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lunes, 21 de noviembre de 2011

"El futuro de la educación mexicana, apoyado en su pasado y visto desde su presente"


Enrique Agüera y Emilio Zebadúa, Coordinadores

Editorial Aguilar, 2011, 412 pp

Discurso de presentación del libro por el Dr. Emilio Zebadúa, 19 de diciembre de 2011.

¿Cuáles son los retos, perspectivas y oportunidades de la educación en México? Si se requiere de una reforma educativa integral de nuestro modelo educativo ¿Qué se tiene que transformar? ¿Por dónde iniciar la trasformación? ¿Cómo adaptar al sistema de educación pública nacional a las necesidades de aprendizaje en la era de la globalización y del conocimiento? Son algunas de las interrogantes que se abordan en “La disputa por la educación”.
Los coordinadores Enrique Agüera Ibáñez, rector de la Benemérita Universidad Autónomo de Puebla (BUAP) y Emilio Zebadúa, director de Az Revista de Educación y Cultura, plantean que en la actual coyuntura del país lo que está en juego es el diseño del sistema educativo nacional, razón por la cual se trata de una disputa técnica y pedagógica; administrativa y educativa; política y social, incluso ideológica.
Los nuevos escenario que enfrenta México, señalan en su marco de análisis para una política educativa, reclaman rutas que privilegien la reflexión, el diálogo, las coincidencias de todos los actores sociales y enaltezcan actitudes propositivas por encima de las descalificaciones, puesto que la tarea educativa no expira ni debe de estar sujeta a la conclusión de cada administración o cambio de gobierno, resulta indispensable contar con una política de Estado en materia educativa que privilegie la calidad y la equidad dentro del sistema educativo nacional.
Esta obra recoge las voces de algunos de los principales actores en el ámbito educativo que desde hace muchos años son coparticipes de las mejores causas sociales en el ámbito educativo e intelectual, siempre a favor del progreso individual y colectivo.
Participan en esta edición el Agüera Ibáñez, “Retos y perspectivas de la educación superior”; el especialista Eduardo Andere Martínez, “El futuro de la educación en México”; Yoloxóchitl Bustamante Díez, directora general del Instituto Politécnico Nacional (IPN), “La educación técnica en el desarrollo de la nación”; David Calderón Martín del Campo, director general de Mexicanos Primero, “¿Y dónde está mi silla? El lugar de la sociedad civil en las decisiones educativas nacionales”; José Fernando González Sánchez, ex subsecretario de Educación Básica de la Secretaría de Educación Pública (SEP), “El futuro de la educación en México”; Jorge Luis Ibarra Mendívil, secretario de Educación y Cultura del estado de Sonora, “La escuela que queremos”; Miguel Agustín Limón Macías, director general de la Comisión Nacional de Libros de Texto Gratuitos (Conaliteg), “Una prospectiva de la SEP: doce ideas para discutir”.
Completan la obra los ensayos de Rafael López Castañares, secretario general de la ANUIES, “La educación superior ante los retos del entorno internacional”; Luis Maldonado, secretario de Educación Pública del estado de Puebla, Rosalba Sierra Silorio, subsecretaria de la SEP de Puebla, Eduardo Andere Martínez, “Hacia una comunidad centrada en el aprendizaje”; Esteban Moctezuma Barragán, ex secretario de Gobernación, “Aprovechamiento del tiempo libre”; Carlos Muñoz Izquierdo, investigador de la Universidad Iberoamericana, “La disputa por la justicia en la educación básica”; Juan Carlos Palafox Pérez, consultor en sistemas de evaluación educativa, “El futuro de la educación mexicana, apoyada en su pasado y visto desde su presente”; Emilio Tenti Fanfani, investigador de la Universidad de Buenos Aires; Margarita Zorrilla Fierro, directora general de Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación (INEE); Emilio Zebadúa y Humberto Valverde, miembro del Consejo Editorial de Az Revista de Educación y Cultura, “”La vía mexicana en la globalización educativa”.
En suma, son visiones a partir del análisis y la reflexión que se reúnen en un ejercicio abierto y plural respecto a la ruta que se debe seguir para reformar nuestro sistema educativo nacional.

A continuación se presenta el borrador original del texto del Mtro. Juan Carlos Palafox Pérez de Salazar (en formato .pdf) parte integrante del libro “La Disputa por la Educación”.

Ensayo publicado en la serie de libros "Una Propuesta para México", Tomo “Hacia una Educación Diferente”. Publicado porAgenda para el México Contemporáneo A.C." Edición en español, 8 de noviembre de 2012.

El futuro de la educación mexicana, apoyado en su pasado y visto desde su presente.

Autor: Juan Carlos Palafox Pérez de Salazar *


“Como todo ser viviente,
la escuela no solo se modifica cada año, cada día y cada hora,
sino que está expuesta a diversas crisis, a desgracias, a dolencias.”
(León Tolstói 1828-1910[1])

INTRODUCCIÓN.

Al recibir la invitación a participar en este libro, su sugestivo título “La disputa por la educación: El futuro de la educación en el México que viene”, provocó de inmediato en mi dos cuestionamientos conceptuales iniciales, el primero relacionado con la palabra “disputa” y el segundo con la expresión “el México que viene”.
Así entonces, me avoqué primeramente a identificar con meridiana claridad el significado de la palabra “disputa” o disputar como acción o verbo, que según el diccionario de la Real Academia de la Lengua Española[2] quiere decir:

disputa.
1. f. Acción y efecto de disputar.

sin ~.
1. loc. adv. indudablemente.

disputar.
(Del lat. disputāre).

1. tr. debatir.
2. tr. Porfiar y altercar con calor y vehemencia. U. t. c. intr. Disputar de, sobre, acerca de una cuestión.
3. tr. Dicho de un estudiante: Ejercitarse discutiendo. U. m. c. intr.
4. tr. Contender, competir, rivalizar. U. t. c. prnl.

De donde continué mi pesquisa hasta la palabra “debatir”, la cual me es más cercana en el medio académico:

debatir.
(Del lat. debattuĕre).

1. tr. Altercar, contender, discutir, disputar sobre algo.
2. tr. Combatir, guerrear.

