Enrique Agüera y Emilio Zebadúa, Coordinadores
Editorial Aguilar, 2011, 412 pp
Discurso
de presentación del libro por el Dr. Emilio Zebadúa, 19 de diciembre de 2011.
¿Cuáles son los retos, perspectivas y oportunidades de la educación en
México? Si se requiere de una reforma educativa integral de nuestro modelo
educativo ¿Qué se tiene que transformar? ¿Por dónde iniciar la trasformación?
¿Cómo adaptar al sistema de educación pública nacional a las necesidades de
aprendizaje en la era de la globalización y del conocimiento? Son algunas de
las interrogantes que se abordan en “La disputa por la educación”.
Los coordinadores Enrique Agüera Ibáñez, rector de la Benemérita
Universidad Autónomo de Puebla (BUAP) y Emilio Zebadúa, director de Az Revista
de Educación y Cultura, plantean que en la actual coyuntura del país lo que
está en juego es el diseño del sistema educativo nacional, razón por la cual se
trata de una disputa técnica y pedagógica; administrativa y educativa; política
y social, incluso ideológica.
Los nuevos escenario que enfrenta México, señalan en su marco de
análisis para una política educativa, reclaman rutas que privilegien la
reflexión, el diálogo, las coincidencias de todos los actores sociales y
enaltezcan actitudes propositivas por encima de las descalificaciones, puesto
que la tarea educativa no expira ni debe de estar sujeta a la conclusión de
cada administración o cambio de gobierno, resulta indispensable contar con una
política de Estado en materia educativa que privilegie la calidad y la equidad
dentro del sistema educativo nacional.
Esta obra recoge las voces de algunos de los principales actores en el ámbito
educativo que desde hace muchos años son coparticipes de las mejores causas
sociales en el ámbito educativo e intelectual, siempre a favor del progreso
individual y colectivo.
Participan en esta edición el Agüera Ibáñez, “Retos y perspectivas de la
educación superior”; el especialista Eduardo Andere Martínez, “El futuro de la
educación en México”; Yoloxóchitl Bustamante Díez, directora general del
Instituto Politécnico Nacional (IPN), “La educación técnica en el desarrollo de
la nación”; David Calderón Martín del Campo, director general de Mexicanos
Primero, “¿Y dónde está mi silla? El lugar de la sociedad civil en las
decisiones educativas nacionales”; José Fernando González Sánchez, ex
subsecretario de Educación Básica de la Secretaría de Educación Pública (SEP),
“El futuro de la educación en México”; Jorge Luis Ibarra Mendívil, secretario
de Educación y Cultura del estado de Sonora, “La escuela que queremos”; Miguel
Agustín Limón Macías, director general de la Comisión Nacional de Libros de
Texto Gratuitos (Conaliteg), “Una prospectiva de la SEP: doce ideas para
discutir”.
Completan la obra los ensayos de Rafael López Castañares, secretario
general de la ANUIES, “La educación superior ante los retos del entorno
internacional”; Luis Maldonado, secretario de Educación Pública del estado de
Puebla, Rosalba Sierra Silorio, subsecretaria de la SEP de Puebla, Eduardo
Andere Martínez, “Hacia una comunidad centrada en el aprendizaje”; Esteban
Moctezuma Barragán, ex secretario de Gobernación, “Aprovechamiento del tiempo
libre”; Carlos Muñoz Izquierdo, investigador de la Universidad Iberoamericana,
“La disputa por la justicia en la educación básica”; Juan Carlos Palafox Pérez,
consultor en sistemas de evaluación educativa, “El futuro de la educación
mexicana, apoyada en su pasado y visto desde su presente”; Emilio Tenti
Fanfani, investigador de la Universidad de Buenos Aires; Margarita Zorrilla
Fierro, directora general de Instituto Nacional para la Evaluación de la
Educación (INEE); Emilio Zebadúa y Humberto Valverde, miembro del Consejo
Editorial de Az Revista de Educación y Cultura, “”La vía mexicana en la
globalización educativa”.
En suma, son visiones a partir del análisis y la reflexión que se reúnen
en un ejercicio abierto y plural respecto a la ruta que se debe seguir para
reformar nuestro sistema educativo nacional.
A continuación se presenta el
borrador original del texto del Mtro. Juan Carlos Palafox Pérez de Salazar (en
formato .pdf) parte integrante del libro “La Disputa por la Educación”.
Ensayo publicado en la serie de
libros "Una Propuesta para México", Tomo “Hacia una Educación Diferente”. Publicado por
“Agenda para el México
Contemporáneo A.C." Edición en español, 8 de noviembre de 2012.
El
futuro de la educación mexicana, apoyado en su pasado y visto desde su presente.
Autor: Juan Carlos Palafox Pérez de Salazar *
“Como
todo ser viviente,
la
escuela no solo se modifica cada año, cada día y cada hora,
sino
que está expuesta a diversas crisis, a desgracias, a dolencias.”
INTRODUCCIÓN.
Al recibir la invitación a participar en
este libro, su sugestivo título “La
disputa por la educación: El futuro de la educación en el México que viene”,
provocó de inmediato en mi dos cuestionamientos conceptuales iniciales, el
primero relacionado con la palabra “disputa” y el segundo con la expresión “el
México que viene”.
Así entonces, me avoqué primeramente a
identificar con meridiana claridad el significado de la palabra “disputa” o disputar
como acción o verbo, que según el diccionario de la Real Academia de la Lengua
Española[2]
quiere decir:
disputa.
1. f. Acción y efecto de disputar.1. loc. adv. indudablemente.
disputar.
(Del lat. disputāre).
1. tr. debatir.
2. tr. Porfiar y altercar con calor y
vehemencia. U. t. c. intr. Disputar de, sobre, acerca de una
cuestión.
De donde continué mi pesquisa hasta la
palabra “debatir”, la cual me es más cercana en el medio académico:
debatir.
(Del lat. debattuĕre).
1. tr. Altercar, contender, discutir,
disputar sobre algo.
2. tr.
Combatir, guerrear.
Así entonces, lo primero que habría que
preguntarse es quiénes son los “contendientes” en esta disputa, quienes son los
“combatientes”, los “guerreros” en la educación, quiénes son los que debaten
sobre este tan importante tema para el país. Y si, encontré que existen
múltiples “arenas” donde se realiza este “enfrentamiento”, dentro de las cuales
podemos identificar dos grandes espacios.
El primero referido a los medios masivos
de comunicación, donde prima un conjunto de personajes de formación periodistas
o académicos con postgrado, seudo-especialistas en educación y otros menesteres[3]
o entidades que nada tienen que ver con el tema, algunos de los cuales jamás
han desarrollado investigación, estudio o tratado serio, “duro” o científico
sobre la educación, su desarrollo y los factores que le explican, pero que a
partir del acceso o en algunos casos del secuestro que tienen de los medios, se
atreven a pontificar, diagnosticar y hasta determinar las pautas que debiera
seguir la educación mexicana para poder arribar a niveles superiores de
excelencia.
El otro espacio, es donde están los que
efectivamente “guerrean” todos los días, de todas las semanas, de todos los
meses, de todos los años con el hecho cotidiano de educar, de investigar, de
gestionar la educación mexicana, pero que no tienen acceso a los medios y que por
ende su vos no es escuchada, para quienes el tema educativo no es un asunto
lineal, donde las leyes de la física “causa-efecto” no operan y no son tan
obvias, sino que es un asunto eminentemente sistémico, cultural, estructural,
cuyas explicaciones y soluciones no son automáticas, ni producto de sus solas
opiniones o de las opiniones de otros, donde a un estímulo no necesariamente
corresponde un efecto, sino que dependen de la confluencia de toda la sociedad,
de todos los actores sociales, de los que están dentro del sistema educativo y
de los que están fuera. Espacio donde se tiene por demás claro que nos compete
a todos -y que para acceder a estadios superiores de calidad educativa-, se
requiere de que todos asumamos compromisos y no solo que nos enfrasquemos en descalificaciones
que denotan ignorancia, mala fe o en el peor de los casos marcada “tontera”, por
decir lo menos.
