Comentario a la nota del períodico La Jornada del 9 de octubre de 2014: http://www.jornada.unam.mx/ultimas/2014/10/09/pena-ofrece-resolver-caso-ayotzinapa-201ctope-donde-tope201d-2523.html
Comentario de Juan Carlos Palafox Pérez de Salazar:
SEÑOR PRESIDENTE DE LOS ESTADOS UNIDOS MEXICANOS,
ENRIQUE PEÑA NIETO, hace 15 días (26 de septiembre) MURIERON 6 ESTUDIANTES Y 43
MÁS PERMANECEN DESAPARECIDOS y usted promete que todo se aclarará.
Hace quince días que seis madres y seis padres de
familia lloran a sus hijos y 43 más viven la angustia de no saber si los suyos
están muertos o vivos, en un contexto de violencia, de fosas comunes
clandestinas, de hallazgos de cadáveres, de corrupción de autoridades, de
crimen organizado involucrado y usted promete solucionarlo.
Señor Presidente, “no sé si usted lo sepa”, pero con
independencia del cómo y bajo qué condiciones usted es el Presidente
Constitucional de México, lo es, y por ende, más allá de todas las
responsabilidades y prerrogativas que ello le dispensa, usted y lo que usted
representa está llamado -por encima de todo- a velar por la seguridad,
integridad y vida de todos y cada uno de los 118 millones de mexicanos y
mexicanas, les sean afines o no, o en su defecto, le sean total y absolutamente
contrarios a sus ideales y línea política. Su responsabilidad como presidente
está por encima de usted mismo, de su familia, del grupo que le llevó al poder,
de su partido y de todos los intereses que se hayan combinado para que usted
llegara hasta donde está.
Señor Peña, asuma su responsabilidad, ejerza su
autoridad, utilice todos los mecanismos, prerrogativas y poderes que el estado
de derecho le concede en virtud de su investidura, para deslindar las responsabilidades,
perseguir y presentar ante la justicia a los culpables, y finalmente, castigar
a quienes resulten cómplices, encubridores y/o directamente responsables de los
hechos ya sea por omisión, negligencia o acción.
Existe evidencia documentada en diversos medios de que
su gestión en materia de seguridad ha optado no necesariamente por solucionar
los problemas heredados del pasado reciente, sino por la política de bajar el
perfil, por la política del “no oigo, no veo, no hablo”, por la política del
avestruz metiendo la cabeza en la arena para no mirar la tormenta cuando todo
el cuerpo queda a la intemperie y a la suerte de los vientos de tormenta.
ACTÚE, ASUMA, REACCIONE ENÉRGICAMENTE, de no hacerlo
de inmediato y contundentemente, no se extrañe que el país se le escurra entre
las manos de la arrogancia, la indolencia y la soberbia para caer en el más
estrepitoso tobogán de la ingobernabilidad, del estado fallido y de la
explosión incontrolable de la violencia que consuma a toda la sociedad y a sus
instituciones.
Ayotzinapan puede transformarse en un acto más brutal
y de barbarie que el que enlutó nuestra patria hace más de 35 años, ya que no
se podrá aducir confusión, azar, fuego cruzado, descontrol, sino que en este
caso existe la posibilidad de que cerca de 50 mexicanos y mexicanas hayan sido
asesinados por no decir ejecutados, por el solo hecho de disentir, por
protestar políticamente, por reivindicar derechos estudiantiles, y de ello,
usted y solo usted será el responsable históricamente, por no actuar, por
solapar, por no asumir su responsabilidad constitucional de velar por la
seguridad, integridad y vida de todos los mexicanos y mexicanas, sean de la
tendencia política, origen étnico, religión, sexo, condición social y nivel
económico que sean.
El riesgo de que este condenable y lamentable episodio
de bajeza, crimen organizado, corrupción gubernamental e impunidad traiga como
resultado la ruptura del frágil equilibrio social en México, es en extremo
probable, con las terribles consecuencias que para todos y todas podría generar
la perdida generalizada de la paz social. Lo cual de ninguna manera es culpa de
los estudiantes, quienes solo son víctimas de un estado fallido, de un gobierno
corrupto e incapaz de controlar las fuerzas fácticas del crimen organizado, y
de una sociedad silenciosa, que víctima igual, con su silencio y pasividad se
vuelve cómplice. En verdad no sabes cuánto me duele mi patria a lo lejos, de
ahí que desde el fondo de mi ser mexicano salió el texto que publiqué hace unos
días: AYOTZINAPAN, MÉXICO CUÁNTO TE AMO, MÉXICO CÓMO ME DUELES…
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