Así entonces, lo primero que habría que preguntarse es quiénes son los “contendientes” en esta disputa, quienes son los “combatientes”, los “guerreros” en la educación, quiénes son los que debaten sobre este tan importante tema para el país. Y si, encontré que existen múltiples “arenas” donde se realiza este “enfrentamiento”, dentro de las cuales podemos identificar dos grandes espacios.
El primero referido a los medios masivos de comunicación, donde prima un conjunto de personajes de formación periodistas o académicos con postgrado, seudo-especialistas en educación y otros menesteres[3] o entidades que nada tienen que ver con el tema, algunos de los cuales jamás han desarrollado investigación, estudio o tratado serio, “duro” o científico sobre la educación, su desarrollo y los factores que le explican, pero que a partir del acceso o en algunos casos del secuestro que tienen de los medios, se atreven a pontificar, diagnosticar y hasta determinar las pautas que debiera seguir la educación mexicana para poder arribar a niveles superiores de excelencia.
El otro espacio, es donde están los que efectivamente “guerrean” todos los días, de todas las semanas, de todos los meses, de todos los años con el hecho cotidiano de educar, de investigar, de gestionar la educación mexicana, pero que no tienen acceso a los medios y que por ende su vos no es escuchada, para quienes el tema educativo no es un asunto lineal, donde las leyes de la física “causa-efecto” no operan y no son tan obvias, sino que es un asunto eminentemente sistémico, cultural, estructural, cuyas explicaciones y soluciones no son automáticas, ni producto de sus solas opiniones o de las opiniones de otros, donde a un estímulo no necesariamente corresponde un efecto, sino que dependen de la confluencia de toda la sociedad, de todos los actores sociales, de los que están dentro del sistema educativo y de los que están fuera. Espacio donde se tiene por demás claro que nos compete a todos -y que para acceder a estadios superiores de calidad educativa-, se requiere de que todos asumamos compromisos y no solo que nos enfrasquemos en descalificaciones que denotan ignorancia, mala fe o en el peor de los casos marcada “tontera”, por decir lo menos.
Lo anterior adquiere una dimensión aún más compleja cuando nos planteamos la segunda reflexión a la que aludí en el primer párrafo de este texto y que forma parte del título del libro, “el México que viene”. Cómo si alguien pudiera atisbar siquiera cuál es el México que viene, visto desde el contexto actual caracterizado entre otras circunstancias por: a. vertiginoso desarrollo de las TIC’s., que acrecientan el acceso a miles de datos en tiempos record, que pueden desorientar, confundir o generar verdaderas “intoxicaciones” de información que no necesariamente crean conocimiento y desarrollo intelectual, pero que a su vez puede potencializar infinitamente la creación y el trabajo humano; b. proceso generalizado de globalización, donde las distancias se acortan, “mueren” las ideologías, las conductas se mimetizan y se contraponen a valores y costumbres milenarias que funcionaron por centurias y que ahora parecieran no tener utilidad alguna, pero que a su vez adquieren múltiples posibilidades de visualización universal; c. amenazante cambio climático, que pone en riesgo no tan solo la viabilidad del país sino de la raza humana, pero que además se planta en el horizonte como un potente reto al ingenio humano; d. múltiples emergencias sanitarias (A H1N1, VIH y SIDA, Adicciones, Obesidad mórbida, Etc.), que de manera abrupta alarman y violentan los usos y costumbres hasta lo más íntimo de nuestra naturaleza, como lo es el saludo cotidiano, nuestra forma de relacionarnos y hasta de vivir nuestra sexualidad; e. violencia generalizada, incremento del narcotráfico, destrucción del tejido social, que en el caso mexicano nos ha llevado a records inusitadamente cruentos –al menos 34 mil muertos en la actual administración-, obligando a la migración interna de comunidades por miedo y que por otra parte, retan a la imaginación social en búsqueda de soluciones creativas, potentes y sostenibles; f. nuevos roles sociales, con el acceso generalizado de la mujer al mercado de trabajo, matrimonios mono-sexuales con acceso a la adopción, surgimiento de generaciones “ni nis”, que plantean retos a la forma de ser familia, ser persona, de ser en sí; g. desvinculación física, geográfica y laboral del trabajo con modelos distribuidos, impersonales, ausentes, por proyecto o resultado, donde el vínculo con la fuente de trabajo tiende a desaparecer y prevalecen las relaciones laborales de corto plazo y a distancia; etc., etc., etc… En fin, un contexto donde la incertidumbre se presenta como modo de vida y donde al sector educativo se le plantean nuevas exigencias a partir de un redimensionamiento del otrora monopolio del conocimiento casi exclusivo de la escuela, del aula, del maestro, del libro; donde surge un cuestionamiento permanentemente a la validación social del proceso educativo escolarizado; donde pareciera germinar un nuevo rol del educador como animador, orientador, canalizador y catalizador de la construcción individual del conocimiento de los alumnos y la vuelta a la figura de tutor, cuyo énfasis pase del trasmisor y dador de conocimiento al que coadyuva en la construcción del individuo, generador de valores y nuevas competencias.
Llegado a este punto cabe preguntarse si aquellos que en los años 60’s o 70’s del siglo pasado tuvieron en sus manos la definición prospectiva de la educación para las actuales generaciones, se imaginaron siquiera el contexto de la educación contemporánea, donde el paradigma de la educación para “el bien estar”, de movilidad social, de estatus social, a sido totalmente rebasado por el mundo de las incertidumbres, en el que la prioridad pareciera ser sintetizada en un nuevo paradigma educativo orientado a generar competencias para la sobrevivencia individual y colectiva de la persona y de la especie misma, mutando de la educación que queremos, a la educación que necesitamos.
DE DÓNDE VENIMOS –El Pasado-.
Desde esta perspectiva pareciera sumamente aventurado y hasta temerario -creo yo-, plantear erguirme en pontificador del futuro de la educación mexicana, sobre todo a partir de lo que ésta representa y ha logrado a lo largo al menos los últimos 200 años, mismos que tenemos de historia como país, ya que anteriormente no fuimos México, sino Nueva España por 300 años y antes por milenios, un conjunto de naciones o reinados más o menos cohesionados en distintos momentos por culturas dominantes como la Olmeca, Teotihuacana, Azteca o Maya por mencionar solo algunas de ellas.
Cabe en este sentido, sin menoscabo de lo hecho en la primera centuria[4] donde entre otros hechos el país frecuentemente estuvo inmerso en luchas intestinas por el poder entre liberales y conservadores, tuvo dos emperadores –uno de ellos austriaco-, fue gobernado por distintos gobiernos de facto o dictadores[5], perdió casi la mitad de su territorio, fue invadido por franceses y norteamericanos, etc.; rescatar de donde parte el actual sistema educativo mexicano, lo cual permitirá al lector una mejor perspectiva de su presente y de su futuro posible o deseable.
México en el año 1910 según muchos autores era un país eminentemente analfabeta[6], donde al menos 8 de cada 15 mexicanos ostentaban la calidad de analfabetas mayores de 12 años de edad, en un entorno en que era habitado en números redondos por 15.160 millones de habitantes[7], de los cuales como consecuencia del movimiento armado conocido como la Revolución Mexicana mueren o se van del país o simplemente desaparecen estadísticamente 850 mil de ellos, o sea casi uno de cada 15 mexicanos, el 7% al menos, cifra superior a la cantidad de muertos y desaparecidos registrados oficialmente en los movimientos cruentos de todo el hemisferio en el Siglo XX, lo cual en cifras gruesas representa el punto de partida del México contemporáneo, de ahí venimos, no del cuento que ciertos sectores nos quieren vender del país grandioso, culto, poderoso. No, no señores, la raíz histórico-educativa del México contemporáneo en términos generales es pobre, analfabeta e inculta…
Siguiendo esta misma línea de análisis y considerando las cifras publicadas por el INEGI en días pasados, para el año 2010 -cien años después-, somos algo más de 112 millones de mexicanos (sin contar los cerca de 14 millones más que habitan en los EUA), lo cual a partir de una aritmética simple aún cuando no demográficamente exacta, quiere decir que en estos 100 años hemos incorporado al país un promedio aritmético de cerca de 1 millón de habitantes más cada año, sin descanso, sin pausa y “sin vergüenza”... quiere decir aritméticamente que este país de algo más de 8 millones de analfabetos de 12 años de edad o más en 1910, ha sumado 93 millones de personas más en cien años y hoy día solo tenemos el 6.9% que lamentablemente aún están en esa condición, pero que los otros 100 millones y otras decenas de millones más correspondientes a generaciones anteriores a la actual, han sido alfabetizados y educados por el sistema educativo mexicano.
De esa magnitud es la obra educativa de este país, equivalente a la suma de la población total combinada de los países con los que de manera descontextualizada se nos compara eventualmente, como[8] Corea del Sur (48.5), Chile (17.1), Finlandia (5.3), Singapur (4.9), Irlanda (4.6), etc., hecho nulamente mencionado por los seudo-especialistas educativos en boga de nuestra televisión y de nuestras elites ignorantes en materia educativa, dimensión que representa solo una de muchas dimensiones y acciones casi heroicas que se pueden mencionar con respecto a la educación mexicana, tales como: el reconocimiento al derecho a la educación primaria plasmado en el Artículo Tercero de la Constitución de 1917, como obligatoria, gratuita y laica, consolidado en términos de finalidades en el 34 con los postulados de la educación socialista; las Misiones Culturales creadoras de identidad y cultura mexicana reconocidas en su momento a nivel mundial; del Libro de Texto Gratuito, instrumento que en su oportunidad  y durante muchos años representó el único texto disponible en millones de hogares mexicanos y guía de muchas generaciones de mexicanos; la creación y expansión del sistema de educación superior de México, dentro del que destacan la UNAM, el IPN, la UANL, la UDG, la UAM, la UPN, las demás Universidades Estatales, los Institutos Tecnológicos, el Sistema de Universidades Tecnológicas, etc.; la instalación del Comité Administrador del Programa Federal de Construcción de Escuelas CAPFCE, responsable principal de la expansión física de la planta educativa hasta llegar a más de 150,000 planteles actualmente; la instauración del Consejo Nacional de Fomento Educativo CONAFE, promotor de la educación comunitaria de las zonas más aisladas y desfavorecidas del país; del Instituto Nacional de la Educación de Adultos INEA, artífice de la alfabetización y abatimiento del rezago educativo en los últimos 30 años; del Colegio Nacional de Educación Profesional Técnica CONALEP, vía para la canalización de la creación de competencias medias en los jóvenes, para su incorporación inicial a la industria, el comercio y el sector productivo en general; del Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación INEE, catalizador y pionero de los esfuerzos evaluativos de la educación en el país, que ha permitido sistematizar, analizar y poner en perspectiva la educación mexicana al interior del país y en el contexto internacional; las distintas reformas de la educación[9] hasta la recientemente concluida, que representan la oportunidad de sintonizar al país con las corrientes educativas vigentes; en fin, que la obra educativa de este país, sus políticas de estado en materia educativa vistas con objetividad han sido faraónicas, profundas y de largo aliento. De igual forma, no se confunda el lector, de ninguna manera quiero decir que sea una obra terminada, que nos deba dejar satisfechos -en educación la obra jamás termina-, pero de ninguna manera son dables los juicios lapidarios, ligeros y superficiales que artificiosa o de mala fe ponen en entredicho lo realizado por generaciones y generaciones de mexicanos, de maestros, profesores, educadores, académicos, investigadores, funcionarios, padres de familia, en fin de millones de mexicanos que han dejado su vida en la acción educativa y han ayudado a construir parte de los mejores valores que nos hacen a los mexicanos hoy día.
DÓNDE ESTAMOS –El Presente-.
Más allá del análisis histórico e institucional de la educación mexicana, conviene reflexionar sobre el verdadero estado de situación de la misma –su presente-, lo cual haré a partir de los parámetros internacionales, evitando con ello caer en los tan socorridos juicios de “expertos” o de “mirarnos el ombligo”, sino sustentando sólidamente y con datos comparables a nivel internacional lo que aquí se expondrá.
En este contexto haré referencia a las dos fuentes más representativas y conocidas sobre el diagnóstico de la educación contemporánea en gran parte del mundo y por ende de México[10]. Ambas originadas en organismos internacionales de probada confiabilidad y credibilidad. El primero de ámbito mundial que agrupa a 193 países[11], especializado 100% en el tema educativo, científico y cultural, cuyos indicadores educativos reflejan a 127 países, la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO); el segundo, de ámbito sesgado al desarrollo económico en general no especializado en educación, que solo agrupa en su seno a 34 países, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) y cuyo principal indicador educativo, o más conocido, incorporan en total a 65 países (PISA[12]). Complementariamente consideraré además el Índice de Desarrollo Humano creado por las Naciones Unidas para contextualizar algunas variables. Por cuestiones de limitación del espacio previsto para este texto, solo haré un análisis muy sintético y acotado a los indicadores más representativos de los últimos informes de las primeras organizaciones en materia de educación, en el primer caso de la UNESCO a la evolución de los indicadores de base o de aproximación para medir objetivos de la Educación Para Todos (EPT), usando la clasificación de tipos de países y regiones del mundo que usa la UNESCO en el Informe de Seguimiento de la EPT en el Mundo 2011, y en el caso de la OCDE los resultados de PISA 2009, considerando todos los países que participan en dicho estudio. Así mismo, para el caso de la educación superior, solo haré una referencia marginal al ranking de universidades del diario británico The Times por ser el más conocido.
Educación Para Todos de la UNESCO[13]. Análisis de las seis Metas del EPT para el año 2015[14] y del Índice de Desarrollo Educativo IDE.