Lo anterior adquiere una dimensión aún
más compleja cuando nos planteamos la segunda reflexión a la que aludí en el
primer párrafo de este texto y que forma parte del título del libro, “el México
que viene”. Cómo si alguien pudiera atisbar siquiera cuál es el México que
viene, visto desde el contexto actual caracterizado entre otras circunstancias por:
a. vertiginoso desarrollo de las TIC’s., que acrecientan el acceso a miles de
datos en tiempos record, que pueden desorientar, confundir o generar verdaderas
“intoxicaciones” de información que no necesariamente crean conocimiento y
desarrollo intelectual, pero que a su vez puede potencializar infinitamente la
creación y el trabajo humano; b. proceso generalizado de globalización, donde
las distancias se acortan, “mueren” las ideologías, las conductas se mimetizan
y se contraponen a valores y costumbres milenarias que funcionaron por
centurias y que ahora parecieran no tener utilidad alguna, pero que a su vez
adquieren múltiples posibilidades de visualización universal; c. amenazante cambio
climático, que pone en riesgo no tan solo la viabilidad del país sino de la
raza humana, pero que además se planta en el horizonte como un potente reto al
ingenio humano; d. múltiples emergencias sanitarias (A H1N1, VIH y SIDA, Adicciones,
Obesidad mórbida, Etc.), que de manera abrupta alarman y violentan los usos y
costumbres hasta lo más íntimo de nuestra naturaleza, como lo es el saludo
cotidiano, nuestra forma de relacionarnos y hasta de vivir nuestra sexualidad; e.
violencia generalizada, incremento del narcotráfico, destrucción del tejido
social, que en el caso mexicano nos ha llevado a records inusitadamente
cruentos –al menos 34 mil muertos en la actual administración-, obligando a la migración
interna de comunidades por miedo y que por otra parte, retan a la imaginación
social en búsqueda de soluciones creativas, potentes y sostenibles; f. nuevos
roles sociales, con el acceso generalizado de la mujer al mercado de trabajo,
matrimonios mono-sexuales con acceso a la adopción, surgimiento de generaciones
“ni nis”, que plantean retos a la forma de ser familia, ser persona, de ser en
sí; g. desvinculación física, geográfica y laboral del trabajo con modelos
distribuidos, impersonales, ausentes, por proyecto o resultado, donde el
vínculo con la fuente de trabajo tiende a desaparecer y prevalecen las
relaciones laborales de corto plazo y a distancia; etc., etc., etc… En fin, un
contexto donde la incertidumbre se presenta como modo de vida y donde al sector
educativo se le plantean nuevas exigencias a partir de un redimensionamiento
del otrora monopolio del conocimiento casi exclusivo de la escuela, del aula, del
maestro, del libro; donde surge un cuestionamiento permanentemente a la
validación social del proceso educativo escolarizado; donde pareciera germinar un
nuevo rol del educador como animador, orientador, canalizador y catalizador de
la construcción individual del conocimiento de los alumnos y la vuelta a la
figura de tutor, cuyo énfasis pase del trasmisor y dador de conocimiento al que
coadyuva en la construcción del individuo, generador de valores y nuevas
competencias.
Llegado a este punto cabe preguntarse si
aquellos que en los años 60’s o 70’s del siglo pasado tuvieron en sus manos la
definición prospectiva de la educación para las actuales generaciones, se
imaginaron siquiera el contexto de la educación contemporánea, donde el
paradigma de la educación para “el bien estar”, de movilidad social, de estatus
social, a sido totalmente rebasado por el mundo de las incertidumbres, en el
que la prioridad pareciera ser sintetizada en un nuevo paradigma educativo
orientado a generar competencias para la sobrevivencia individual y colectiva
de la persona y de la especie misma, mutando
de la educación que queremos, a la educación que necesitamos.
DE
DÓNDE VENIMOS –El Pasado-.
Desde esta perspectiva pareciera
sumamente aventurado y hasta temerario -creo yo-, plantear erguirme en
pontificador del futuro de la educación mexicana, sobre todo a partir de lo que
ésta representa y ha logrado a lo largo al menos los últimos 200 años, mismos
que tenemos de historia como país, ya que anteriormente no fuimos México, sino
Nueva España por 300 años y antes por milenios, un conjunto de naciones o
reinados más o menos cohesionados en distintos momentos por culturas dominantes
como la Olmeca, Teotihuacana, Azteca o Maya por mencionar solo algunas de
ellas.
Cabe en este sentido, sin menoscabo de
lo hecho en la primera centuria[4]
donde entre otros hechos el país frecuentemente estuvo inmerso en luchas
intestinas por el poder entre liberales y conservadores, tuvo dos emperadores
–uno de ellos austriaco-, fue gobernado por distintos gobiernos de facto o dictadores[5],
perdió casi la mitad de su territorio, fue invadido por franceses y norteamericanos,
etc.; rescatar de donde parte el actual sistema educativo mexicano, lo cual
permitirá al lector una mejor perspectiva de su presente y de su futuro posible
o deseable.
México en el año 1910 según muchos
autores era un país eminentemente analfabeta[6],
donde al menos 8 de cada 15 mexicanos ostentaban la calidad de analfabetas
mayores de 12 años de edad, en un entorno en que era habitado en números
redondos por 15.160 millones de habitantes[7],
de los cuales como consecuencia del movimiento armado conocido como la
Revolución Mexicana mueren o se van del país o simplemente desaparecen
estadísticamente 850 mil de ellos, o sea casi uno de cada 15 mexicanos, el 7%
al menos, cifra superior a la cantidad de muertos y desaparecidos registrados
oficialmente en los movimientos cruentos de todo el hemisferio en el Siglo XX, lo
cual en cifras gruesas representa el punto de partida del México contemporáneo,
de ahí venimos, no del cuento que ciertos sectores nos quieren vender del país
grandioso, culto, poderoso. No, no señores, la raíz histórico-educativa del
México contemporáneo en términos generales es pobre, analfabeta e inculta…
Siguiendo esta misma línea de análisis y
considerando las cifras publicadas por el INEGI en días pasados, para el año
2010 -cien años después-, somos algo más de 112 millones de mexicanos (sin
contar los cerca de 14 millones más que habitan en los EUA), lo cual a partir
de una aritmética simple aún cuando no demográficamente exacta, quiere decir
que en estos 100 años hemos incorporado al país un promedio aritmético de cerca
de 1 millón de habitantes más cada año, sin descanso, sin pausa y “sin
vergüenza”... quiere decir aritméticamente que este país de algo más de 8
millones de analfabetos de 12 años de edad o más en 1910, ha sumado 93 millones
de personas más en cien años y hoy día solo tenemos el 6.9% que lamentablemente
aún están en esa condición, pero que los otros 100 millones y otras decenas de
millones más correspondientes a generaciones anteriores a la actual, han sido
alfabetizados y educados por el sistema educativo mexicano.
De esa magnitud es la obra educativa de
este país, equivalente a la suma de la población total combinada de los países
con los que de manera descontextualizada se nos compara eventualmente, como[8]
Corea del Sur (48.5), Chile (17.1), Finlandia (5.3), Singapur (4.9), Irlanda
(4.6), etc., hecho nulamente mencionado por los seudo-especialistas educativos
en boga de nuestra televisión y de nuestras elites ignorantes en materia
educativa, dimensión que representa solo una de muchas dimensiones y acciones casi
heroicas que se pueden mencionar con respecto a la educación mexicana, tales
como: el reconocimiento al derecho a la educación primaria plasmado en el
Artículo Tercero de la Constitución de 1917, como obligatoria, gratuita y laica,
consolidado en términos de finalidades en el 34 con los postulados de la
educación socialista; las Misiones Culturales creadoras de identidad y cultura
mexicana reconocidas en su momento a nivel mundial; del Libro de Texto
Gratuito, instrumento que en su oportunidad
y durante muchos años representó el único texto disponible en millones
de hogares mexicanos y guía de muchas generaciones de mexicanos; la creación y
expansión del sistema de educación superior de México, dentro del que destacan
la UNAM, el IPN, la UANL, la UDG, la UAM, la UPN, las demás Universidades
Estatales, los Institutos Tecnológicos, el Sistema de Universidades
Tecnológicas, etc.; la instalación del Comité Administrador del Programa
Federal de Construcción de Escuelas CAPFCE, responsable principal de la
expansión física de la planta educativa hasta llegar a más de 150,000 planteles
actualmente; la instauración del Consejo Nacional de Fomento Educativo CONAFE,
promotor de la educación comunitaria de las zonas más aisladas y desfavorecidas
del país; del Instituto Nacional de la Educación de Adultos INEA, artífice de
la alfabetización y abatimiento del rezago educativo en los últimos 30 años; del
Colegio Nacional de Educación Profesional Técnica CONALEP, vía para la canalización
de la creación de competencias medias en los jóvenes, para su incorporación
inicial a la industria, el comercio y el sector productivo en general; del Instituto
Nacional para la Evaluación de la Educación INEE, catalizador y pionero de los
esfuerzos evaluativos de la educación en el país, que ha permitido
sistematizar, analizar y poner en perspectiva la educación mexicana al interior
del país y en el contexto internacional; las distintas reformas de la educación[9]
hasta la recientemente concluida, que representan la oportunidad de sintonizar
al país con las corrientes educativas vigentes; en fin, que la obra educativa
de este país, sus políticas de estado en materia educativa vistas con
objetividad han sido faraónicas, profundas y de largo aliento. De igual forma,
no se confunda el lector, de ninguna manera quiero decir que sea una obra
terminada, que nos deba dejar satisfechos -en educación la obra jamás termina-,
pero de ninguna manera son dables los juicios lapidarios, ligeros y
superficiales que artificiosa o de mala fe ponen en entredicho lo realizado por
generaciones y generaciones de mexicanos, de maestros, profesores, educadores, académicos,
investigadores, funcionarios, padres de familia, en fin de millones de
mexicanos que han dejado su vida en la acción educativa y han ayudado a
construir parte de los mejores valores que nos hacen a los mexicanos hoy día.
DÓNDE
ESTAMOS –El Presente-.
