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domingo, 25 de noviembre de 2018

A una semana México...

A una semana México...
Verdad es que desde hace varios meses que no he vuelto a este espacio para expresar ideas, reflexiones o pensamientos de distinta índole, pero lo que va a suceder en mi amada tierra en tan solo una semana es algo que bien vale la pena poner de relieve.
Se que corro el riesgo de ser criticado y puesto en la picota de epítetos poco afortunados por lo que voy a escribir, pero lo que mi país va a experimentar próximamente es de tal envergadura y de una naturaleza tan trascendente, que bien vale la pena correr el riesgo y manifestarse ante ello.
Con independencia de las respetables posiciones políticas que cada uno tenga, nadie puede negar que hace unos meses sucedió un hecho insólito en México, justo el 1o de julio pasado, primera vez, en un proceso democrático poco acostumbrado en nuestro país, se eligió por mayoría absoluta -poco más del 53% de los votos válidos- a quien por los próximos 6 años llevará las riendas de la nación.
Este hecho, visto en la perspectiva histórica de México ya es de por si un hito, hito que da cuenta de muchas cosas. Entre otras: 1. La democracia, más allá de todos los cuestionamientos y su consubstancial imperfección -sobre todo en mi tierra-, EXISTE. 2. Prueba de lo anterior, es que quien ganó ese proceso electoral, es quien concitó el más amplio rechazo de la mayor parte de las estructuras de poder o de quienes sin ser parte de ellas, se identifican con las mismas. 3. Todo ello sucedió por encima y a pesar de las consabidas prácticas de manipulación electoral y fraude que en México "son el pan nuestro de cada día" en cada proceso electoral, y 4. Dentro de una semana se inicia una experiencia ÚNICA en el contexto de la historia contemporánea del país: ascenderá a la máxima magistratura de la nación un hombre que en los últimos 20 años se ha opuesto al modelo imperante, a las estructuras de poder, a lo que el mismo en su momento llamó la "oligarquía" mexicana.
Pero más allá de reflexiones históricas, lo importante es que en una semana más casi podría afirmar sucederán algunas cosas inéditas en el horizonte mexicano. Mismas que van desde lo meramente escenográfico, hasta quizá como el nuevo "manda-más" ya ha anunciado, "La cuarta transformación de México".
Digo escenográfico, porque es muy probable que el día 1o de diciembre próximo (2018) suceda algo verdaderamente heteróclito; que un acto netamente protocolario y político, se transforme en un evento mediático que eleve al nivel máximo nunca visto el ranking televisivo, por encima de lo logrado por hazaña deportiva alguna o el espectáculo artístico popular más esperado, o el hecho de cualquier naturaleza que se haya suscitado en nuestra patria; es más, casi me podría atrever a predecir que durante el discurso de toma de posesión del nuevo presidente de todos los mexicanos, el país se paralizará, la Ciudad de México quedará semi-desierta, como se ve los viernes de Semana Santa o las tempranas mañanas de los días 1 de cada año nuevo, cuando una gran parte de la gente sale de la capital de vacaciones, en el primer caso; o está dormida descansando después de los festejos y parrandas de la noche anterior en el segundo.
Así mismo, quizá asistiremos al banderazo de salida de una verdadera transformación política, económica y social de la nación. Transformación que quienes no votaron por este caballero, los que hasta les provoca urticaria su ascenso al poder, también desean, sueñan que suceda, porque en el fondo son igual de patriotas que aquellos que de buena fe han creído en él y le entregaron su voto con la esperanza de que México minimice la crisis de valores que la corrupción e impunidad reinante nos han impuesto, que además crezca, se pacifique; que vuelva a ser el país que con defectos y complicaciones era un buen lugar para vivir y un buen lugar para que nuestros hijos y nietos crecieran.
A partir de ello, pasarán miles de cosas, algunas de ellas esperadas, otras no; para algunos, pasará como un hecho más, para otros, quizá nos afecte profundamente; pero lo que sí, es desde aquel 1 de julio pasado, nadie puede negar que quien ocupará el próximo domingo la silla presidencial ha marcado para bien o para mal la agenda nacional, nunca en las 68 vueltas al sol que llevo de viajar en esta nave espacial llamada tierra, se había dado en México que el presidente electo fuera quien definiera el día a día de la nación antes de asumir como jefe de la nación.
A ciencia cierta, no se si el resultado de esta situación al final del día será lo mejor para la patria o no, ni creo que nadie en su sano juicio pueda apostar sobre ello, pero quiero creer que es una oportunidad de buena ventura, de reinicio venturoso, de un empezar de nuevo esperanzador. Soy optimista y por ello apuesto, otra vez creeré, otra vez pondré lo mío en el juego, nuevamente creeré en esté México tan mío y nuestro, otra vez me jugaré por él. A una semana México…

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