Meta 1. Atención y educación de la primera infancia.

En un primer análisis de esta meta, se puede observar que México tiene en la última cifra reportada un porcentaje de atención de 114%[15], el cual es 70 puntos porcentuales por encima del promedio mundial; muy por encima de las regiones menos desarrolladas del planeta; más elevado -en 34 puntos porcentuales-, que la región más desarrollada del mundo, América del Norte y Europa Occidental.
Por otra parte, en términos históricos, México ha crecido en cuanto a este indicador de 1999 a 2008 en 40 puntos porcentuales, cifra superior a todos los demás promedios por tipo de países y de regiones del mundo.
Complementariamente a lo anterior, en un segundo análisis comparativo pero ahora con el grupo de países de América Latina seleccionados para este texto por sus similitudes culturales, históricas y/o educativas, México muestra nuevamente el nivel de cobertura más alto de todos, ni siquiera superado por Cuba, país que observa igual que México niveles de cobertura superiores al 100%. Por otra parte, la tasa de avance es la más significativa de todos los países comparados, sobre todo considerando que según el reporte de referencia tanto Chile como Costa Rica y Cuba han reducido su cobertura en este indicador.   
De lo anterior se desprende que el país ha acometido el tema de la cobertura de la educación preescolar con decisión, logrando un crecimiento 28 puntos porcentuales por encima del crecimiento de su propia región (América Latina), logrando una cobertura para la edad de 5 años cercana a la universalización a partir de un avance sustantivo en los últimos años. A lo anterior habrá que sumar el hecho de que por disposición constitucional a partir de 2008 se propuso cumplir con la meta de la cobertura universal en educación preescolar para los niños de 3, 4 y 5 años de edad, hecho que aunque no se ha logrado, sin duda pone al país en los niveles más altos de cobertura educativa en este grupo de edad, situación que también debe mencionarse, presenta serias dificultades en los ámbitos más marginados del país, donde hasta ahora no se ha logrado tampoco la universalización de la educación primaria.
En síntesis, el comportamiento de este indicador muestra claramente que el país ha asumido un liderazgo a nivel regional y mundial para alcanzar la cobertura universal de la educación preescolar, que no deja de ser importante dado el efecto compensatorio que dicho nivel educativo tiene para revertir los efectos que factores no escolares (pobreza, marginación, bajos niveles educativos familiares) tienen en el desarrollo educativo de las nuevas generaciones, sobre todo en los grupos más vulnerables[16].

Meta 2. Universalización de la enseñanza primaria.


En cuanto al tema de la Universalización de la Educación Primaria, en México desde principios de la década de los noventas y muy probablemente antes, la meta ha sido cumplida según la información reportada y los estándares internacionales (96% mínimo). Más aún, el país observa en esta comparación el porcentaje más alto con 98% desde 1991, 10 puntos porcentuales por encima del promedio mundial actual, 3 puntos por encima del promedio de los Países desarrollados y de América del Norte y Europa Occidental, por lo que solo cabe reconocer el esfuerzo sostenido por el país a lo largo de varias décadas en este sentido, el cual es compartido por la mayor parte de las regiones y tipos de países que observan porcentajes promedio superiores al 80%, con la sola excepción del Caribe 64% y el África Subsahariana 76%. Región esta última, que junto con Asia Meridional y Occidental observan los más altos índices de crecimiento de 1991 a 2008, con 16 puntos porcentuales Asia Meridional y Occidental y 23 el África Subsahariana.
En el análisis entre pares con América Latina se observa que el promedio de México solo es inferior a Cuba por un punto porcentual, país que generalmente se distingue por tener los mejores indicadores educativos de toda la región y a nivel internacional e igual al de Argentina.

Meta 3. Necesidades de aprendizaje de jóvenes y adultos.

En cuanto a  los promedios de alfabetización del grupo de edad de 15 a 24 años, los de México son bastante elevados, pero por debajo en 2 puntos porcentuales de los promedios de los Países Desarrollados y de los Países en Transición. Por región, se ubican igualmente por debajo de América del Norte y Europa Occidental y de Asia Central en dos puntos y de Europa Central y Oriental en un punto porcentual. Por contrapartida, el promedio mexicano es superior al mundial en 10 puntos porcentuales. Independientemente de lo anterior puede considerarse que México ya ha logrado la universalización de la alfabetización de este grupo etareo.
En comparación con su región, México tiene el mismo promedio que América Latina en conjunto, pero en relación con los países de la comparación, los promedios actuales son muy similares en todos los países comparados con diferencias no mayores a tres puntos porcentuales, donde México está a solo dos puntos de lograr el 100% al igual que Brasil, Colombia y Costa Rica, por debajo de Argentina y Chile por un punto y dos de Cuba quien tiene una cobertura del 100%.
Cabe destacar el gran avance observado por Asia Meridional, los Países Árabes y Colombia entre los periodos de 1985-1994 y de 2005-2008, con 19, 13 y 7 puntos porcentuales respectivamente.
Es dable considerar que el logro del 98% en este indicador, dice relación con la mejora significativa en el indicador anterior (Universalización de la Educación Primaria), cuyo comportamiento histórico acusa niveles por encima del 98% desde 1991 y antes.

Por último, conviene mencionar con relación a estos tres primeros indicadores analizados, que el hecho de que México observe tasas cercanas al 100% de cobertura, a la universalización, representa en general haber superado para las nuevas generaciones el problema de cobertura de los servicios elementales de educación, por lo que solo resta: mantener estos niveles en el tiempo; atender a las inequidades que se dan al interior del país que excluyen a los grupos marginados de estos logros, como son las poblaciones indígenas, las de comunidades aisladas, los migrantes, los discapacitados, etc., sobre todo cuando son mujeres, buscando su universalización para todos; y, enfocar los esfuerzos en cuanto a la dimensión relativa a la cobertura para nivelar a los adultos mayores, ya que en el país existen más de 33 millones de jóvenes y adultos sin terminar su educación básica[17].

Meta 4. Mejora de los niveles de alfabetización de adultos.


En este tema, si bien es cierto que México acusa avances durante el periodo del orden de 5 puntos porcentuales, con una tasa del 93% para el período 2005-2008[18], superando al promedio mundial en 10 puntos y en 14 puntos porcentuales al promedio de los países en desarrollo, así como en distintas cifras a las regiones de África Subsahariana (31),  Asia Meridional y Occidental (31), El Caribe (22), los Estados Árabes (21) y Latinoamérica (2), también es cierto que está por debajo de los países en Transición y los Desarrollados cuyas medias ponderadas o promedios son 100% y 99% respectivamente y por debajo de distintas regiones del mundo, cuyos promedios son: América del Norte y Europa Occidental (99), Asia Central (99), Europa Central y Oriental (98) y Asia Oriental y el Pacífico (94), así como de los países latinoamericanos de la comparación por debajo de Cuba (100), Chile (99) y Argentina (98) e igual que Colombia (93)  y solo por encima de Brasil (90), todo lo cual da cuenta de un nivel intermedio o no deseable para el país, sobre todo si se considera que este indicador está relacionado directamente con los niveles educativos de la población adulta, que según los indicadores nacionales acusan un rezago educativo[19] calculado en algo más de 33 millones de mexicanos y mexicanas como ya apuntábamos anteriormente.