Más allá del análisis histórico e
institucional de la educación mexicana, conviene reflexionar sobre el verdadero
estado de situación de la misma –su presente-, lo cual haré a partir de los
parámetros internacionales, evitando con ello caer en los tan socorridos
juicios de “expertos” o de “mirarnos el ombligo”, sino sustentando sólidamente
y con datos comparables a nivel internacional lo que aquí se expondrá.
En este contexto haré referencia a las
dos fuentes más representativas y conocidas sobre el diagnóstico de la
educación contemporánea en gran parte del mundo y por ende de México[10].
Ambas originadas en organismos internacionales de probada confiabilidad y
credibilidad. El primero de ámbito mundial que agrupa a 193 países[11],
especializado 100% en el tema educativo, científico y cultural, cuyos
indicadores educativos reflejan a 127 países, la Organización de las Naciones
Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO); el segundo, de
ámbito sesgado al desarrollo económico en general no especializado en educación,
que solo agrupa en su seno a 34 países, la Organización para la Cooperación y
el Desarrollo Económicos (OCDE) y cuyo principal indicador educativo, o más
conocido, incorporan en total a 65 países (PISA[12]).
Complementariamente consideraré además el Índice de Desarrollo Humano creado
por las Naciones Unidas para contextualizar algunas variables. Por cuestiones
de limitación del espacio previsto para este texto, solo haré un análisis muy
sintético y acotado a los indicadores más representativos de los últimos
informes de las primeras organizaciones en materia de educación, en el primer
caso de la UNESCO a la evolución de los
indicadores de base o de aproximación para medir objetivos de la Educación Para
Todos (EPT), usando la
clasificación de tipos de países y regiones del mundo que usa la UNESCO en el Informe
de Seguimiento de la EPT en el Mundo 2011, y en el caso de la OCDE los resultados de PISA 2009, considerando
todos los países que participan en dicho estudio. Así mismo, para el caso de la
educación superior, solo haré una referencia marginal al ranking de universidades del diario británico The Times por ser el más conocido.
Educación Para Todos de la
UNESCO[13]. Análisis de las seis Metas del EPT para el año 2015[14]
y del Índice de Desarrollo Educativo IDE.
Meta
1. Atención y educación de la primera infancia.
En un primer análisis de esta meta, se puede
observar que México tiene en la última cifra reportada un porcentaje de
atención de 114%[15],
el cual es 70 puntos porcentuales por encima del promedio mundial; muy por
encima de las regiones menos desarrolladas del planeta; más elevado -en 34
puntos porcentuales-, que la región más desarrollada del mundo, América del
Norte y Europa Occidental.
Por otra parte, en términos históricos,
México ha crecido en cuanto a este indicador de 1999 a 2008 en 40 puntos
porcentuales, cifra superior a todos los demás promedios por tipo de países y
de regiones del mundo.
Complementariamente a lo anterior, en un
segundo análisis comparativo pero ahora con el grupo de países de América
Latina seleccionados para este texto por sus similitudes culturales, históricas
y/o educativas, México muestra nuevamente el nivel de cobertura más alto de
todos, ni siquiera superado por Cuba, país que observa igual que México niveles
de cobertura superiores al 100%. Por otra parte, la tasa de avance es la más
significativa de todos los países comparados, sobre todo considerando que según
el reporte de referencia tanto Chile como Costa Rica y Cuba han reducido su
cobertura en este indicador.
De lo anterior se desprende que el país
ha acometido el tema de la cobertura de la educación preescolar con decisión,
logrando un crecimiento 28 puntos porcentuales por encima del crecimiento de su
propia región (América Latina), logrando una cobertura para la edad de 5 años
cercana a la universalización a partir de un avance sustantivo en los últimos años.
A lo anterior habrá que sumar el hecho de que por disposición constitucional a
partir de 2008 se propuso cumplir con la meta de la cobertura universal en
educación preescolar para los niños de 3, 4 y 5 años de edad, hecho que aunque
no se ha logrado, sin duda pone al país en los niveles más altos de cobertura
educativa en este grupo de edad, situación que también debe mencionarse, presenta
serias dificultades en los ámbitos más marginados del país, donde hasta ahora
no se ha logrado tampoco la universalización de la educación primaria.
En síntesis, el comportamiento de este
indicador muestra claramente que el país ha asumido un liderazgo a nivel
regional y mundial para alcanzar la cobertura universal de la educación
preescolar, que no deja de ser importante dado el efecto compensatorio que
dicho nivel educativo tiene para revertir los efectos que factores no escolares
(pobreza, marginación, bajos niveles educativos familiares) tienen en el desarrollo
educativo de las nuevas generaciones, sobre todo en los grupos más vulnerables[16].
Meta
2. Universalización de la enseñanza primaria.
En cuanto al tema de la Universalización
de la Educación Primaria, en México desde principios de la década de los
noventas y muy probablemente antes, la meta ha sido cumplida según la
información reportada y los estándares internacionales (96% mínimo). Más aún,
el país observa en esta comparación el porcentaje más alto con 98% desde 1991,
10 puntos porcentuales por encima del promedio mundial actual, 3 puntos por
encima del promedio de los Países desarrollados y de América del Norte y Europa
Occidental, por lo que solo cabe reconocer el esfuerzo sostenido por el país a
lo largo de varias décadas en este sentido, el cual es compartido por la mayor
parte de las regiones y tipos de países que observan porcentajes promedio
superiores al 80%, con la sola excepción del Caribe 64% y el África
Subsahariana 76%. Región esta última, que junto con Asia Meridional y
Occidental observan los más altos índices de crecimiento de 1991 a 2008, con 16
puntos porcentuales Asia Meridional y Occidental y 23 el África Subsahariana.
En el análisis entre pares con América
Latina se observa que el promedio de México solo es inferior a Cuba por un
punto porcentual, país que generalmente se distingue por tener los mejores
indicadores educativos de toda la región y a nivel internacional e igual al de
Argentina.
Meta
3. Necesidades de aprendizaje de jóvenes y adultos.
En cuanto a los promedios de alfabetización del grupo de
edad de 15 a 24 años, los de México son bastante elevados, pero por debajo en 2
puntos porcentuales de los promedios de los Países Desarrollados y de los
Países en Transición. Por región, se ubican igualmente por debajo de América
del Norte y Europa Occidental y de Asia Central en dos puntos y de Europa
Central y Oriental en un punto porcentual. Por contrapartida, el promedio
mexicano es superior al mundial en 10 puntos porcentuales. Independientemente
de lo anterior puede considerarse que México ya ha logrado la universalización
de la alfabetización de este grupo etareo.
En comparación con su región, México
tiene el mismo promedio que América Latina en conjunto, pero en relación con
los países de la comparación, los promedios actuales son muy similares en todos
los países comparados con diferencias no mayores a tres puntos porcentuales,
donde México está a solo dos puntos de lograr el 100% al igual que Brasil,
Colombia y Costa Rica, por debajo de Argentina y Chile por un punto y dos de
Cuba quien tiene una cobertura del 100%.
Cabe destacar el gran avance observado
por Asia Meridional, los Países Árabes y Colombia entre los periodos de
1985-1994 y de 2005-2008, con 19, 13 y 7 puntos porcentuales respectivamente.
Es dable considerar que el logro del 98%
en este indicador, dice relación con la mejora significativa en el indicador
anterior (Universalización de la Educación Primaria), cuyo comportamiento
histórico acusa niveles por encima del 98% desde 1991 y antes.
Por último, conviene mencionar con
relación a estos tres primeros indicadores analizados, que el hecho de que
México observe tasas cercanas al 100% de cobertura, a la universalización,
representa en general haber superado para las nuevas generaciones el problema
de cobertura de los servicios elementales de educación, por lo que solo resta:
mantener estos niveles en el tiempo; atender a las inequidades que se dan al
interior del país que excluyen a los grupos marginados de estos logros, como
son las poblaciones indígenas, las de comunidades aisladas, los migrantes, los
discapacitados, etc., sobre todo cuando son mujeres, buscando su
universalización para todos; y, enfocar los esfuerzos en cuanto a la dimensión
relativa a la cobertura para nivelar a los adultos mayores, ya que en el país
existen más de 33 millones de jóvenes y adultos sin terminar su educación
básica[17].
Meta
4. Mejora de los niveles de alfabetización de adultos.
En este tema, si bien es cierto que México
acusa avances durante el periodo del orden de 5 puntos porcentuales, con una
tasa del 93% para el período 2005-2008[18],
superando al promedio mundial en 10 puntos y en 14 puntos porcentuales al
promedio de los países en desarrollo, así como en distintas cifras a las
regiones de África Subsahariana (31), Asia
Meridional y Occidental (31), El Caribe (22), los Estados Árabes (21) y
Latinoamérica (2), también es cierto que está por debajo de los países en
Transición y los Desarrollados cuyas medias ponderadas o promedios son 100% y
99% respectivamente y por debajo de distintas regiones del mundo, cuyos
promedios son: América del Norte y Europa Occidental (99), Asia Central (99), Europa
Central y Oriental (98) y Asia Oriental y el Pacífico (94), así como de los
países latinoamericanos de la comparación por debajo de Cuba (100), Chile (99)
y Argentina (98) e igual que Colombia (93)
y solo por encima de Brasil (90), todo lo cual da cuenta de un nivel
intermedio o no deseable para el país, sobre todo si se considera que este
indicador está relacionado directamente con los niveles educativos de la
población adulta, que según los indicadores nacionales acusan un rezago
educativo[19]
calculado en algo más de 33 millones de mexicanos y mexicanas como ya
apuntábamos anteriormente.
