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jueves, 9 de octubre de 2014

Ayotzinapa


Comentario de Juan Carlos Palafox Pérez de Salazar:

SEÑOR PRESIDENTE DE LOS ESTADOS UNIDOS MEXICANOS, ENRIQUE PEÑA NIETO, hace 15 días (26 de septiembre) MURIERON 6 ESTUDIANTES Y 43 MÁS PERMANECEN DESAPARECIDOS y usted promete que todo se aclarará.
Hace quince días que seis madres y seis padres de familia lloran a sus hijos y 43 más viven la angustia de no saber si los suyos están muertos o vivos, en un contexto de violencia, de fosas comunes clandestinas, de hallazgos de cadáveres, de corrupción de autoridades, de crimen organizado involucrado y usted promete solucionarlo.
Señor Presidente, “no sé si usted lo sepa”, pero con independencia del cómo y bajo qué condiciones usted es el Presidente Constitucional de México, lo es, y por ende, más allá de todas las responsabilidades y prerrogativas que ello le dispensa, usted y lo que usted representa está llamado -por encima de todo- a velar por la seguridad, integridad y vida de todos y cada uno de los 118 millones de mexicanos y mexicanas, les sean afines o no, o en su defecto, le sean total y absolutamente contrarios a sus ideales y línea política. Su responsabilidad como presidente está por encima de usted mismo, de su familia, del grupo que le llevó al poder, de su partido y de todos los intereses que se hayan combinado para que usted llegara hasta donde está.
Señor Peña, asuma su responsabilidad, ejerza su autoridad, utilice todos los mecanismos, prerrogativas y poderes que el estado de derecho le concede en virtud de su investidura, para deslindar las responsabilidades, perseguir y presentar ante la justicia a los culpables, y finalmente, castigar a quienes resulten cómplices, encubridores y/o directamente responsables de los hechos ya sea por omisión, negligencia o acción.
Existe evidencia documentada en diversos medios de que su gestión en materia de seguridad ha optado no necesariamente por solucionar los problemas heredados del pasado reciente, sino por la política de bajar el perfil, por la política del “no oigo, no veo, no hablo”, por la política del avestruz metiendo la cabeza en la arena para no mirar la tormenta cuando todo el cuerpo queda a la intemperie y a la suerte de los vientos de tormenta.
ACTÚE, ASUMA, REACCIONE ENÉRGICAMENTE, de no hacerlo de inmediato y contundentemente, no se extrañe que el país se le escurra entre las manos de la arrogancia, la indolencia y la soberbia para caer en el más estrepitoso tobogán de la ingobernabilidad, del estado fallido y de la explosión incontrolable de la violencia que consuma a toda la sociedad y a sus instituciones.
Ayotzinapan puede transformarse en un acto más brutal y de barbarie que el que enlutó nuestra patria hace más de 35 años, ya que no se podrá aducir confusión, azar, fuego cruzado, descontrol, sino que en este caso existe la posibilidad de que cerca de 50 mexicanos y mexicanas hayan sido asesinados por no decir ejecutados, por el solo hecho de disentir, por protestar políticamente, por reivindicar derechos estudiantiles, y de ello, usted y solo usted será el responsable históricamente, por no actuar, por solapar, por no asumir su responsabilidad constitucional de velar por la seguridad, integridad y vida de todos los mexicanos y mexicanas, sean de la tendencia política, origen étnico, religión, sexo, condición social y nivel económico que sean.

El riesgo de que este condenable y lamentable episodio de bajeza, crimen organizado, corrupción gubernamental e impunidad traiga como resultado la ruptura del frágil equilibrio social en México, es en extremo probable, con las terribles consecuencias que para todos y todas podría generar la perdida generalizada de la paz social. Lo cual de ninguna manera es culpa de los estudiantes, quienes solo son víctimas de un estado fallido, de un gobierno corrupto e incapaz de controlar las fuerzas fácticas del crimen organizado, y de una sociedad silenciosa, que víctima igual, con su silencio y pasividad se vuelve cómplice. En verdad no sabes cuánto me duele mi patria a lo lejos, de ahí que desde el fondo de mi ser mexicano salió el texto que publiqué hace unos días: AYOTZINAPAN, MÉXICO CUÁNTO TE AMO, MÉXICO CÓMO ME DUELES…

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