 Meta 5. Paridad entre sexos.

* Para Argentina y Brasil la comparación se hace entre 2008 y 1999 por no tener los datos de 1991.

Este indicador o Índice refleja la relación entre hombres y mujeres en términos de cantidad, donde la igualdad entre ambos sexos o meta a alcanzar está dada por un valor de 1, valores inferiores a 1 representa mayoría de hombres y valores superiores a 1, mayoría de mujeres. Para primaria México ha mantenido el mismo nivel desde 1999 a solo dos centésimas de lograr la paridad, misma distancia que le separa del promedio de los Países Desarrollados que ya la han logrado y solo una centésima por debajo de los Países en Transición. Comparando con las regiones se está por debajo de América del Norte y Europa Occidental y el Caribe que han logrado la paridad y de Europa Central y Oriental que está a una centésima de alcanzarle. En la comparación con los países latinoamericanos considerados está una centésima debajo de Argentina, Colombia y Costa Rica. Finalmente es de reconocer que en este nivel los índices son generalmente altos, con valores siempre por encima de 0.91 y debajo de 1.01 equivalentes a una varianza de solo 0.10.
Por lo tocante al nivel de secundarias la situación en general es distinta, ya que la varianza se amplia desde valores en contra de las mujeres de 0.79 en el África Subsahariana, hasta valores en contra de los hombres de 1.13 en Argentina, equivalente a una varianza de 0.34, más de tres veces superior a la que se da en primaria. México de igual forma tiene un índice de 1.06, que indica una clara feminización de la educación, misma que se ha ido acrecentando conforme el paso del tiempo, desde el 0.99 en 1991 al 1.01 en 1999 y llegando al ya mencionado 1.06 en 2008, comportamiento que representa una variación total de siete centésimas para todo el periodo, hecho que se refleja posteriormente en la educación media superior y educación superior[20].

Meta 6. Mejorar la calidad de la educación[21].

* Para Argentina y Brasil la comparación se hace entre 2008 y 1999 por no tener los datos de 1991.

En este indicador México observa uno de los más altos valores con 28 alumnos por docente, igual al promedio de los Países en Desarrollo, tres más que el promedio mundial, más del triple de lo observado en Cuba (9), el doble que los 14 en promedio de los Países Desarrollados y de América del Norte y Europa Occidental y 9 alumnos más que los Países en Transición. Por otra parte, México tiene un promedio inferior de alumnos por docente solo en el caso de África Subsahariana (45), el Caribe (33) y Asia Meridional y occidental (39) en la comparación por regiones del planeta y con los países latinoamericanos de la comparación solo Colombia (29) observa mayor cantidad.

En síntesis para estos últimos tres indicadores los valores observados por México son poco halagüeños y sí en algún caso preocupantes, por lo que evidentemente representan áreas de oportunidad para la política educativa del país en los próximos años, tema que tocaremos más adelante.

Índice de Desarrollo Educativo (IDE)[22]

El Informe de referencia calcula este índice compuesto para 127 países, la cobertura más amplia y representativa en materia educativa del mundo. Al interior, jerarquiza los países en tres grupos significativos: IDE Alto, Medio y Bajo, compuestos por 62, 36 y 29 países respectivamente, colocando a México en el lugar 57 dentro de los países de IDE Alto con 0.957, tan solo a 0.038 de Japón país que encabeza este ordenamiento, junto a otros cuatro países de Latinoamérica, Cuba lugar 14 con 0.986, Uruguay 36 y Argentina 38 ambos con 0.983 y Chile 49 con 0.968. En el grupo de IDE Medio encontramos a 12 países latinoamericanos dentro de los 36 que le componen, de los cuales solo dos son de los escogidos en la comparación de este texto, Colombia en el 71 con 0.929 y Brasil en el lugar 88 con 0.878. Para Costa Rica no existen datos suficientes para establecer su IDE. Por último, cabe mencionar que el último grupo correspondiente al IDE Bajo, está compuesto por 29 países de los cuales solo uno es latinoamericano, Nicaragua puesto 100 con 0.795, cerrando la clasificación internacional está Níger lugar 127 con 0.520, a 0.437 de distancia de México y a 0.475 de Japón.

En síntesis conforme los indicadores analizados del Informe Mundial de Seguimiento de la Educación Para Todos 2011, se puede decir que México a nivel mundial se ubica dentro de los países con mejores índices educativos, pero casi al final, muy similar a los países de América Latina de mejor actuación y por encima de los promedios de los países en desarrollo y de América Latina y el Caribe en general, con indicadores de alto rendimiento en cuanto a la cobertura de la educación básica, indicadores medios en los referentes a la calidad y bajos rendimientos en cuanto a los rezagos educativos acumulados.

Programa Internacional para la Evaluación de Estudiantes, Informe PISA 2009 de la OCDE [23]

Finalmente para efectos del análisis de los datos aportados por PISA 2009, dado el espacio previsto para este texto solo consideraremos los resultados del ranking de la disciplina de “lenguaje”, foco principal de dicho estudio, complementados con el Índice de Desarrollo Humano IDH elaborado por las Naciones Unidas para 2010.
En el ranking anterior se muestran todos los países que participaron en el estudio, pero en el siguiente gráfico[24] solo presentamos aquellos que cuentan con el IDH, destacando los de mayor promedio, los de menor promedio, así como los latinoamericanos.  


A partir de esta regresión, al igual que en otras investigaciones sobre rendimiento educativo, observamos una alta correlación entre las dos variables (0,7253), esto da cuenta de que el desarrollo escolar es un fenómeno fundamentalmente estructural y que esta íntimamente relacionado con otras variables del desarrollo, la educación no es un hecho aislado y no necesariamente puede ser explicado en si mismo, sino en su contexto. Dicho de otra forma a cierto nivel de IDH, es previsible cierto puntaje en investigaciones de naturaleza similar a PISA, por lo que conviene entonces hacer un análisis de cuanto cada país está por arriba o por debajo del puntaje previsible dado su IDH (residuos), con lo cual estaremos más cercanos a una evaluación más justa y realista del esfuerzo que cada país realiza en materia educativa (Índice de Esfuerzo Escolar IEE[25]) en función de su propio nivel de desarrollo. Con lo que tenemos el siguiente nuevo ordenamiento (solo incluye los países que cuentan con IDH y participaron en PISA 2009):


De la anterior tabla se puede deducir que el solo ranking que aporta PISA inicialmente, puede ser interpretado de una forma más constructiva, donde se reconozca el verdadero Esfuerzo Escolar, mismo que indica lo que cada país aporta o deja de aportar en función de su Desarrollo Humano concomitante a la aplicación de la prueba PISA[26]. Del ordenamiento resultante podemos distinguir dos grupos de países, el primero, aquellos cuyo rendimiento es superior al esperado (IEE mayor que 0) y el segundo, aquellos que es inferior al esperado (IEE menor que 0), de donde se observa entre otras cosas que Corea del Sur 1er lugar, Finlandia 2º y Nueva Zelandia 3º originalmente, pasan a ser el 5º, 4º y 18º en la nueva clasificación por IEE, mientras que Turquía que en el ranking original de PISA 2009 ocupaba el lugar 32º,  pasa al primer lugar del nuevo ordenamiento por IEE, seguido por Indonesia inicialmente lugar 44º y de Polonia ubicado originalmente en el lugar 12º. Siguiendo esta misma línea de análisis los países latinoamericanos también cambian sus posiciones, mientras que Uruguay y Argentina bajan su ranking  del 36º al 40 y del 45 al 46º respectivamente, México mejora del 37º al 33º, Chile del 33º al 28º, Brasil de 42º al 21º y Colombia del 40º al 14º, con mucho el mejor país latinoamericano en función del IEE. En especial México, que observa un IEE de – 9.03, o sea 9.03 puntos en la escala de PISA por debajo de lo esperado dado su IDH, además de mejorar su posición relativa en el ranking inicial de PISA 2009 como ya dijimos, se pone por encima de países de la OCDE como España, Estados Unidos de América, Irlanda, Luxemburgo, Australia y Noruega inicialmente colocados mejor que nuestro país, así como de Uruguay el país latinoamericano mejor ubicado en PISA 2009. Con este ejemplo, lo que quiero poner en el centro del debate, es que los rankings de cifras “brutas” sin contextualizar, si bien son útiles, no son suficientes e inducen a falsas apreciaciones y equívocos en los juicios de valor a cerca de la calidad educativa que pretenden definir, ya que “no es lo mismo los mayores puntajes, que los mejores puntajes”, dicho de otra forma, que cuando este tipo de estudios se hacen entre poblaciones iguales en cuanto a su nivel socio-cultural-económico, el orden cambia sustantivamente, error de apreciación que desgraciadamente se da desde el ámbito de las naciones, hasta el micro universo de la comparación entre las escuelas, los salones de clases y de los alumnos mismos, al compararlos únicamente por los puntajes brutos sin contextualizar.