* Para Argentina y Brasil la comparación se hace entre
2008 y 1999 por no tener los datos de 1991.
Este indicador o Índice refleja la relación entre hombres y mujeres en términos de cantidad, donde la igualdad entre ambos sexos o meta a alcanzar está dada por un valor de 1, valores inferiores a 1 representa mayoría de hombres y valores superiores a 1, mayoría de mujeres. Para primaria México ha mantenido el mismo nivel desde 1999 a solo dos centésimas de lograr la paridad, misma distancia que le separa del promedio de los Países Desarrollados que ya la han logrado y solo una centésima por debajo de los Países en Transición. Comparando con las regiones se está por debajo de América del Norte y Europa Occidental y el Caribe que han logrado la paridad y de Europa Central y Oriental que está a una centésima de alcanzarle. En la comparación con los países latinoamericanos considerados está una centésima debajo de Argentina, Colombia y Costa Rica. Finalmente es de reconocer que en este nivel los índices son generalmente altos, con valores siempre por encima de 0.91 y debajo de 1.01 equivalentes a una varianza de solo 0.10.
Por lo tocante al nivel de secundarias la
situación en general es distinta, ya que la varianza se amplia desde valores en
contra de las mujeres de 0.79 en el África Subsahariana, hasta valores en
contra de los hombres de 1.13 en Argentina, equivalente a una varianza de 0.34,
más de tres veces superior a la que se da en primaria. México de igual forma
tiene un índice de 1.06, que indica una clara feminización de la educación,
misma que se ha ido acrecentando conforme el paso del tiempo, desde el 0.99 en
1991 al 1.01 en 1999 y llegando al ya mencionado 1.06 en 2008, comportamiento
que representa una variación total de siete centésimas para todo el periodo,
hecho que se refleja posteriormente en la educación media superior y educación superior[20].
*
Para Argentina y Brasil la comparación se hace entre 2008 y 1999 por no tener
los datos de 1991.
En este indicador México observa uno de los más altos valores con 28 alumnos por docente, igual al promedio de los Países en Desarrollo, tres más que el promedio mundial, más del triple de lo observado en Cuba (9), el doble que los 14 en promedio de los Países Desarrollados y de América del Norte y Europa Occidental y 9 alumnos más que los Países en Transición. Por otra parte, México tiene un promedio inferior de alumnos por docente solo en el caso de África Subsahariana (45), el Caribe (33) y Asia Meridional y occidental (39) en la comparación por regiones del planeta y con los países latinoamericanos de la comparación solo Colombia (29) observa mayor cantidad.
En síntesis para estos últimos tres
indicadores los valores observados por México son poco halagüeños y sí en algún
caso preocupantes, por lo que evidentemente representan áreas de oportunidad
para la política educativa del país en los próximos años, tema que tocaremos
más adelante.
El Informe de referencia calcula este
índice compuesto para 127 países, la cobertura más amplia y representativa en
materia educativa del mundo. Al interior, jerarquiza los países en tres grupos
significativos: IDE Alto, Medio y Bajo, compuestos por 62, 36 y 29 países
respectivamente, colocando a México en el lugar 57 dentro de los países de IDE
Alto con 0.957, tan solo a 0.038 de Japón país que encabeza este ordenamiento,
junto a otros cuatro países de Latinoamérica, Cuba lugar 14 con 0.986, Uruguay
36 y Argentina 38 ambos con 0.983 y Chile 49 con 0.968. En el grupo de IDE
Medio encontramos a 12 países latinoamericanos dentro de los 36 que le
componen, de los cuales solo dos son de los escogidos en la comparación de este
texto, Colombia en el 71 con 0.929 y Brasil en el lugar 88 con 0.878. Para
Costa Rica no existen datos suficientes para establecer su IDE. Por último, cabe
mencionar que el último grupo correspondiente al IDE Bajo, está compuesto por
29 países de los cuales solo uno es latinoamericano, Nicaragua puesto 100 con
0.795, cerrando la clasificación internacional está Níger lugar 127 con 0.520,
a 0.437 de distancia de México y a 0.475 de Japón.
En síntesis conforme los indicadores
analizados del Informe Mundial de Seguimiento de la Educación Para Todos 2011,
se puede decir que México a nivel mundial se ubica dentro de los países con
mejores índices educativos, pero casi al final, muy similar a los países de
América Latina de mejor actuación y por encima de los promedios de los países
en desarrollo y de América Latina y el Caribe en general, con indicadores de
alto rendimiento en cuanto a la cobertura de la educación básica, indicadores
medios en los referentes a la calidad y bajos rendimientos en cuanto a los
rezagos educativos acumulados.
Finalmente para efectos del análisis de
los datos aportados por PISA 2009, dado el espacio previsto para este texto
solo consideraremos los resultados del ranking
de la disciplina de “lenguaje”, foco principal de dicho estudio, complementados
con el Índice de Desarrollo Humano IDH elaborado por las Naciones Unidas para 2010.
En el ranking anterior se muestran todos los países que participaron en
el estudio, pero en el siguiente gráfico[24]
solo presentamos aquellos que cuentan con el IDH, destacando los de mayor promedio,
los de menor promedio, así como los latinoamericanos.
A partir de esta regresión, al igual que
en otras investigaciones sobre rendimiento educativo, observamos una alta
correlación entre las dos variables (0,7253), esto da cuenta de que el
desarrollo escolar es un fenómeno fundamentalmente estructural y que esta
íntimamente relacionado con otras variables del desarrollo, la educación no es
un hecho aislado y no necesariamente puede ser explicado en si mismo, sino en
su contexto. Dicho de otra forma a cierto nivel de IDH, es previsible cierto
puntaje en investigaciones de naturaleza similar a PISA, por lo que conviene
entonces hacer un análisis de cuanto cada país está por arriba o por debajo del
puntaje previsible dado su IDH (residuos), con lo cual estaremos más cercanos a
una evaluación más justa y realista del esfuerzo que cada país realiza en
materia educativa (Índice de Esfuerzo Escolar IEE[25])
en función de su propio nivel de desarrollo. Con lo que tenemos el siguiente
nuevo ordenamiento (solo incluye los países que cuentan con IDH y participaron
en PISA 2009):
De la anterior tabla se puede deducir
que el solo ranking que aporta PISA
inicialmente, puede ser interpretado de una forma más constructiva, donde se reconozca
el verdadero Esfuerzo Escolar, mismo que indica lo que cada país aporta o deja
de aportar en función de su Desarrollo Humano concomitante a la aplicación de
la prueba PISA[26].
Del ordenamiento resultante podemos distinguir dos grupos de países, el primero,
aquellos cuyo rendimiento es superior al esperado (IEE mayor que 0) y el
segundo, aquellos que es inferior al esperado (IEE menor que 0), de donde se
observa entre otras cosas que Corea del Sur 1er lugar, Finlandia 2º y Nueva
Zelandia 3º originalmente, pasan a ser el 5º, 4º y 18º en la nueva clasificación
por IEE, mientras que Turquía que en el ranking
original de PISA 2009 ocupaba el lugar 32º,
pasa al primer lugar del nuevo ordenamiento por IEE, seguido por
Indonesia inicialmente lugar 44º y de Polonia ubicado originalmente en el lugar
12º. Siguiendo esta misma línea de análisis los países latinoamericanos también
cambian sus posiciones, mientras que Uruguay y Argentina bajan su ranking
del 36º al 40 y del 45 al 46º respectivamente, México mejora del 37º al
33º, Chile del 33º al 28º, Brasil de 42º al 21º y Colombia del 40º al 14º, con
mucho el mejor país latinoamericano en función del IEE. En especial México, que
observa un IEE de – 9.03, o sea 9.03 puntos en la escala de PISA por debajo de
lo esperado dado su IDH, además de mejorar su posición relativa en el ranking inicial de PISA 2009 como ya
dijimos, se pone por encima de países de la OCDE como España, Estados Unidos de
América, Irlanda, Luxemburgo, Australia y Noruega inicialmente colocados mejor
que nuestro país, así como de Uruguay el país latinoamericano mejor ubicado en
PISA 2009. Con este ejemplo, lo que quiero poner en el centro del debate, es
que los rankings de cifras “brutas”
sin contextualizar, si bien son útiles, no son suficientes e inducen a falsas
apreciaciones y equívocos en los juicios de valor a cerca de la calidad
educativa que pretenden definir, ya que “no
es lo mismo los mayores puntajes,
que los mejores puntajes”, dicho de otra forma, que cuando este tipo de
estudios se hacen entre poblaciones iguales en cuanto a su nivel socio-cultural-económico,
el orden cambia sustantivamente, error de apreciación que desgraciadamente se
da desde el ámbito de las naciones, hasta el micro universo de la comparación
entre las escuelas, los salones de clases y de los alumnos mismos, al compararlos
únicamente por los puntajes brutos sin contextualizar.
