejorar sus niveles de rendimiento educativo.
En definitiva, este texto de ninguna forma pretende erigirse como el “modelo”, ni mucho menos la síntesis de los propios hallazgos de la OCDE o de otros prestigiados investigadores, sino que lo que busca es aportar una visión distinta a la interpretación de los resultados de este tipo de ejercicios; rescatar información que dé cuenta de evidencias claras y contundentes de que el sistema educativo mexicano ha avanzado -o si fuera lo contrario, también mostrarlo-; que si bien, sigue por debajo de lo que sería esperable de él en función de la mezcla social del país, se ha avanzado; que dicho avance nos es menor; que todo lo cual de ninguna manera quiere decir que se deban “echar las campanas al vuelo”, sino que hay que redoblar el paso, continuar con los esfuerzos de reforma que devuelvan al sistema transparencia, racionalidad e incorporen en sus decisiones la innovación pensada e inteligente que se base en evidencias y no únicamente en ecuaciones políticas. México heredero de culturas milenarias merece un lugar acorde a ellas, lo cual no se logrará tan solo con buenos deseos, “patrioterismos” desgastados o verdaderas mentiras de política, se hacen necesarios esfuerzos continuados, inteligentes y debidamente soportados en la evidencia científica.
Por otra parte, es innegable que estos ejercicios son valiosos, pero si y solo si, trascienden hasta el espacio privilegiado donde se da el hecho educativo, EL AULA y LA ESCUELA[36]; mientras esto no suceda, no dejarán de ser meros esfuerzos académicos dirigidos tan solo a expertos, investigadores y periodistas que hagan uso de los mismos para su mejor conocimiento o para denostar esfuerzos y logros. México merece al menos una educación que sea acorde a su nivel de desarrollo humano. Ese es el objetivo inicial, lo demás aun cuando pueda conllevar la mejor buena voluntad, no pasará de ser mera retórica –en su sentido más pobre-, condenando a las nuevas generaciones a romper el comportamiento primigenio del sentido de la palabra civilización, el cual supone por sí mismo que cada generación supere tecnológica, científica y educativamente a la anterior. Queda pues el reto para la evaluación educativa de transformarse en un verdadero motor de cambio en educación.  



Bibliografía.

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Verónica Edwards Risopatron, “El Concepto de Calidad de la Educación”. UNESCO 1991.




* El autor de este ensayo ha sido consultor internacional en temas de planificación, sistemas de información y evaluación educativa en organismos como la UNESCO, la OEI, el Preal y el Banco Mundial, y de los Ministerios de Educación de Argentina, Bolivia, Chile, Ecuador, El Salvador, México y Uruguay; así mismo, asume la responsabilidad total por lo aquí expresado y manifiesta que no necesariamente refleja el punto de vista de organismo, institución o dependencia alguna. Adicionalmente, agradece a Regina Renero y a Luis Enrique Velázquez por su apoyo en el manejo de datos, la elaboración de algunos de los gráficos aquí mostrados, así como, por sus comentarios al primer borrador de este ensayo, que junto a los de la Maestra Sylvia Schmelkes Del Valle y RosaMaría Guadalupe Salgado Caamaño enriquecieron el texto.

