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sábado, 24 de octubre de 2015

Robo de un perrito...

El día de hoy, 23 de octubre de 2015, pasé una experiencia sumamente desagradable, peligrosa, desgarradora y tremendamente frustrante.
Resulta que a medio día, cuando en la calle de Las Dalias de Santiago estaba esperando que mi hija Lorena y mi nieto Tomasito salieran después de su tercer día de jardín de niños, de repente como a 40 metros escuché unos gritos de alguien que decía "Weón, weón, para, para weón..." momento en el cual al voltear veo arrancar una camioneta Pick Up grande, blanca, de esas tipo Cheyenne o Durango, pero cual va siendo mi sorpresa que al pasar junto a mí a toda velocidad, noto que la persona que gritaba estaba colgada de la ventanilla del chofer, quien sin aminorar la velocidad, más bien trataba de pegarse a la vereda para golpear al caballero que colgaba de la ventanilla con algún árbol o poste. Quedé por uno o dos segundos atónito.
Poco más adelante, otros 40 metros, el conductor frena intempestivamente y el caballero cae, momento en el cual reacciono y sin pensar bien a bien las cosas, ni en mi hija ni en mi nieto, de inmediato abordo mi automóvil y arranco para acercarme al lugar de donde la camioneta huía para abrirle la puerta a quien apenas se reincorporaba golpeado por la caída, le abro la puerta y solo alcanzo a decirle "sube amigo, sube y tratemos de alcanzarlos".
Ya en el auto los dos, emprendí la persecución por alrededor de cinco, seis, o más cuadras adelante, donde alcanzamos a ver que la camioneta daba vuelta (Luis Thayer Ojeda), ahí igualmente dimos nosotros la vuelta y pudimos detectar que la camioneta seguía hacia Providencia.
Mientras este trayecto hacíamos, el caballero solo se lamentaba, pero no por que le hubieran robado la que yo pensaba que era su camioneta, sino por su perro, gritaba desesperado, mientras yo seguía la persecución con la poca precaución que se puede tener cuando la adrenalina fluye y el enojo nos guía.
Al cabo de pocas cuadras, la pick up queda bloqueada en un semáforo y le digo al amigo, "bájate mientras yo me adelanto para cerrar el paso", él se baja, alcanza la camioneta que ya llevaba las ventanillas cerradas y los seguros puestos, grita, golpea las ventanas, trata de romper los vidrios, en tanto yo bloqueo el frente, delante de dos autos más y cuando me dispongo a bajarme de mi auto para ayudar, el tipo de la camioneta hace una maniobra brusca, sube a la vereda, nos avienta el vehículo y logra adelantar a los autos que le bloqueábamos el paso.
Desesperados el amigo del perro y yo volvemos a mi auto y tratamos nuevamente de darle alcance, pero lastimosamente llegamos a un punto donde los que quedamos bloqueados por el tráfico fuimos nosotros, cerca de la intersección de Lota con Tobalaba, al tiempo que la camioneta se alejó sin que pudiéramos darle alcance nuevamente.
En ese momento, el caballero lloraba y se lamentaba profundamente, yo no sabía cómo consolarlo, ni qué decirle; en un momento volteó y me dijo, "me duele tanto como si me hubieran arrancado un hijo", fue un momento en extremo doloroso, frustrante y triste.
Finalmente regresamos sobre nuestras huellas y volvimos donde había empezado todo, lugar en que mi hija y mi nieto nos esperaban sin saber lo que en realidad había pasado, me esperaban preocupados.
Muchos de los que me conceden el honor de leerme, saben que soy un profundo amante de los perros, en casa tenemos dos York Shire que son mi adoración, Baloo y Mufasa, los cuales son casi los hijos de mi hija más pequeña, Gissel, por lo que solo imaginarme que a mí me hubieran robado mis perritos, me tiene sumamente mal.
Perdóneme por contarles este desagradable episodio, pero lo hago con la única intención de denunciar a estas malas personas -lastimosamente no anotamos datos que permitan identificarles-, y que quienes tengan mascotas, las cuiden, son seres que forman parte de la familia,nos dan su compañía y su cariño incondicional, por lo que les recomiendo que nunca compren animalitos de dudosa procedencia, muchos de ellos son hijos de mascotas robadas por gente sin escrúpulos que los usan para que se reproduzcan hasta agotarles y después les matan sin más ni más.