Por último, haré una referencia
necesaria a la educación superior donde los indicadores internacionales no han
sido sistematizados a nivel de países por los organismos internacionales, con
el mismo detalle y cobertura como los referentes a la educación básica, y dado
que la extensión impuesta a este texto no lo permite, considerando únicamente como
indicador válido el ranking de
Instituciones de Educación Superior (IES) según el diario británico The Times. Este ranking pone a la UNAM en el lugar 149 del mundo[27],
cuestión que debe llamar nuestra atención dado que:
- Se
coloca por encima de todas las IES de México, incluyendo a las más
“prestigiadas” según los críticos de nuestra educación (ITESM, ITAM, IBERO,
LA SALLE, ANAHUAC, UAG, etc.).
- Por
encima también de todas las IES de habla hispana, incluyendo las
Argentinas, Brasileñas, Chilenas, Colombianas, Españolas, etc.
- Igualmente
sobre más de 15,000 IES de los EEUU, Japón y la Unión Europea que no logran
aparecer en dicho ranking, y
- Si
dividimos su “estratosférico”[28] presupuesto entre la
cantidad de alumnos que atiende, nos podremos dar cuenta que el gasto por
alumno de la UNAM, es al menos solo un tercio del que se invierte por
alumno en las otras 148 IES que superan la posición de la UNAM en dicho
ranking.
En síntesis, la educación mexicana no es
de ninguna manera lo que debiera ser y es necesario para el desarrollo que
nuestro país, pero tampoco es lo que los “disque entendidos” en educación
plantean en los medios masivos de comunicación. Ni una cosa ni la otra, la
educación mexicana tiene fortalezas y debilidades, obviamente, pero se hace
necesario antes que nada un diagnóstico serio de ella, sin “desgarrarnos las
vestiduras” ni asumir triunfalismos ingenuos, sino con juicios sustentados en
la realidad, con datos “duros” contextualizados, con compromisos y con
propuestas concretas de todos y cada uno de los que formamos parte de este
sufrido y gran país que es México. Es en este contexto que a continuación
presento a los amables lectores que han tenido la paciencia de seguirme en su
lectura hasta este punto, algunos puntos que me parece debieran abonar a la
construcción de un escenario más promisorio ante el reto “El futuro de la educación en el México que viene” titulo
original de este libro.
HACIA
DÓNDE VAMOS -El Futuro-.
Para abordar este apartado
partiré del término prospectiva que está detrás de la intención última de este
libro: “La prospectiva (también conocida como futurología)
es definida por Gastón Berger (uno de los fundadores de la disciplina), como la
ciencia basada en el método científico que estudia el futuro para comprenderlo
y poder influir en él. Aunque en ocasiones el término futurología
hace referencia a otras disciplinas no basadas en el método científico como,
por ejemplo, la astrología, la teología o la ciencia ficción.
La Organización para la Cooperación
y el Desarrollo Económicos (OCDE) define la prospectiva como el conjunto de
tentativas sistemáticas para observar e integrar a largo plazo el futuro de la
ciencia, la tecnología, la economía y la sociedad con el propósito de
identificar las tecnologías emergentes que probablemente produzcan los mayores
beneficios económicos o sociales.
Por otra parte, la
prospectiva es una disciplina y un conjunto de metodologías orientadas a la
previsión del futuro. Básicamente se trata de imaginar escenarios futuros
posibles, denominados futuribles, y en ocasiones de determinar su probabilidad,
con el fin último de planificar las acciones necesarias para evitar o acelerar
su ocurrencia.”[29]
Dicho lo anterior y para no
parecer “futurólogo”, solo me avocaré a sugerir algunas grandes líneas que es
necesario instrumentar hoy día, o en el futuro cercano, que a mi parecer
ayudarían a fracturar la realidad y traer al presente ese futuro deseado.
En primer término tratando
de plantear estos apuntamientos de lo general a lo particular, se debe
reconocer el carácter nodal de la educación, más allá del discurso recurrente y
engañoso de nuestros líderes, traicionado en los hechos a cada “nubarrón”
económico con los habituales recortes presupuestales, que si bien aparentemente
no son sustantivos ante la dimensión global del presupuesto educativo, si son
significativos si consideramos que el presupuesto educativo de educación básica
en México es fundamentalmente para gasto corriente (pago de nóminas) y solo un 2.8%[30]
se destina para gasto de capital, al gasto creativo, el cual si se ve reducido
sustancialmente en las crisis económicas recurrentes en nuestro país. Importancia
que se refleja en dos hechos muy claros para la opinión pública, el primero surgido
en el ámbito del debate nacional de otro tema aparentemente no relacionado con
la educación, pero que actualmente es el centro de la preocupación de la mayor
parte de los mexicanos en todos los estamentos, la seguridad. Es de llamar la atención que en el centro del debate
nacional sobre la seguridad impulsado por la Presidencia de la República, casi por
unanimidad los personajes que hicieron uso de la palabra, mencionaron entre
otras cosas que uno de los disparadores de la violencia en nuestro país es la
falta de oportunidades educativas, que una de las soluciones al problema de la
violencia generalizada pasa por mejorar los niveles educativos de la población,
que la falta de valores inculcados por el sistema educativo tiene una gran
relación con la corrupción, impunidad y violencia imperante en el país,
etcétera, etcétera, etcétera...
El otro hecho es la
efervescencia en programas televisivos, radiales o periodísticos del tema
educativo, de su falta de calidad o de la carencia de oportunidades para los
jóvenes, efervescencia que a últimas fechas se ha aplacado por la “zanahoria engañosa”
de la devolución de los pagos de colegiaturas vía del reembolso de impuestos,
que nada tiene que ver con el deterioro de la calidad educativa, ni la reducción
de la inequidad educativa y si mucho con ahondarles beneficiando solo a los que
más tienen y en demérito de los que menos tienen, ya que de los que no tiene a sus
hijos en escuelas privadas un alto porcentaje no paga impuestos y solicitar la
devolución supone pagarlos y transformarse en causantes cautivos, hecho que no
están dispuestos a asumir; otros aunque causantes cautivos, hoy día no tienen
recursos para financiar el pago de las colegiaturas en escuelas privadas
durante un año, con la esperanza de que solo se les devuelvan un año después alrededor
de $12,000 como máximo; así que en los hechos, a los que si beneficiará esta
“zanahoria mediática”, y solo en ese monto, son a las familias que ya son
causantes, que ya envían a sus hijos a las escuelas privadas y que forman parte
del 10% de la población más rica de este país, misma que está a veces detrás de
la efervescencia antes aludida, restando del erario federal recursos necesarios
para elevar la calidad de la educación de los más desposeídos.
Ahora bien, más allá de lo
que se pueda leer “entre líneas” en los párrafos anteriores, no se puede negar
que el hecho educativo y sus repercusiones de corto, mediano y largo plazo en
el desarrollo sustentable de nuestro país es fundamental, de donde deriva una
primera recomendación.
Es necesario que a
diferencia de lo hecho en esta administración, donde la Alianza por la
Educación o “acuerdo nacional”, que solo se dio en los hechos entre la Presidencia
de la República y la cúpula sindical, con un “testigo de palo”, la SEP; la
próxima administración convoque efectivamente a la sociedad en su conjunto y a
sus más connotados representantes a la construcción y definición de la agenda
educativa nacional de largo plazo, de estado, que incluya a todos los sectores
políticos, sociales, económicos, intelectuales, etc., tales como la iniciativa
privada, las iglesias, las instituciones de educación superior, los centros de
investigación, los partidos políticos, los colegios de profesionales, los
sindicatos, los tres niveles de gobierno, los medios masivos de comunicación, etc.;
para que definan además, compromisos específicos con un horizonte de al menos
30 o 50 años por cada entidad, sector, subsector, dependencia, organismo e
institución; con metas claras escalonadas en el tiempo (por año, trienio,
sexenio, década), que permitan a toda la sociedad tener claro “el norte” de
hacia dónde va el país en esta materia, dar seguimiento al plan y fincar las
responsabilidades del caso. Todo lo anterior no desde la perspectiva de qué
tiene que hacer el otro, sino qué tengo que hacer yo, qué mi sector se
compromete a aporta, en que medida y en que tiempo, formalmente y por escrito.
En este sentido convendría
constituir un Comité Nacional del Conocimiento o Think Tank[31]
educativo, compuesto por los intelectuales y científicos del más alto nivel
nacional e internacional, con un compromiso a toda prueba con México; con
voluntad de crear por encima de sus legítimas aspiraciones políticas y
económicas personales; identificados con el futuro del país más allá de sus inclinaciones
partidistas o ideológicas, para que coordinen, sinteticen y catalicen esa
visión de futuro, apoyados por los mejores centros de investigación e IES del país[32].