Por último, haré una referencia necesaria a la educación superior donde los indicadores internacionales no han sido sistematizados a nivel de países por los organismos internacionales, con el mismo detalle y cobertura como los referentes a la educación básica, y dado que la extensión impuesta a este texto no lo permite, considerando únicamente como indicador válido el ranking de Instituciones de Educación Superior (IES) según el diario británico The Times. Este ranking pone a la UNAM en el lugar 149 del mundo[27], cuestión que debe llamar nuestra atención dado que:

  1. Se coloca por encima de todas las IES de México, incluyendo a las más “prestigiadas” según los críticos de nuestra educación (ITESM, ITAM, IBERO, LA SALLE, ANAHUAC, UAG, etc.).
  2. Por encima también de todas las IES de habla hispana, incluyendo las Argentinas, Brasileñas, Chilenas, Colombianas, Españolas, etc.
  3. Igualmente sobre más de 15,000 IES de los EEUU, Japón y la Unión Europea que no logran aparecer en dicho ranking, y
  4. Si dividimos su “estratosférico”[28] presupuesto entre la cantidad de alumnos que atiende, nos podremos dar cuenta que el gasto por alumno de la UNAM, es al menos solo un tercio del que se invierte por alumno en las otras 148 IES que superan la posición de la UNAM en dicho ranking.


En síntesis, la educación mexicana no es de ninguna manera lo que debiera ser y es necesario para el desarrollo que nuestro país, pero tampoco es lo que los “disque entendidos” en educación plantean en los medios masivos de comunicación. Ni una cosa ni la otra, la educación mexicana tiene fortalezas y debilidades, obviamente, pero se hace necesario antes que nada un diagnóstico serio de ella, sin “desgarrarnos las vestiduras” ni asumir triunfalismos ingenuos, sino con juicios sustentados en la realidad, con datos “duros” contextualizados, con compromisos y con propuestas concretas de todos y cada uno de los que formamos parte de este sufrido y gran país que es México. Es en este contexto que a continuación presento a los amables lectores que han tenido la paciencia de seguirme en su lectura hasta este punto, algunos puntos que me parece debieran abonar a la construcción de un escenario más promisorio ante el reto “El futuro de la educación en el México que vienetitulo original de este libro.

HACIA DÓNDE VAMOS -El Futuro-.
Para abordar este apartado partiré del término prospectiva que está detrás de la intención última de este libro: “La prospectiva (también conocida como futurología) es definida por Gastón Berger (uno de los fundadores de la disciplina), como la ciencia basada en el método científico que estudia el futuro para comprenderlo y poder influir en él. Aunque en ocasiones el término futurología hace referencia a otras disciplinas no basadas en el método científico como, por ejemplo, la astrología, la teología o la ciencia ficción. 
La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) define la prospectiva como el conjunto de tentativas sistemáticas para observar e integrar a largo plazo el futuro de la ciencia, la tecnología, la economía y la sociedad con el propósito de identificar las tecnologías emergentes que probablemente produzcan los mayores beneficios económicos o sociales.
Por otra parte, la prospectiva es una disciplina y un conjunto de metodologías orientadas a la previsión del futuro. Básicamente se trata de imaginar escenarios futuros posibles, denominados futuribles, y en ocasiones de determinar su probabilidad, con el fin último de planificar las acciones necesarias para evitar o acelerar su ocurrencia.”[29]
Dicho lo anterior y para no parecer “futurólogo”, solo me avocaré a sugerir algunas grandes líneas que es necesario instrumentar hoy día, o en el futuro cercano, que a mi parecer ayudarían a fracturar la realidad y traer al presente ese futuro deseado.
En primer término tratando de plantear estos apuntamientos de lo general a lo particular, se debe reconocer el carácter nodal de la educación, más allá del discurso recurrente y engañoso de nuestros líderes, traicionado en los hechos a cada “nubarrón” económico con los habituales recortes presupuestales, que si bien aparentemente no son sustantivos ante la dimensión global del presupuesto educativo, si son significativos si consideramos que el presupuesto educativo de educación básica en México es fundamentalmente para gasto corriente (pago de nóminas) y solo un 2.8%[30] se destina para gasto de capital, al gasto creativo, el cual si se ve reducido sustancialmente en las crisis económicas recurrentes en nuestro país. Importancia que se refleja en dos hechos muy claros para la opinión pública, el primero surgido en el ámbito del debate nacional de otro tema aparentemente no relacionado con la educación, pero que actualmente es el centro de la preocupación de la mayor parte de los mexicanos en todos los estamentos, la seguridad. Es de llamar la atención que en el centro del debate nacional sobre la seguridad impulsado por la Presidencia de la República, casi por unanimidad los personajes que hicieron uso de la palabra, mencionaron entre otras cosas que uno de los disparadores de la violencia en nuestro país es la falta de oportunidades educativas, que una de las soluciones al problema de la violencia generalizada pasa por mejorar los niveles educativos de la población, que la falta de valores inculcados por el sistema educativo tiene una gran relación con la corrupción, impunidad y violencia imperante en el país, etcétera, etcétera, etcétera... 
El otro hecho es la efervescencia en programas televisivos, radiales o periodísticos del tema educativo, de su falta de calidad o de la carencia de oportunidades para los jóvenes, efervescencia que a últimas fechas se ha aplacado por la “zanahoria engañosa” de la devolución de los pagos de colegiaturas vía del reembolso de impuestos, que nada tiene que ver con el deterioro de la calidad educativa, ni la reducción de la inequidad educativa y si mucho con ahondarles beneficiando solo a los que más tienen y en demérito de los que menos tienen, ya que de los que no tiene a sus hijos en escuelas privadas un alto porcentaje no paga impuestos y solicitar la devolución supone pagarlos y transformarse en causantes cautivos, hecho que no están dispuestos a asumir; otros aunque causantes cautivos, hoy día no tienen recursos para financiar el pago de las colegiaturas en escuelas privadas durante un año, con la esperanza de que solo se les devuelvan un año después alrededor de $12,000 como máximo; así que en los hechos, a los que si beneficiará esta “zanahoria mediática”, y solo en ese monto, son a las familias que ya son causantes, que ya envían a sus hijos a las escuelas privadas y que forman parte del 10% de la población más rica de este país, misma que está a veces detrás de la efervescencia antes aludida, restando del erario federal recursos necesarios para elevar la calidad de la educación de los más desposeídos.
Ahora bien, más allá de lo que se pueda leer “entre líneas” en los párrafos anteriores, no se puede negar que el hecho educativo y sus repercusiones de corto, mediano y largo plazo en el desarrollo sustentable de nuestro país es fundamental, de donde deriva una primera recomendación.
Es necesario que a diferencia de lo hecho en esta administración, donde la Alianza por la Educación o “acuerdo nacional”, que solo se dio en los hechos entre la Presidencia de la República y la cúpula sindical, con un “testigo de palo”, la SEP; la próxima administración convoque efectivamente a la sociedad en su conjunto y a sus más connotados representantes a la construcción y definición de la agenda educativa nacional de largo plazo, de estado, que incluya a todos los sectores políticos, sociales, económicos, intelectuales, etc., tales como la iniciativa privada, las iglesias, las instituciones de educación superior, los centros de investigación, los partidos políticos, los colegios de profesionales, los sindicatos, los tres niveles de gobierno, los medios masivos de comunicación, etc.; para que definan además, compromisos específicos con un horizonte de al menos 30 o 50 años por cada entidad, sector, subsector, dependencia, organismo e institución; con metas claras escalonadas en el tiempo (por año, trienio, sexenio, década), que permitan a toda la sociedad tener claro “el norte” de hacia dónde va el país en esta materia, dar seguimiento al plan y fincar las responsabilidades del caso. Todo lo anterior no desde la perspectiva de qué tiene que hacer el otro, sino qué tengo que hacer yo, qué mi sector se compromete a aporta, en que medida y en que tiempo, formalmente y por escrito.
En este sentido convendría constituir un Comité Nacional del Conocimiento o Think Tank[31] educativo, compuesto por los intelectuales y científicos del más alto nivel nacional e internacional, con un compromiso a toda prueba con México; con voluntad de crear por encima de sus legítimas aspiraciones políticas y económicas personales; identificados con el futuro del país más allá de sus inclinaciones partidistas o ideológicas, para que coordinen, sinteticen y catalicen esa visión de futuro, apoyados por los mejores centros de investigación e IES del país[32].
Condición de esta primera propuesta es la delimitación de la esfera de influencia del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE), a su natural espacio institucional como representante de los intereses legítimos de sus agremiados. Temática insoslayable en cualquier texto que se precie verdaderamente de objetividad y honestidad en el tratamiento de la problemática de la educación mexicana. No es posible continuar con el sometimiento de la educación pública nacional a intereses meramente políticos, relacionados fundamentalmente con el ejercicio del poder y no con el desarrollo sustentable del país y de su población, devolviéndole al SNTE la vigencia de su lema original “Por una Educación al Servicio del Pueblo” donde su principal preocupación debe ser resarcir el prestigio y valor social de la función educativa. Prueba de lo anterior, es el hecho de que un Ex-Secretario de Educación Pública detente hoy día la calidad de representante popular, de Diputado Plurinominal[33], siendo que jamás ha ganado una elección para cargo popular y que si denota su subordinación a la cúpula sindical durante su gestión y obviamente en la actualidad[34]. En fin, que no es posible que en este país las decisiones de uno de los sectores más estratégicos de nuestro desarrollo, sean tomadas a partir de las cuotas políticas, esto equivale caricaturizando un poco, como si en el Sector Salud se decidieran las estrategias para la erradicación de epidemias como la influenza A H1N1, o el VIH y SIDA, o la obesidad infantil mórbida o los protocolos para las intervenciones quirúrgicas a corazón abierto o la remoción de tumores cerebrales, a partir de las decisiones definidas y acordadas por el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Secretaría de Salud y la Presidencia de la República, !!!POR FAVOR¡¡¡