[1] Program for International Student Assessment.
[2] Organization for Economic Co-operation and Development.
[3] México pertenece a la OECD desde el 18 de mayo de 1994. http://www.oecd.org/about/membersandpartners/list-oecd-member-countries.htm
[9] Incluyendo algunas áreas económicas que no son países en sí, tales como: Hong Kong, Macao, P S J G China y CABA Argentina.
[10] En el caso de Argentina, solo está representada la Provincia de Buenos Aires.
[11] Término muy difundido en el medio, pero que no necesariamente es muy afortunado en virtud de que todo ser humano al pertenecer a cualquier cultura, tiene por ese solo hecho un capital cultural. En este caso se entiende solo como el promedio de años de escolarización de los padres de los sustentantes.
[12] Elaboración propia con base en las dos fuentes antes citadas.
[13] Ídem.
[14] En el caso de Argentina, los datos no son comparables en virtud de que la primera aplicación hizo referencia al país, en tanto la segunda, explícitamente se refiere a la provincia de Buenos Aires.
[15] La comparabilidad de las áreas menores no es un atributo riguroso como el del área de mayor énfasis de cada año, lo cual el autor deja de lado para plantear la comparación simple de los primeros datos publicados por PISA en 2000 con 2015.
[16] Ejemplo: Andrés Oppenhaimer en “¡BASTA DE HISTORIAS! La obsesión latinoamericana con el pasado y las 12 claves del futuro”, extraordinario periodista que no necesariamente es especialista en educación.
[17] Se recomienda hacer un ejercicio longitudinal que permita reconocer comportamientos más consistentes a lo largo de todos los años de la aplicación de PISA: 2000, 2003, 2006, 2009, 2012 y 2015.
[18] Igualmente puede ser la expresión del fenómeno estadístico llamado “regresión a la media”, que ocurre con una aplicación recurrente de un instrumento. Puntualización sugerida por la Mtra. Sylvia Schmelkes.
[19] Verónica Edwards Risopatron, “El Concepto de Calidad de la Educación”. UNESCO 1991.
[20] Organización de las Naciones Unidas para la Educación la Ciencia y la Cultura.
[22] Término muy difundido en el medio, pero que no necesariamente es muy afortunado en virtud de que todo ser humano al pertenecer a cualquier cultura, tiene por ese solo hecho un capital cultural. En este caso se entiende solo como el promedio de años de escolarización de los padres de los sustentantes.
[23] Lo cual ya desde principios de la década de los 90’s del siglo pasado fue detectado en México en: “Primary School Quality in Mexico” Coautoría de: J. C. Palafox, J. Prawda y E. Vélez. Publicado por:
-               University Chicago Press, en Comparative Education Review, Vol. 38, No. 2. pp. 167-180, Edición en inglés May 1994. http://www.jstor.org/pss/1189030  
-               Banco Mundial en su serie A Views from LATHR, No. 33. Edición en inglés Nov. 1992. http://www.jstor.org/pss/1189030 
[25] Fuente: Ídem.
[26] Elaboración propia con base en las fuentes antes citadas.
[27] Para el cálculo de los residuos al autor utilizó el Software SPSS 2016.
[28] Palafox, J.C., "El futuro de la educación mexicana, apoyado en su pasado y visto desde su presente" En el libro “La Disputa por la educación. Por el México que queremos”. Editorial Aguilar. pp 293-333 http://www.librosaguilar.com/mx/libro/la-disputa-por-la-educacion/  Edición en español, Nov. de 2011.
[29] Elaboración propia con base en las fuentes antes citadas.
[30] Para el cálculo de los residuos al autor utilizó el Software SPSS 2016.
[31] En esta medición están incluidos además de países, algunas economías autónomas que forman parte de países, pero no representan al país en su totalidad.
[32] Fuente: Elaboración propia con base en las fuentes antes citadas.
[33] No se considera Argentina, por lo ya dicho anteriormente, ya que la primera aplicación fue nacional y la segunda solo de Buenos Aires.
[34] Este comportamiento de Vietnam ya fue demostrado con anterioridad por el autor de este ensayo, en el análisis que hizo de los resultados de PISA 2012 publicados en:
·       Revista Análisis Público de la Escuela de Administración Público, Universidad de Valparaiso, Chile, Número 5, pp 113 a 132, julio 2015 http://issuu.com/analisispublico/docs/an__lisis_p__blico_n__5-2015_8029eb958cdb7f?e=0/14166023#search ;  y,
·       Revista de Educación y Cultura AZ. (1ª. Parte) Número 91. pp 36 a 41. marzo 2015 http://www.educacionyculturaaz.com/091/091-AZMARZO2015.pdf . (2ª. Parte) Número 92. pp 36 a 41. abril 2015 http://www.educacionyculturaaz.com/092/092-AZABRIL2015.pdf
[35] Primer estudio Internacional Comparativo sobre Lenguaje, Matemática y Factores Asociados en tercero y cuarto grado de educación básica. Laboratorio Latinoamericano de Evaluación de la Calidad Educativa (LLECE).  UNESCO 1998. https://s3.amazonaws.com/archivos.agenciaeducacion.cl/documentos-web/Estudios+Internacionales/TERCE/Primer+informe+1998.pdf
[36] Idea ya planteada por el autor de este ensayo en el libro “LOS CUATRO PRIMEROS AÑOS. AVANCES Y DESAFÍOS”. Publicado por el Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación, INEE, en 2006. http://publicaciones.inee.edu.mx/buscadorPub/P1/D/208/P1D208.pdf; donde en su intervención registrada en la página 48, expresó: “En cuatro años de vida del Instituto se han alcanzado metas que con anterioridad ni siquiera se planteaban como factibles, hoy día son realidades que vislumbran nuevos retos y que obligan a pensar en el logro ulterior de la evaluación como motor de cambio en educación. Se ha alcanzado mucho y es necesario seguir caminando hasta lograr que el conocimiento, la cultura y la transformación lleguen al interior de esas “cuatro paredes” donde se da el hecho educativo, al aula, al grupo, al docente, a las y los niños y jóvenes; si se logra, entonces se habrá cumplido.”