Condición de esta primera
propuesta es la delimitación de la esfera de influencia del Sindicato Nacional
de Trabajadores de la Educación (SNTE), a su natural espacio institucional como
representante de los intereses legítimos de sus agremiados. Temática
insoslayable en cualquier texto que se precie verdaderamente de objetividad y
honestidad en el tratamiento de la problemática de la educación mexicana. No es
posible continuar con el sometimiento de la educación pública nacional a
intereses meramente políticos, relacionados fundamentalmente con el ejercicio
del poder y no con el desarrollo sustentable del país y de su población,
devolviéndole al SNTE la vigencia de su lema original “Por una Educación al
Servicio del Pueblo” donde su principal preocupación debe ser resarcir el
prestigio y valor social de la función educativa. Prueba de lo anterior, es el
hecho de que un Ex-Secretario de Educación Pública detente hoy día la calidad
de representante popular, de Diputado Plurinominal[33],
siendo que jamás ha ganado una elección para cargo popular y que si denota su subordinación
a la cúpula sindical durante su gestión y obviamente en la actualidad[34].
En fin, que no es posible que en este país las decisiones de uno de los
sectores más estratégicos de nuestro desarrollo, sean tomadas a partir de las
cuotas políticas, esto equivale caricaturizando un poco, como si en el Sector
Salud se decidieran las estrategias para la erradicación de epidemias como la
influenza A H1N1, o el VIH y SIDA, o la obesidad infantil mórbida o los
protocolos para las intervenciones quirúrgicas a corazón abierto o la remoción
de tumores cerebrales, a partir de las decisiones definidas y acordadas por el
Sindicato Nacional de Trabajadores de la Secretaría de Salud y la Presidencia
de la República, !!!POR FAVOR¡¡¡
Una segunda recomendación -y
partir de ésta todas las que siguen, debieran ser sujetas al debate propuesto
en la primera recomendación-, dice relación con otra toma de conciencia y de obrar
en consecuencia. Reconocer por una parte, que el monopolio del conocimiento ha
cambiado de foco, diluyendo el protagonismo de los docentes en este aspecto,
trasladándose a las nuevas fuentes de información, accesibles casi
universalmente, lo que requiere de nuevas habilidades operativas e intelectuales
tanto de los docentes como de los educandos. Así mismo, reconocer por otro lado,
los cambios en las estructuras de nuestra sociedad, donde los tiempos de
convivencia y orientación del proceso educativo por parte de los padres de
familia se han acortado y variado sustantivamente con el arribo masivo de la
mujer al mundo del trabajo, la presencia cada vez más común de hogares mono
parentales y el surgimiento de nuevos modelos de familia. Ambas cuestiones
plantean al sector educativo una urgente y necesaria revisión y actualización
de los programas de formación y capacitación docente, que sin descuidar su
formación técnico pedagógica disciplinar, les dote de las competencias
necesarias para constituirse en animadores, orientadores y guías del proceso de
construcción del conocimiento colectivo e individual de sus alumnos, así como,
les devuelva el viejo rol de tutores, de constructores de personas, de
dignidades humanas, de ciudadanía, del ejercicio de la democracia como una
forma de vida que tanto se hace necesario en nuestros días.
Como tercera recomendación
debiera de pensarse en mecanismos programático presupuestales, que como en
otros países, blinden y proteja ciertos presupuestos etiquetados por consenso
público a políticas, programas, niveles o estrategias educativas específicas en
el largo plazo[35],
consideradas como prioritarias para el desarrollo sustentable del país o
compensatorias de las pronunciadas inequidades hasta hoy existentes en México, redistribuyendo
el presupuesto del sector educativo atendiendo a las prioridades nacionales que
se fijen, como pueden ser: programas educativos de alta calidad y efectividad
para las poblaciones originarias, los migrantes y el rezago educativo;
estrategias de capacitación diferenciada de docentes sobre lo que les hace
falta y no como se usa en la actualidad “lo mismo para todos” decidido desde el
centro; la investigación científica; la educación superior; etc., más allá de
los gobiernos en función o de vaivenes políticos, como una forma de garantizar
políticas de estado en materia educativa, la consecución de metas de largo
plazo y que los eventuales recortes presupuestales por crisis económicas u
otras causas, tengan por fuerza que recurrir a la reducción o eliminación de los
gastos superfluos o suntuarios de los gobiernos federal, estatal o local; a la
reducción de los salarios, compensaciones, gastos de representación, viáticos,
primas o bonos excesivos de la alta burocracia; a la reducción de pensiones ofensivas
de ex-funcionarios de alto rango; a la imputación fiscal a grandes empresas o consorcios
de primer orden hasta ahora exentos de pago de impuestos, entre otros rubros
que sangran la economía nacional y gravitan ostentosa e insultantemente sobre un
país con 45% de su población bajo el nivel de pobreza.
Cuarta recomendación
transversal a las anteriores, dice relación con el paulatino deterioro de
valores en nuestra sociedad[36]
y la falta de una vigencia real del estado de derecho, donde desde los mismos
individuos que componemos la sociedad, medios masivos de comunicación,
instituciones, funcionarios públicos, etc., hasta la más alta autoridad del
país, ponen por encima de las normas, buenas o malas, que nos hemos dado los
mexicanos o que como país hemos signado a nivel internacional, nuestras propias
interpretaciones, visiones u opiniones, minando su imagen en toda la población,
sobre todo en los niños y niñas y en los jóvenes, con la consecuente pérdida de
respeto a todo ordenamiento legal y de ciudadanía. Así entonces, la propuesta
estriba siguiendo la Taxonomía de Bloom[37]
al menos en su primer nivel, de conocimiento, en integrar al currículo oficial
de la educación básica y de la formación docente, la Declaración Universal de
Derechos Humanos (DUDH) y algunos de los demás ordenamientos que determinan a
nivel internacional un estado de derecho universal[38],
seleccionando de ahí 4 a 6 valores como prioritarios (por ejemplo: la vida, el
respeto, la justicia, la libertad, la seguridad), focalizando la acción del
quehacer educativo en ellos como un esfuerzo por romper el círculo vicioso
entre proponer y aterrizar valores en las nuevas generaciones.
Una quinta recomendación, dice
relación con la necesidad de romper con el circulo vicioso que sucede sobre
todo en la educación primaria, donde los mecanismos de selección de los mejores
talentos no se avocan a la atención de los problemas más complejos, dicho de
otra forma donde los maestros más experimentados y hábiles se orientan a los
grados superiores y los docentes nuevos sin experiencia, recién llegados se
envían a los primeros grados donde se dan las bases de todo el proceso[39].
En este caso la propuesta sostiene -no por decreto- sino sustentada en las
teorías constructivistas de la educación, eliminar la repetición, dejando que
el proceso de construcción del conocimiento de los niños se efectúe de manera
natural y su avance sea por ciclo escolar, donde cada profesional de la
educación o docente sea responsable de un grupo durante 3 años al menos, de 1º a
3º y de 4º a 6º haciéndose cargo de sus alumnos, no tan solo de su aprendizaje
sino de su desarrollo como individuos, devolviéndole el rol de tutor y
respetando su condición de profesionales de la educación, capaces de hacer que
todos sus alumnos al cabo de tres años logren los objetivos mínimos propuestos
para cada ciclo (3 grados), conociendo y atendiendo en ese periodo además de
sus diferencias en la evolución de su desarrollo cognitivo, sus características
familiares, socio afectivas y de relación, con objeto de lograr una educación
más integral[40].
La sexta recomendación deriva
de mi propia visión profesional dedicada los últimos 20 años a la evaluación
educativa entre otros temas y del “boom”
evaluador surgido en los últimos quince años en los países latinoamericanos,
que más que evaluador, se ha quedado en muchos casos en una primera etapa como
sistemas de medición, donde el énfasis se pone en los rankings, en las denominadas coloquialmente “carreras de caballos”,
donde la preocupación pasa por saber “en que lugar quedamos como país en PISA”,
“en que lugar quedó nuestro estado, zona escolar o escuela en ENLACE”, etc.,
desperdiciando la posibilidad real que este tipo de estudios tiene de aportar a
todos los estamentos de la sociedad, dentro y fuera del sector educativo, de
información valida, confiable y contextualizada para formarse una idea
constructiva de los verdaderos niveles de calidad educativa, de sus contextos,
de sus condicionantes e impulsores, de sus asimetrías geográfico-sociales, etc.
para lo cual fueron pensados originalmente como sustento de la toma de decisiones;
del seguimiento y evaluación de la efectividad de planes, programas e
innovaciones; de la construcción de modelos de capacitación in situ, que respondan a los “errores
típicos” de la docencia, los factores asociados al rendimiento educativo y a las
deficiencias locales, no a los promedios estatales o nacionales que poco ayudan
en entornos de tan profunda diferenciación e inequidad educativa como los
nuestros; de la generación de sistemas de estímulos, recompensas y apoyos al
desempeño docente y de los estudiantes, con base al IEE y no como se pretende, en
base a los puntajes brutos, diferenciándolos por tipos de escuelas (por control:
públicas o privadas, por ubicación geográfico-demográfica: urbanas o rurales,
por tipo de población: “hispanas” o indígenas; por modalidad educativa:
generales, técnicas o telesecundarias, etc.), lo cual en los hechos es aceptar
por parte del Estado Mexicano la cualidad de mexicanos de primera, de segunda,
de tercera, de “n” calidades, que se les otorga igualmente “n” tipos de calidad
educativa, siempre privilegiando a los que más tienen y estigmatizando o
marginando a los que menos poseen, siendo que la educación que postula el
Artículo III Constitucional como obligación del Estado es una e igual para
todos. En fin, optimizando, mejorando y complementando la información que a
nivel nacional, estatal, municipal, local, por sector, zona escolar, escuela,
grupo y alumno aportan estos sistemas de medición llamados a convertirse en
verdaderos sistemas de evaluación y rendición de cuentas de la educación
mexicana.