Una segunda recomendación -y partir de ésta todas las que siguen, debieran ser sujetas al debate propuesto en la primera recomendación-, dice relación con otra toma de conciencia y de obrar en consecuencia. Reconocer por una parte, que el monopolio del conocimiento ha cambiado de foco, diluyendo el protagonismo de los docentes en este aspecto, trasladándose a las nuevas fuentes de información, accesibles casi universalmente, lo que requiere de nuevas habilidades operativas e intelectuales tanto de los docentes como de los educandos. Así mismo, reconocer por otro lado, los cambios en las estructuras de nuestra sociedad, donde los tiempos de convivencia y orientación del proceso educativo por parte de los padres de familia se han acortado y variado sustantivamente con el arribo masivo de la mujer al mundo del trabajo, la presencia cada vez más común de hogares mono parentales y el surgimiento de nuevos modelos de familia. Ambas cuestiones plantean al sector educativo una urgente y necesaria revisión y actualización de los programas de formación y capacitación docente, que sin descuidar su formación técnico pedagógica disciplinar, les dote de las competencias necesarias para constituirse en animadores, orientadores y guías del proceso de construcción del conocimiento colectivo e individual de sus alumnos, así como, les devuelva el viejo rol de tutores, de constructores de personas, de dignidades humanas, de ciudadanía, del ejercicio de la democracia como una forma de vida que tanto se hace necesario en nuestros días.

Como tercera recomendación debiera de pensarse en mecanismos programático presupuestales, que como en otros países, blinden y proteja ciertos presupuestos etiquetados por consenso público a políticas, programas, niveles o estrategias educativas específicas en el largo plazo[35], consideradas como prioritarias para el desarrollo sustentable del país o compensatorias de las pronunciadas inequidades hasta hoy existentes en México, redistribuyendo el presupuesto del sector educativo atendiendo a las prioridades nacionales que se fijen, como pueden ser: programas educativos de alta calidad y efectividad para las poblaciones originarias, los migrantes y el rezago educativo; estrategias de capacitación diferenciada de docentes sobre lo que les hace falta y no como se usa en la actualidad “lo mismo para todos” decidido desde el centro; la investigación científica; la educación superior; etc., más allá de los gobiernos en función o de vaivenes políticos, como una forma de garantizar políticas de estado en materia educativa, la consecución de metas de largo plazo y que los eventuales recortes presupuestales por crisis económicas u otras causas, tengan por fuerza que recurrir a la reducción o eliminación de los gastos superfluos o suntuarios de los gobiernos federal, estatal o local; a la reducción de los salarios, compensaciones, gastos de representación, viáticos, primas o bonos excesivos de la alta burocracia; a la reducción de pensiones ofensivas de ex-funcionarios de alto rango; a la imputación fiscal a grandes empresas o consorcios de primer orden hasta ahora exentos de pago de impuestos, entre otros rubros que sangran la economía nacional y gravitan ostentosa e insultantemente sobre un país con 45% de su población bajo el nivel de pobreza.

Cuarta recomendación transversal a las anteriores, dice relación con el paulatino deterioro de valores en nuestra sociedad[36] y la falta de una vigencia real del estado de derecho, donde desde los mismos individuos que componemos la sociedad, medios masivos de comunicación, instituciones, funcionarios públicos, etc., hasta la más alta autoridad del país, ponen por encima de las normas, buenas o malas, que nos hemos dado los mexicanos o que como país hemos signado a nivel internacional, nuestras propias interpretaciones, visiones u opiniones, minando su imagen en toda la población, sobre todo en los niños y niñas y en los jóvenes, con la consecuente pérdida de respeto a todo ordenamiento legal y de ciudadanía. Así entonces, la propuesta estriba siguiendo la Taxonomía de Bloom[37] al menos en su primer nivel, de conocimiento, en integrar al currículo oficial de la educación básica y de la formación docente, la Declaración Universal de Derechos Humanos (DUDH) y algunos de los demás ordenamientos que determinan a nivel internacional un estado de derecho universal[38], seleccionando de ahí 4 a 6 valores como prioritarios (por ejemplo: la vida, el respeto, la justicia, la libertad, la seguridad), focalizando la acción del quehacer educativo en ellos como un esfuerzo por romper el círculo vicioso entre proponer y aterrizar valores en las nuevas generaciones.

Una quinta recomendación, dice relación con la necesidad de romper con el circulo vicioso que sucede sobre todo en la educación primaria, donde los mecanismos de selección de los mejores talentos no se avocan a la atención de los problemas más complejos, dicho de otra forma donde los maestros más experimentados y hábiles se orientan a los grados superiores y los docentes nuevos sin experiencia, recién llegados se envían a los primeros grados donde se dan las bases de todo el proceso[39]. En este caso la propuesta sostiene -no por decreto- sino sustentada en las teorías constructivistas de la educación, eliminar la repetición, dejando que el proceso de construcción del conocimiento de los niños se efectúe de manera natural y su avance sea por ciclo escolar, donde cada profesional de la educación o docente sea responsable de un grupo durante 3 años al menos, de 1º a 3º y de 4º a 6º haciéndose cargo de sus alumnos, no tan solo de su aprendizaje sino de su desarrollo como individuos, devolviéndole el rol de tutor y respetando su condición de profesionales de la educación, capaces de hacer que todos sus alumnos al cabo de tres años logren los objetivos mínimos propuestos para cada ciclo (3 grados), conociendo y atendiendo en ese periodo además de sus diferencias en la evolución de su desarrollo cognitivo, sus características familiares, socio afectivas y de relación, con objeto de lograr una educación más integral[40].

La sexta recomendación deriva de mi propia visión profesional dedicada los últimos 20 años a la evaluación educativa entre otros temas y del “boom” evaluador surgido en los últimos quince años en los países latinoamericanos, que más que evaluador, se ha quedado en muchos casos en una primera etapa como sistemas de medición, donde el énfasis se pone en los rankings, en las denominadas coloquialmente “carreras de caballos”, donde la preocupación pasa por saber “en que lugar quedamos como país en PISA”, “en que lugar quedó nuestro estado, zona escolar o escuela en ENLACE”, etc., desperdiciando la posibilidad real que este tipo de estudios tiene de aportar a todos los estamentos de la sociedad, dentro y fuera del sector educativo, de información valida, confiable y contextualizada para formarse una idea constructiva de los verdaderos niveles de calidad educativa, de sus contextos, de sus condicionantes e impulsores, de sus asimetrías geográfico-sociales, etc. para lo cual fueron pensados originalmente como sustento de la toma de decisiones; del seguimiento y evaluación de la efectividad de planes, programas e innovaciones; de la construcción de modelos de capacitación in situ, que respondan a los “errores típicos” de la docencia, los factores asociados al rendimiento educativo y a las deficiencias locales, no a los promedios estatales o nacionales que poco ayudan en entornos de tan profunda diferenciación e inequidad educativa como los nuestros; de la generación de sistemas de estímulos, recompensas y apoyos al desempeño docente y de los estudiantes, con base al IEE y no como se pretende, en base a los puntajes brutos, diferenciándolos por tipos de escuelas (por control: públicas o privadas, por ubicación geográfico-demográfica: urbanas o rurales, por tipo de población: “hispanas” o indígenas; por modalidad educativa: generales, técnicas o telesecundarias, etc.), lo cual en los hechos es aceptar por parte del Estado Mexicano la cualidad de mexicanos de primera, de segunda, de tercera, de “n” calidades, que se les otorga igualmente “n” tipos de calidad educativa, siempre privilegiando a los que más tienen y estigmatizando o marginando a los que menos poseen, siendo que la educación que postula el Artículo III Constitucional como obligación del Estado es una e igual para todos. En fin, optimizando, mejorando y complementando la información que a nivel nacional, estatal, municipal, local, por sector, zona escolar, escuela, grupo y alumno aportan estos sistemas de medición llamados a convertirse en verdaderos sistemas de evaluación y rendición de cuentas de la educación mexicana.