Como séptima recomendación
me referiré a la educación superior, nivel no del ámbito común de mi ejercicio
profesional como planificador y evaluador, donde quizá convendría explorar que
es lo que hace a la UNAM, la universidad 149 del ranking internacional aludido y aprender de sus buenas prácticas
aquello que pueda ser replicado o adaptado a las condiciones de las demás
universidades e IES públicas del país, promoviendo en los futuros profesionales
una inclinación permanente a detectar necesidades sociales, el espíritu para
imaginar las innovaciones necesarias para satisfacerles, y, la fuerza de carácter
para luchar por lograrlas más allá de las caídas y los obstáculos que se
presenten, aprovechando todas las oportunidades que se den en el camino
(aprender a emprender).
Por último -dada la
extensión limitada de este texto-, deseo manifestar que todo lo dicho con
anterioridad solo pretende ser un aporte, un punto de partida, que si bien
pudiera parecer duro, áspero o severo en alguno de sus puntos, lo hago con un
profundo respeto al Sistema Educativo Mexicano, al que ya no se puede tratar
con eufemismos o evasivas, sino que exige la denuncia, el compromiso y la
veracidad de quienes creemos en él. Así entonces, la octava y última
recomendación es que todo este debate nacional y sus consecuencias partan desde
la humildad que a todos nos debe merecer el reconocer el esfuerzo de muchas
generaciones de mexicanos y mexicanas por construir uno de los sistemas
educativos más grandes del planeta, que con debilidades y amenazas a podido cimentar
fortalezas innegables, que hoy día se enfrenta a retos mayúsculos, pero también
al derecho de soñar en el México que queremos para las nuevas generaciones, a la
oportunidad de dar el salto cualitativo impostergable, apoyados por lo hecho en
el pasado, reconociendo la realidad del presente y proyectando todo ello hacia
el futuro con inteligencia, audacia, imaginación, honestidad y respeto por este
México nuestro que ha costado tanto edificar, que hemos heredado y que las
nuevas generaciones no nos perdonarían si como sociedad dejamos que nos gane la
arrogancia de la exclusión, del inmovilismo, del desánimo, de la corrupción, de
la impunidad, de la mediocridad, del egoísmo y de la falta de altura de miras,
que nos lleven a regodearnos con el actual estado de cosas, sin asumir el reto
que nuestra generación tiene de recomponer el rumbo, de fracturar las
contradicciones de la realidad actual, de pensar en grande, de construir entre
todos, haciendo lo que a cada cual le corresponde, una nación sustentable en aras
de resolver racionalmente “La disputa
por la educación: El futuro de la educación en el México que viene”.
* El autor se ha desempeñado durante los
últimos veinte años como consultor internacional en temas de planificación,
sistemas de información y evaluación educativa en organismos como la UNESCO, la
OEI y el Banco Mundial, como también para los Ministerios de Educación de
Argentina, Bolivia, Chile, Ecuador, El Salvador, México y Uruguay. Así mismo,
durante 22 años fue funcionario de la Secretaría de Educación Pública de
México, destacando en ese período como responsable de la planificación,
presupuestación y evaluación de la educación básica del Distrito Federal
durante el periodo 1979-1995. Por otra parte, el autor asume la responsabilidad
total por lo aquí expresado y manifiesta que no necesariamente refleja el punto
de vista de Organismo, Institución o dependencia alguna. Por último, el autor desea
agradecer las opiniones y aportes al texto original de Lorena Palafox, Patricia
Ramos y Rita Méndez. jcpps@hotmail.com
[1] “La escuela de Yásnaia Poliana”. León
Tólstoi. Segunda Edición, Editor: José
J. de Olañeta,. Apartado 296, Palma de Mallorca, España. 2003.
[3] Reforma
política, Petróleo, Narcotráfico, Cambio Climático, Religiones, Conflictos
Sociales, Epidemias (A H1N1, VIH, SIDA…) Inversión Pública, Vialidad, Desarrollo
Económico, Política Internacional, Partidos políticos, etc., en fin, verdaderos
“portentos” del Intelecto humano.
[4] Sintetizan
Fernando Solana en la Introducción del libro Historia de la Educación Pública
en México, “La educación pública mexicana nace con el liberalismo. Las leyes
del 21 y 23 de octubre de 1833, expedidas por Gómez Farías, marcan su inicio.
Al crear la Dirección General de Instrucción Pública para el Distrito y
Territorios Federales, al declarar libre la enseñanza y al secularizar un
conjunto de instituciones para dedicarlas al servicio educativo, se define por
primera vez, en el México recientemente independiente, la competencia del Estado
respecto a la educación.
Aunque
de momento esas medidas habrían de surtir un efecto limitado, el desarrollo de
las corrientes liberales las llevaría más adelante a su plena madurez en la
constitución de 1857, en las Leyes de Reforma y particularmente en la Ley Lerdo
de diciembre de 1874, que establece el laicismo en la educación primaria.
El
proyecto de una educación pública, gratuita, dependiente del Estado, libre de
la influencia eclesiástica y destinada a toda la población queda plenamente
afirmado con el triunfo de la Reforma.” Fondo de Cultura Económica FCE. Fernando
Solana, et al. 17 Sep. 1981.
[5] Ejemplo de
ello: Antonio López de Santana 1833 a1835, 1839, 1841 a 1842, 1843, 1844, 1847
y 1853 a 1855 y Porfirio Díaz 1876 a 1880 y 1884 a 1910. http://www.alumnosonline.com/mexico/presidentes/listapresidentes.php
[6] “Durante el Porfiriato hubo un 78.5% de
analfabetos según lo registra el Censo de 1910, en el que se nos indica que, de
15,166,369 habitantes, 11,343,268 no sabían leer ni escribir; de ellos
7,065,456 eran mayores de 12 años, 2,168,980 eran niños en edad escolar, de 6 a
12 años, y 2,608,832 eran pequeños entre 1 y 5 años”. Historia de la Educación Pública en México, Fondo de Cultura
Económica FCE. Fernando Solana, et al. 17 Sep. 1981.
[7]
Principales resultados del Censo de Población y Vivienda 2010, Pág. 1. www.censos2010.mx
INEGI
[8] Datos
tomados del “Estado de la población mundial 2010” publicado por UNFPA http://www.unfpa.org/webdav/site/global/shared/swp/2010/swop_2010_spa.pdf
, solo para Singapur de Banco Mundial, Indicadores del desarrollo mundial -
Last updated. 1 de abril de 2011 http://www.google.com/publicdata?ds=wb-wdi&met=sp_pop_totl&idim=country:SGP&dl=es&hl=es&q=poblaci%C3%B3n+de+singapur
[10] Aún cuando se pudo haber considerado en este análisis los Objetivos de
Desarrollo del Milenio de la ONU (ODM), no se hizo en virtud de que su ámbito
rebasa con mucho el exclusivamente educativo, incluyendo aspectos de salud,
pobreza y desarrollo y las metas educativas si incluidas, están subsumidas y
ampliadas por la UNESCO en la Educación Para Todos (EPT).
[12] Programa
para la Evaluación Internacional de los Alumnos, PISA por sus siglas en inglés.
[13] Las
características técnicas de las metas, los indicadores y los agrupamientos por
tipo de país y región del mundo, se pueden consultar en el “Informe de Seguimiento de la EPT en el Mundo
2011. Una crisis encubierta: conflictos armados y educación” Ediciones
UNESCO 2011. París Francia. www.efareport.unesco.org.
Especial atención merece definir el significado de “Países en transición” por
lo poco común del término en ciertos medios, se refiere a los países (12) de la
Comunidad de Estados Independientes, incluyendo 4 en Europa central y oriental
(Belarús, República de Moldova, Federación Rusia y Ucrania) y los países de
Asia Central menos Mongolia.
[14] Las comparaciones en los cuadros de las metas generalmente se hacen para
2008, en virtud de que son los datos que a nivel internacional son susceptibles
de comparación estadísticamente confiable y válida, además por cuestiones de
espacio se muestran en dos partes, la primera del lado izquierdo de la tabla comparando
a México con el Mundo, con los tipos de país y con algunos países
latinoamericanos y del lado derecho de la tabla comparando México con las
distintas regiones del planeta.
[15] La cobertura en este caso supera el 100% en virtud de que incluye
poblaciones menores al rango de edad correspondiente a este nivel.
·
Banco Mundial en su serie A Views from LATHR,
No. 33. Edición en inglés Nov. 1992.