Como séptima recomendación me referiré a la educación superior, nivel no del ámbito común de mi ejercicio profesional como planificador y evaluador, donde quizá convendría explorar que es lo que hace a la UNAM, la universidad 149 del ranking internacional aludido y aprender de sus buenas prácticas aquello que pueda ser replicado o adaptado a las condiciones de las demás universidades e IES públicas del país, promoviendo en los futuros profesionales una inclinación permanente a detectar necesidades sociales, el espíritu para imaginar las innovaciones necesarias para satisfacerles, y, la fuerza de carácter para luchar por lograrlas más allá de las caídas y los obstáculos que se presenten, aprovechando todas las oportunidades que se den en el camino (aprender a emprender).

Por último -dada la extensión limitada de este texto-, deseo manifestar que todo lo dicho con anterioridad solo pretende ser un aporte, un punto de partida, que si bien pudiera parecer duro, áspero o severo en alguno de sus puntos, lo hago con un profundo respeto al Sistema Educativo Mexicano, al que ya no se puede tratar con eufemismos o evasivas, sino que exige la denuncia, el compromiso y la veracidad de quienes creemos en él. Así entonces, la octava y última recomendación es que todo este debate nacional y sus consecuencias partan desde la humildad que a todos nos debe merecer el reconocer el esfuerzo de muchas generaciones de mexicanos y mexicanas por construir uno de los sistemas educativos más grandes del planeta, que con debilidades y amenazas a podido cimentar fortalezas innegables, que hoy día se enfrenta a retos mayúsculos, pero también al derecho de soñar en el México que queremos para las nuevas generaciones, a la oportunidad de dar el salto cualitativo impostergable, apoyados por lo hecho en el pasado, reconociendo la realidad del presente y proyectando todo ello hacia el futuro con inteligencia, audacia, imaginación, honestidad y respeto por este México nuestro que ha costado tanto edificar, que hemos heredado y que las nuevas generaciones no nos perdonarían si como sociedad dejamos que nos gane la arrogancia de la exclusión, del inmovilismo, del desánimo, de la corrupción, de la impunidad, de la mediocridad, del egoísmo y de la falta de altura de miras, que nos lleven a regodearnos con el actual estado de cosas, sin asumir el reto que nuestra generación tiene de recomponer el rumbo, de fracturar las contradicciones de la realidad actual, de pensar en grande, de construir entre todos, haciendo lo que a cada cual le corresponde, una nación sustentable en aras de resolver racionalmente “La disputa por la educación: El futuro de la educación en el México que viene”.