·
University Chicago Press, en Comparative
Education Review, Vol. 38, No. 2. pp. 167-180, Edición en inglés May 1994. http://www.jstor.org/pss/1189030
[17] “México registra un rezago en enseñanza básica de 43.2 por ciento de su
población de 15 años y más, porcentaje que representa 33.4 millones de
personas, según las estimaciones con las que el Instituto Nacional de Educación
para los Adultos (INEA) inició el presente año”. José Antonio Román, Periódico
La Jornada, Lunes 8 de marzo de 2010, p. 44.
[18] Conviene mencionar que esta cifra coincide con los datos publicados por
el INEGI recientemente del censo de 2010.
[19] Aún cuando
hay diversas definiciones del término, para efectos de este documento “Rezago Educativo” se considera a toda la población mayor de 15 años que
no ha concluido la educación básica, hasta el nivel de secundaria inclusive.
[20] Datos de
INEGI para 2008, Educación Media Superior en:
http://www.inegi.org.mx/sistemas/sisept/default.aspx?t=medu41&s=est&c=21790
y Educación Superior en:
[21] Conviene mencionar que si bien el Informe Mundial de Seguimiento de la EPT
de 2011 incluye otros indicadores para esta meta, solo para este se cuanta con
información suficiente que permita la comparación, por lo que el análisis se
complementará más adelante con lo aportado por la OCDE.
[22] Es un índice compuesto
que proporciona una evaluación general del sistema educativo de un país en
relación con los objetivos de la EPT. Debido a las limitaciones de los datos
del índice compuesto en la actualidad se centra sólo en los cuatro objetivos
más fácilmente cuantificables: [22]
1. La educación primaria universal (Objetivo 2),
medido por el ratio ajustado primaria neta de matrícula (ANER),[22]
2. La alfabetización de adultos (primera parte
del objetivo 4), medido por la tasa de alfabetización de los mayores de 15 años;
3.
La paridad
entre los sexos y la igualdad (objetivo 5), medido por el índice de la EPT de
género (IEG), un promedio de los índices de paridad entre los sexos de las
tasas de escolarización primaria y secundaria bruta y la tasa de alfabetización
de adultos;
4.
La calidad
de la educación (objetivo 6), medido por la tasa de supervivencia al quinto
grado 5.[22]
[23] “Results: Executive Summary” Informe del
Programa Internacional para la Evaluación de Estudiantes, PISA 2009. © OECD
2010 PISA 2009. http://www.pisa.oecd.org/dataoecd/54/12/46643496.pdf
[24] Cálculo preparado
por el autor para este texto con base a los resultados de PISA 2009 y del IDH
de la ONU de 2010.
1.
México en el Contexto Internacional. “Aproximaciones
a la educación en México. Apuntes y propuestas desde la academia”, Editorial
Limusa y Apoyo a la Calidad Educativa, A.C., pp. 43-64. Edición en español Ago.
2007.
2.
La educación mexicana en el contexto
internacional, Algunos apuntes de política educativa. IV Encuentro de
Directivos de Educación Básica. Por una Educación de Calidad con Equidad. pp.
71 a 122 http://www.encuentrodirectivos.org.mx/4to_encuentro/PDFS/doctos_basicos.pdf Edición en español 29 de agosto de 2008,
3.
Breves reflexiones sobre calidad
educativa. Compromiso social por la calidad de la educación, memorias del
Primer Congreso Nacional, Tomo II, pp.57-60. http://searchworks.stanford.edu/view/8382970 Edición en español Jun. 2009.
4.
Reflexiones sobre la calidad educativa y
las evaluaciones internacionales en América Latina y México. Paz y
Seguridad y Desarrollo, Tomo 1. pp. 351-386. UNAM, Facultad de Ciencias
Políticas y Sociales, Editores e Impresores Profesionales S. A. de C. V.
SITESA, http://www.ghandi.com.mx/index.cfm/id/Producto/dept/Libros/pid/404648 Edición en español, 15 de octubre de 2009.
[26] Es
importante destacar que México es el país de la OCDE con mayor porcentaje de
estudiantes cuyo índice de entorno económico, social y cultural es menor que
-1, con el 58.2%, seguido por Turquía (58.0%) y Chile (37.2%). PISA 2009 Mensajes Clave para México http://www.oecd.org/dataoecd/55/9/46640394.pdf
[28] Interpretado con adjetivos similares por Andrés Oppenhaimer en su
programa televisivo cuando cuestionó sobre este tema a la entonces Secretaria
de Educación Pública de México, Josefina Vázquez Mota.
[31] Los Think Tank normalmente son
organizaciones en las que trabajan varios teóricos e intelectuales multidisciplinares
que elaboran análisis en una perspectiva estratégica y global, con vocación
prospectiva, con el fin de generar propuestas políticas y sociales que puedan
ser aplicadas en la práctica. Ejemplo de ello es el
constituido en el Reino Unido denominado “Royal
Institute of International Affairs (Chatham House)”.
[32] Obviamente
dentro de ellas la UNAM, el Colegio de México, El Colegio de la Frontera Norte,
el CIDE, El CINVESTAV, entre otros.
[33] El Actual Coordinador
Parlamentario del Partido Nueva Alianza en la Cámara de Diputados de México.
[34] Cuestión
que pone de manifiesto el abandono del estado mexicano en la última década de
su obligada vocación constitucional de dictar la política educativa del país,
lo cual no necesariamente es responsabilidad del SNTE, sino de las últimas
administraciones federales, lo cual me hace recordar a un dicho mexicano algo
discriminatorio, pero que pinta con mucha claridad esta situación “no tiene la
culpa el indio, sino quien lo hace compadre”.
[35] Un ejemplo de esto es el Impuesto de Primarias, que en la República
Oriental del Uruguay destina a este nivel educativo un rubro impositivo
específico de manera irrestricta y permanente, sin importar las condiciones ni
vaivenes coyunturales de la política ni de la economía del país.
[36] Tema del
Encuentro “Educación y valores para convivencia” recién desarrollado a
principios de abril de 2011.
[37] Taxonomía de Bloom de Habilidades de
Pensamiento , Bejamín Bloom, Universidad de Chicago (USA), 1956.
[38] Entre otros; Convenciones: Convención
sobre la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación contra la Mujer, Convención
sobre los Derechos del Niño, Convención relativa a la Lucha contra las
Discriminaciones en la esfera de la Enseñanza, Convención Universal sobre
Derecho de Autor, revisada en París (1971), Convención Internacional sobre la
Eliminación de todas las Formas de Discriminación Racial, Convención contra la Tortura
y Otros Tratos o Penas Crueles, Inhumanos o Degradantes, Convención No. 169 de
la OIT sobre Pueblos Indígenas y Tribales en Países Independiente, Convención
sobre la Promoción y Protección de la Diversidad de las Expresiones Culturales.
Declaraciones: Declaración sobre la
Raza y los Prejuicios Raciales, Declaración sobre los Principios Fundamentales
relativos a la Contribución de los medios de Comunicación de Masas al
Fortalecimiento de la Paz y la Comprensión Internacional, a la Promoción de los
Derechos Humanos y a la lucha contra el Racismo, el Apartheid y la Incitación a
la Guerra, Declaración de Principios sobre la Tolerancia, Declaración Universal
sobre el Genoma Humano y los Derechos Humanos, Declaración sobre las
Responsabilidades de las Generaciones Actuales para con las Generaciones
Futuras, Declaración Universal de la UNESCO sobre la Diversidad Cultural. Recomendaciones: Recomendación sobre la
Educación para la Comprensión, la Cooperación y la Paz Internacionales y la
Educación relativa a los Derechos Humanos y las Libertades Fundamentales,
Recomendación relativa a la Participación y Contribución de las Masas Populares
en la Vida Cultural, Recomendación relativa al Desarrollo de la Educación de
Adultos, Recomendación relativa a la Condición del Artista, Recomendación sobre
la Salvaguardia de la Cultura Tradicional y Popular, Recomendación Revisada
relativa a la Enseñanza Técnica y Profesional, Recomendación sobre la promoción
y el uso del plurilingüismo y acceso universal al ciberespacio, entre otras.
[39] Es que en las instituciones de formación docente el titulo que se otorga
dice, “Maestro de educación primaria, Primer grado” o “Maestro de educación
primaria, Sexto grado”? o la verdad es que el título que se otorga no indica
ningún grado, razón por la cual no existe ninguna justificación a esta nefasta
costumbre de distribuir a los docentes
por grado en función de compromisos no
académicos y si perjudiciales a la actividad educativa.
[40] En concordancia con los hallazgos del Primer Estudio Internacional
Comparativo sobre Lenguaje, Matemática y Factores Asociados en Tercero y Cuarto
Grado que indicaron que el factor que más explica los buenos rendimientos
educativos es el Clima de Aula referido a las buenas relaciones entre los
alumnos. Segundo Informe. J. Cassasus, J. E. Froemel, S.
Cusato y J. C. Palafox. Edición en español Sep. 2000, en inglés Jun. 2002. http://unesdoc.unesco.org/images/0012/001231/123143s.pdf
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