* El autor se ha desempeñado durante los últimos veinte años como consultor internacional en temas de planificación, sistemas de información y evaluación educativa en organismos como la UNESCO, la OEI y el Banco Mundial, como también para los Ministerios de Educación de Argentina, Bolivia, Chile, Ecuador, El Salvador, México y Uruguay. Así mismo, durante 22 años fue funcionario de la Secretaría de Educación Pública de México, destacando en ese período como responsable de la planificación, presupuestación y evaluación de la educación básica del Distrito Federal durante el periodo 1979-1995. Por otra parte, el autor asume la responsabilidad total por lo aquí expresado y manifiesta que no necesariamente refleja el punto de vista de Organismo, Institución o dependencia alguna. Por último, el autor desea agradecer las opiniones y aportes al texto original de Lorena Palafox, Patricia Ramos y Rita Méndez.  jcpps@hotmail.com
[1]La escuela de Yásnaia Poliana”. León Tólstoi. Segunda Edición, Editor: José J. de Olañeta,. Apartado 296, Palma de Mallorca, España. 2003.
[3] Reforma política, Petróleo, Narcotráfico, Cambio Climático, Religiones, Conflictos Sociales, Epidemias (A H1N1, VIH, SIDA…) Inversión Pública, Vialidad, Desarrollo Económico, Política Internacional, Partidos políticos, etc., en fin, verdaderos “portentos” del Intelecto humano.
[4] Sintetizan Fernando Solana en la Introducción del libro Historia de  la Educación Pública en México, “La educación pública mexicana nace con el liberalismo. Las leyes del 21 y 23 de octubre de 1833, expedidas por Gómez Farías, marcan su inicio. Al crear la Dirección General de Instrucción Pública para el Distrito y Territorios Federales, al declarar libre la enseñanza y al secularizar un conjunto de instituciones para dedicarlas al servicio educativo, se define por primera vez, en el México recientemente independiente, la competencia del Estado respecto a la educación.
Aunque de momento esas medidas habrían de surtir un efecto limitado, el desarrollo de las corrientes liberales las llevaría más adelante a su plena madurez en la constitución de 1857, en las Leyes de Reforma y particularmente en la Ley Lerdo de diciembre de 1874, que establece el laicismo en la educación primaria.
El proyecto de una educación pública, gratuita, dependiente del Estado, libre de la influencia eclesiástica y destinada a toda la población queda plenamente afirmado con el triunfo de la Reforma.”   Fondo de Cultura Económica FCE. Fernando Solana, et al. 17 Sep. 1981.
[5] Ejemplo de ello: Antonio López de Santana 1833 a1835, 1839, 1841 a 1842, 1843, 1844, 1847 y 1853 a 1855 y Porfirio Díaz 1876 a 1880 y 1884 a 1910. http://www.alumnosonline.com/mexico/presidentes/listapresidentes.php
[6] “Durante el Porfiriato hubo un 78.5% de analfabetos según lo registra el Censo de 1910, en el que se nos indica que, de 15,166,369 habitantes, 11,343,268 no sabían leer ni escribir; de ellos 7,065,456 eran mayores de 12 años, 2,168,980 eran niños en edad escolar, de 6 a 12 años, y 2,608,832 eran pequeños entre 1 y 5 años”. Historia de la Educación Pública en México, Fondo de Cultura Económica FCE. Fernando Solana, et al. 17 Sep. 1981.
[7] Principales resultados del Censo de Población y Vivienda 2010, Pág. 1.  www.censos2010.mx INEGI
[8] Datos tomados del “Estado de la población mundial 2010” publicado por UNFPA http://www.unfpa.org/webdav/site/global/shared/swp/2010/swop_2010_spa.pdf , solo para Singapur de Banco Mundial, Indicadores del desarrollo mundial - Last updated. 1 de abril de 2011 http://www.google.com/publicdata?ds=wb-wdi&met=sp_pop_totl&idim=country:SGP&dl=es&hl=es&q=poblaci%C3%B3n+de+singapur
[9] La de los años 70’s, la de los 90’s y la actual Reforma Integral de la Educación Básica, RIEB.
[10] Aún cuando se pudo haber considerado en este análisis los Objetivos de Desarrollo del Milenio de la ONU (ODM), no se hizo en virtud de que su ámbito rebasa con mucho el exclusivamente educativo, incluyendo aspectos de salud, pobreza y desarrollo y las metas educativas si incluidas, están subsumidas y ampliadas por la UNESCO en la Educación Para Todos (EPT).
[11] Un país más que los afiliados a la Organización de las Naciones Unidas.
[12] Programa para la Evaluación Internacional de los Alumnos, PISA por sus siglas en inglés.
[13] Las características técnicas de las metas, los indicadores y los agrupamientos por tipo de país y región del mundo, se pueden consultar en el “Informe de Seguimiento de la EPT en el Mundo 2011. Una crisis encubierta: conflictos armados y educación” Ediciones UNESCO 2011. París Francia. www.efareport.unesco.org. Especial atención merece definir el significado de “Países en transición” por lo poco común del término en ciertos medios, se refiere a los países (12) de la Comunidad de Estados Independientes, incluyendo 4 en Europa central y oriental (Belarús, República de Moldova, Federación Rusia y Ucrania) y los países de Asia Central menos Mongolia.
[14] Las comparaciones en los cuadros de las metas generalmente se hacen para 2008, en virtud de que son los datos que a nivel internacional son susceptibles de comparación estadísticamente confiable y válida, además por cuestiones de espacio se muestran en dos partes, la primera del lado izquierdo de la tabla comparando a México con el Mundo, con los tipos de país y con algunos países latinoamericanos y del lado derecho de la tabla comparando México con las distintas regiones del planeta.
[15] La cobertura en este caso supera el 100% en virtud de que incluye poblaciones menores al rango de edad correspondiente a este nivel.
[16] Primary School Quality in Mexico, J. C. Palafox,  J. Prawda y E. Vélez. Publicado por:
·            Banco Mundial en su serie A Views from LATHR, No. 33. Edición en inglés Nov. 1992.
·            University Chicago Press, en Comparative Education Review, Vol. 38, No. 2. pp. 167-180, Edición en inglés May 1994. http://www.jstor.org/pss/1189030
[17]México registra un rezago en enseñanza básica de 43.2 por ciento de su población de 15 años y más, porcentaje que representa 33.4 millones de personas, según las estimaciones con las que el Instituto Nacional de Educación para los Adultos (INEA) inició el presente año”. José Antonio Román, Periódico La Jornada, Lunes 8 de marzo de 2010, p. 44.
[18] Conviene mencionar que esta cifra coincide con los datos publicados por el INEGI recientemente del censo de 2010.
[19] Aún cuando hay diversas definiciones del término, para efectos de este documento “Rezago Educativo” se considera a toda la población mayor de 15 años que no ha concluido la educación básica, hasta el nivel de secundaria inclusive.
[21] Conviene mencionar que si bien el Informe Mundial de Seguimiento de la EPT de 2011 incluye otros indicadores para esta meta, solo para este se cuanta con información suficiente que permita la comparación, por lo que el análisis se complementará más adelante con lo aportado por la OCDE.
[22] Es un índice compuesto que proporciona una evaluación general del sistema educativo de un país en relación con los objetivos de la EPT. Debido a las limitaciones de los datos del índice compuesto en la actualidad se centra sólo en los cuatro objetivos más fácilmente cuantificables: [22]
1. La educación primaria universal (Objetivo 2), medido por el ratio ajustado primaria neta de matrícula (ANER),[22]
2. La alfabetización de adultos (primera parte del objetivo 4), medido por la tasa de alfabetización de los mayores de 15 años;
3. La paridad entre los sexos y la igualdad (objetivo 5), medido por el índice de la EPT de género (IEG), un promedio de los índices de paridad entre los sexos de las tasas de escolarización primaria y secundaria bruta y la tasa de alfabetización de adultos;
4. La calidad de la educación (objetivo 6), medido por la tasa de supervivencia al quinto grado 5.[22]
[23]Results: Executive Summary” Informe del Programa Internacional para la Evaluación de Estudiantes, PISA 2009. © OECD 2010 PISA 2009. http://www.pisa.oecd.org/dataoecd/54/12/46643496.pdf
[24] Cálculo preparado por el autor para este texto con base a los resultados de PISA 2009 y del IDH de la ONU de 2010.
[25]  Índice propuesto por el autor en distintos textos. Por ejemplo:
1. México en el Contexto Internacional. “Aproximaciones a la educación en México. Apuntes y propuestas desde la academia”, Editorial Limusa y Apoyo a la Calidad Educativa, A.C., pp. 43-64. Edición en español Ago. 2007.
2. La educación mexicana en el contexto internacional, Algunos apuntes de política educativa. IV Encuentro de Directivos de Educación Básica. Por una Educación de Calidad con Equidad. pp. 71 a 122 http://www.encuentrodirectivos.org.mx/4to_encuentro/PDFS/doctos_basicos.pdf  Edición en español 29 de agosto de 2008,
3. Breves reflexiones sobre calidad educativa. Compromiso social por la calidad de la educación, memorias del Primer Congreso Nacional, Tomo II, pp.57-60. http://searchworks.stanford.edu/view/8382970  Edición en español Jun. 2009.
4. Reflexiones sobre la calidad educativa y las evaluaciones internacionales en América Latina y México. Paz y Seguridad y Desarrollo, Tomo 1. pp. 351-386. UNAM, Facultad de Ciencias Políticas y Sociales, Editores e Impresores Profesionales S. A. de C. V. SITESA, http://www.ghandi.com.mx/index.cfm/id/Producto/dept/Libros/pid/404648  Edición en español, 15 de octubre de 2009.
[26] Es importante destacar que México es el país de la OCDE con mayor porcentaje de estudiantes cuyo índice de entorno económico, social y cultural es menor que -1, con el 58.2%, seguido por Turquía (58.0%) y Chile (37.2%). PISA 2009 Mensajes Clave para México http://www.oecd.org/dataoecd/55/9/46640394.pdf
[28] Interpretado con adjetivos similares por Andrés Oppenhaimer en su programa televisivo cuando cuestionó sobre este tema a la entonces Secretaria de Educación Pública de México, Josefina Vázquez Mota.
[30] Panorama de la Educación 2006. 12 de Septiembre 2006. OCDE nota Informativa sobre México.
[31] Los Think Tank normalmente son organizaciones en las que trabajan varios teóricos e intelectuales multidisciplinares que elaboran análisis en una perspectiva estratégica y global, con vocación prospectiva, con el fin de generar propuestas políticas y sociales que puedan ser aplicadas en la práctica. Ejemplo de ello es el constituido en el Reino Unido denominado “Royal Institute of International Affairs (Chatham House)”.
[32] Obviamente dentro de ellas la UNAM, el Colegio de México, El Colegio de la Frontera Norte, el CIDE, El CINVESTAV, entre otros.
[33] El Actual Coordinador Parlamentario del Partido Nueva Alianza en la Cámara de Diputados de México.
[34] Cuestión que pone de manifiesto el abandono del estado mexicano en la última década de su obligada vocación constitucional de dictar la política educativa del país, lo cual no necesariamente es responsabilidad del SNTE, sino de las últimas administraciones federales, lo cual me hace recordar a un dicho mexicano algo discriminatorio, pero que pinta con mucha claridad esta situación “no tiene la culpa el indio, sino quien lo hace compadre”.
[35] Un ejemplo de esto es el Impuesto de Primarias, que en la República Oriental del Uruguay destina a este nivel educativo un rubro impositivo específico de manera irrestricta y permanente, sin importar las condiciones ni vaivenes coyunturales de la política ni de la economía del país.
[36] Tema del Encuentro “Educación y valores para convivencia” recién desarrollado a principios de abril de 2011.
[37] Taxonomía de Bloom de Habilidades de Pensamiento , Bejamín Bloom, Universidad de Chicago (USA), 1956.
[38] Entre otros; Convenciones: Convención sobre la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación contra la Mujer, Convención sobre los Derechos del Niño, Convención relativa a la Lucha contra las Discriminaciones en la esfera de la Enseñanza, Convención Universal sobre Derecho de Autor, revisada en París (1971), Convención Internacional sobre la Eliminación de todas las Formas de Discriminación Racial, Convención contra la Tortura y Otros Tratos o Penas Crueles, Inhumanos o Degradantes, Convención No. 169 de la OIT sobre Pueblos Indígenas y Tribales en Países Independiente, Convención sobre la Promoción y Protección de la Diversidad de las Expresiones Culturales. Declaraciones: Declaración sobre la Raza y los Prejuicios Raciales, Declaración sobre los Principios Fundamentales relativos a la Contribución de los medios de Comunicación de Masas al Fortalecimiento de la Paz y la Comprensión Internacional, a la Promoción de los Derechos Humanos y a la lucha contra el Racismo, el Apartheid y la Incitación a la Guerra, Declaración de Principios sobre la Tolerancia, Declaración Universal sobre el Genoma Humano y los Derechos Humanos, Declaración sobre las Responsabilidades de las Generaciones Actuales para con las Generaciones Futuras, Declaración Universal de la UNESCO sobre la Diversidad Cultural. Recomendaciones: Recomendación sobre la Educación para la Comprensión, la Cooperación y la Paz Internacionales y la Educación relativa a los Derechos Humanos y las Libertades Fundamentales, Recomendación relativa a la Participación y Contribución de las Masas Populares en la Vida Cultural, Recomendación relativa al Desarrollo de la Educación de Adultos, Recomendación relativa a la Condición del Artista, Recomendación sobre la Salvaguardia de la Cultura Tradicional y Popular, Recomendación Revisada relativa a la Enseñanza Técnica y Profesional, Recomendación sobre la promoción y el uso del plurilingüismo y acceso universal al ciberespacio, entre otras.
[39] Es que en las instituciones de formación docente el titulo que se otorga dice, “Maestro de educación primaria, Primer grado” o “Maestro de educación primaria, Sexto grado”? o la verdad es que el título que se otorga no indica ningún grado, razón por la cual no existe ninguna justificación a esta nefasta costumbre de distribuir  a los docentes por grado en función de  compromisos no académicos y si perjudiciales a la actividad educativa.
[40] En concordancia con los hallazgos del Primer Estudio Internacional Comparativo sobre Lenguaje, Matemática y Factores Asociados en Tercero y Cuarto Grado que indicaron que el factor que más explica los buenos rendimientos educativos es el Clima de Aula referido a las buenas relaciones entre los alumnos. Segundo Informe. J. Cassasus, J. E. Froemel, S. Cusato y J. C. Palafox. Edición en español Sep. 2000, en inglés Jun. 2002. http://unesdoc.unesco.org/images/0012/001231/123143s.pdf